¿Tienen los murciélagos la maldita culpa?
El periódico cubano Granma conversó con el profesor y máster en Ciencias en Virología José L. Pelegrino, especialista del departamento de Ciencia e Innovación del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí.
Desde su surgimiento en la ciudad china de Wuhan a finales de diciembre de 2019, la enfermedad denominada después covid-19, una infección viral altamente transmisible y contagiosa, causada por el síndrome respiratorio agudo severo Sars-CoV-2, devino en una pandemia que afecta hoy a todo el planeta.
Muchas de las enfermedades virales que en los últimos tiempos causaron alarmas científicas, brotes epidémicos o pandemias, han estado vinculadas en no pocas ocasiones a la presencia de animales considerados sus reservorios naturales, o que forman parte del ciclo de mantención de estos virus en la naturaleza.
En algunos casos son intermediarios de estas enfermedades, que forman parte de un ciclo donde existe un vector que pasa de animales enfermos a animales susceptibles al virus, como es el caso de la fiebre amarilla.
En algunas especies de vida libre son los responsables de mantener en la naturaleza los virus. Así sucede, por ejemplo, con los Bunyavirus, grupo viral al cual pertenece el virus Hanta, causante del síndrome pulmonar por hantavirus; los Arenavirus, a los que pertenecen varias fiebres hemorrágicas, entre ellas la denominada fiebre hemorrágica boliviana o machupo; o los filovirus, donde se encuentra el ébola.
Estos hospederos habitan de forma natural en diferentes regiones del globo terráqueo, y los brotes comienzan cuando los humanos acceden al hábitat de estos y se exponen, ya sea por picadas de vectores de esos ciclos, a las excretas, fundamentalmente la orina, o son empleados como alimentos.
Una vez sucedido eso tiene lugar la infección en humanos, con un salto entre especies, pudiendo transmitirse a partir de ese momento a otros individuos por contacto directo.
¿QUÉ SABEMOS DEL NUEVO CORONAVIRUS?
Para conocer si la covid-19 tuvo un inicio similar a lo enunciado, Granma conversó con el profesor y máster en Ciencias en Virología José L. Pelegrino, especialista del departamento de Ciencia e Innovación del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK).
Según el experto, hasta ahora todo apunta a que el virus SARS-CoV-2 pudo haber tenido su origen en alguna de las especies de murciélagos o de pangolines (mamífero, tipo de armadillo presente en Asia y África), como reservorios naturales, pues hay investigaciones genéticas que refieren una semejanza entre el virus aislado en pacientes y coronavirus estudiados en esos animales.
«El 17 de marzo, científicos de universidades de Estados Unidos, el Reino Unido y Australia, publicaron en la revista Nature un trabajo en el que muestran que el SARS-CoV-2 tiene mucha similitud con virus presentes en los murciélagos y en los pangolines. Otro estudio informó sobre la semejanza del 89% entre el SARS-CoV-2 y un grupo de coronavirus similares al SARS, encontrados anteriormente en murciélagos en China.
Sin embargo, subrayó, esos notables parecidos no son suficientes para responsabilizar totalmente al murciélago del brote actual, pues si bien hay una gran analogía, muchos expertos piensan que pudo haber una especie intermedia entre ellos y los humanos. No obstante, es una línea de investigación en la que los especialistas continúan trabajando, de ahí que los murciélagos en particular hayan sido estudiados exhaustivamente, porque se les considera el hospedero natural de los coronavirus en todo el mundo, acotó.
Indicó el reconocido virólogo que, de acuerdo con lo sugerido por otros estudios, el origen del nuevo coronavirus pudo obedecer a dos escenarios posibles.
En el primero, recalcó, el virus evolucionó a su estado patógeno actual a través de la selección natural en un huésped no humano, y luego saltó al hombre.
Lo anterior explica cómo han surgido brotes previos de coronavirus con personas infectándose después de la exposición directa a civetas para el SARS, y camellos, en el caso del denominado MERS.
«Aunque los investigadores propusieron a los murciélagos como el reservorio más probable para el SARS-CoV-2 al tener una notable similitud con un coronavirus de murciélago, no hay casos documentados de transmisión directa murciélago-hombre, lo cual sugiere que un huésped intermedio probablemente estuvo involucrado entre ambos».
Si damos por cierto lo expresado, la epidemia actual probablemente habría surgido rápidamente, tan pronto como los humanos estuvieran infectados, ya que el virus debió desarrollar las características que lo hacen patógeno y capaz de propagarse entre las personas.
En el otro escenario propuesto, una versión no dañina del virus saltó de un huésped animal a humanos y luego evolucionó a su estado contagioso actual dentro de la población mundial, añadió.
Hoy, y de manera lamentable, se están atacando los hábitats de los murciélagos en diferentes partes del orbe, incluso hay reportes de matanzas masivas de tales animales, bajo el infundado pretexto de evitar la propagación del nuevo coronavirus, aseveró el doctor José Pelegrino.
Sobre tan irresponsable actitud, el especialista del IPK recordó que las zoonosis son comunes y, si bien con el accionar veterinario y médico podemos controlar las enfermedades que afectan a las especies de nuestro entorno, como mascotas o animales de consumo, no podemos eliminar al resto solo por el hecho que puedan ser el reservorio de otras dolencias que estamos impedidos de poder controlar mediante vacunas y medicamentos.
Baste añadir que las aves, reptiles, anfibios, primates y otros mamíferos pequeños son hospederos de más de 500 arbovirus (virus transmitidos por vectores).
En el caso de los murciélagos, son muchas las consecuencias que enfrentaría el planeta si se disminuye su población o se extinguen algunas de sus especies.
Resulta conveniente recordar que los murciélagos controlan insectos que transmiten enfermedades, principalmente mosquitos, además de plagas dañinas a diversos cultivos, entre ellos el algodón, maíz, frijol y arroz. Igualmente, son importantes dispersores de semillas y polinizan al menos 500 especies de 96 géneros de plantas. También se les considera regeneradores naturales de los bosques, además de ser parte de la cadena alimentaria de otras especies.
La propagación de patógenos de la vida silvestre a los humanos ocurre en interfaces cada vez mayores, a medida que los seres humanos invaden y destruyen hábitats. Hoy en epidemiología se estudian factores denominados macrodeterminantes para las enfermedades emergentes, que sí influyen en la aparición de epidemias y son los que hay que regular o precaver.
Migraciones por diversas razones (guerras, hambre, mejoras económicas), viajes y desplazamientos de personas y animales, cambios en el entorno, crecimiento poblacional, urbanización no planificada, pérdida de los bosques, presiones selectivas, uso excedido de antibióticos, entre otras razones, muestran que en última instancia es el hombre el principal responsable de lo que sucede en la actualidad con la covid-19, aseveró el profesor José Pelegrino.
EN CONTEXTO
- Cuba dispone de un proyecto denominado Cubabat, destinado a la conservación de los murciélagos y sus hábitats, iniciativa desarrollada por la Fundación Antonio Nuñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, y la Sociedad Espeleológica de Cuba. Su coordinador es Joel Monzón González
Fuente: Granma
Tema: Noticias. Publicado: abr 27th, 2020.