Sin fronteras: Cuba y Asia, las rutas sanitarias de la colaboración en tiempos de la COVID-19
“Debemos fortalecer la cooperación internacional. La humanidad es una comunidad de futuro compartido. La solidaridad y la cooperación son las armas más poderosas. Se trata de una importante experiencia de la comunidad internacional sacada en su lucha contra las graves enfermedades”
Xi Jinping, 18 de mayo de 2020.
El avance de la COVID-19 ha reforzado la necesidad de promover la cooperación sanitaria. China, país donde se desató la pandemia se ha destacado por su colaboración médica internacional, sobre todo como centro desde donde se han articulado múltiples iniciativas que van desde el desarrollo científico en busca de una vacuna u otro tipo de medicamentos que permitan inmunizar y combatir el virus, hasta el envío de ayuda médica y material a diversos países. Pero el Gigante Asiático no ha estado aislado en esta carrera.
Una de las esferas de cooperación que más ha distinguido en este contexto han sido los intercambios sobre experiencias en el abordaje de la crisis. En medio de la difícil situación sanitaria, con el avance de la COVID-19, son pocos los países que han tenido una respuesta efectiva, a partir la voluntad política, de las infraestructuras nacionales de salud, ya sea por la capacidad científico-tecnológica, productiva, el desarrollo de la industria biotecnológica y farmacéutica, los recursos financieros, el personal altamente calificado o preparado. En este sentido, han sobresalido las posiciones de la República de Corea, China, Japón, Taiwán, Nueva Zelanda y Vietnam.[1]
Por otra parte, no menos importante ha sido el alto nivel de intercambio científico y de experiencias concretas con Cuba, país que además de su larga tradición de colaboración médica internacional en difíciles situaciones de crisis epidémicas, cuenta con un elevado desarrollo de la industria farmacéutica.
En el actual enfrentamiento a la COVID-19, ha sido fundamental el uso del Interferón Alfa-2b Humano Recombinante Cubano (Cuban Recombinant Human Interferon Alpha-2b). Este interferón ha formado parte de los protocolos internacionales para el tratamiento del virus y uno de los puntos de partida esenciales en la búsqueda de soluciones definitivas. De esta manera, ha habido una retroalimentación entre las diversas formas de colaboración. Sin embargo, muchos han sido los detractores sobre esta práctica de cooperación Sur-Sur, impulsando una serie de narrativas que intentan deslegitimar los esfuerzos comunes.
Antecedentes y continuidad de la colaboración médica cubana en Asia y Oceanía
La experiencia de la cooperación médica cubana en Asia y Oceanía es diversa y de larga data. Cuba ha cooperado con más de 25 países de la región asiática y de Oceanía en los últimos 60 años, en la asistencia a la salud, en la que sobresalen China, Cambodia, Laos, Indonesia, Pakistán, Sri Lanka, Vietnam, Timor –Leste, Kiribati, entre otros. Pero también en Cuba se han formado profesionales de la salud asiáticos.
En noviembre de 1970 Cuba envió una brigada médica a la entonces República Democrática de Vietnam (Vietnam del Norte) en apoyo a la nación que se encontraba en guerra por la liberación del sur. En ella se envió a la primera enfermera cubana a ese país que contribuyó a desarrollar el primer material de Anatomía Patológica para la preparación de los estudiantes de medicina vietnamitas. En septiembre de 1973, el líder de la Revolución Cubana Fidel Castro visitó Vietnam. El desolado panorama que divisó en diversas provincias de ese país marcó el nacimiento de una promesa que no demoró en hacerse realidad:
“…el pueblo de Cuba contribuirá con la construcción del hospital de Dong Hoi. Y queremos comenzar a realizar esa obra lo más rápidamente posible. (…) Construiremos y equiparemos completamente el nuevo hospital de Dong Hoi, y estudiaremos qué nuevas formas de cooperación podemos realizar con esta provincia y con esta ciudad. (…) Vendrán cubanos también a trabajar en la construcción de este hospital. Y estoy seguro de que harán su mayor esfuerzo como reconocimiento a los méritos, como reconocimiento al patriotismo y al heroísmo de ustedes”.[2]
El hospital comenzó a construirse el 19 de mayo de 1974, coincidiendo con el 84 aniversario del natalicio de Ho Chi Minh. En la obra constructiva también participaron los cubanos: más de 100 ingenieros, constructores y otros especialistas. La guerra de Vietnam terminó en 1975. La idea de fundar este hospital nació de la necesidad de aplacar las secuelas de la guerra en ese territorio, uno de los más asolados por los bombardeos estadounidenses porque marcaba la frontera entre el norte y el sur del país. Desde entonces, al hospital de la ciudad de Dong Hoi han llegado pacientes con lesiones producidas en esa época e incluso algunos hasta con heridas actuales porque les estalló un explosivo que databa de aquellos tiempos.
El hospital quedó inaugurado el 9 de septiembre de 1981, y fue presentado como uno de los más avanzados del país en esos momentos. Por allí han pasado desde entonces un número considerable de profesionales de la salud cubanos. Todavía en Dong Hoi se recuerda que algunos hasta donaron su sangre a pacientes que la necesitaban con urgencia.
La colaboración cubana se revitalizó en abril de 2019, cuando llegaron allí tres especialistas en ortopedia, neurocirugía, cardiología y cirugía oncológica. En ese contexto, el director de la institución, Duong Thanh Binh, dijo a la agencia Prensa Latina que para los pobladores de Quang Binh es una gran suerte ser atendidos por especialistas que vienen de un país con tanto prestigio en el campo de la Medicina.
Su presencia aquí ayuda considerablemente a la formación de nuestros jóvenes médicos y al desarrollo de especialidades de alta tecnología que el centro quiere impulsar –manifestó Binh. Este hospital –subrayó– fue y sigue siendo uno de los más preciados regalos que Fidel Castro hizo a Vietnam.[3] Actualmente, en la nación indochina hay 16 especialistas y técnicos cubanos, incluidos 12 contratados en 2018 por un hospital de Hanoi, y la aspiración de los dos países es que esa cantidad se supere próximamente.
La cooperación entre Cuba y Vietnam va mucho más allá de un marco de mutua confianza en la que no solo se realizan investigaciones conjuntas. También, en el marco de la pandemia COVID-19, Hanoi transfirió a La Habana la tecnología para la producción de kits de diagnóstico del coronavirus desarrollado por la Universidad de Medicina Militar, mientras la isla proporcionó a Hanoi la tecnología para producir el medicamento antiviral interferón ALFA-2B. A su vez, un grupo de expertos cubanos apoyó a los vietnamitas en la lucha contra la pandemia.
En Laos y Cambodia, en los años sesenta y setenta del pasado siglo se destacó la presencia de las brigadas médicas cubanas. En los momentos de reconstrucción luego de la guerra, Cuba acompañó a estas dos naciones con su personal médico que también contribuyó al mejoramiento de la atención sanitaria. Ya en el 2000 laboraban en Cambodia un total de 10 trabajadores de la salud, de los cuales ocho eran médicos.
En 1998 se inició el Programa Integral de Salud (PIS) a partir de la solicitud de cooperación de presidentes centroamericanos a Cuba. Después de su fundación, Cuba desarrolló este programa en siete países asiáticos: Laos, Islas Salomón, Vanuatu, Tuvalu, Kiribati, Nauru y Timor Leste. Este contemplaba el envío gratuito de personal médico, especialmente médicos generales integrales por un período de dos años, al término del cual podían ser relevados por otros especialistas. A su vez, prestarían atención en zonas rurales y de difícil acceso.
En el caso de Timor-Leste, también la presencia de la colaboración cubana estuvo asociada a un escenario desolador después de 25 años bajo la dominación de Indonesia.
Aproximadamente el 23 % de la población pereció durante aquellos años y del resto, la mayoría estaba representada por niños huérfanos, altas tasas de mortalidad materno infantil, malnutrición, tuberculosis, malaria, muertes masivas en campos de concentración, también a causa de la persecución, de las confrontaciones armadas y las migraciones forzadas. El país estaba entre los 20 más pobres del mundo. El 80 % de sus trabajadores sanitarios emigraron a partir de la ocupación. Apenas tenían equipamientos ni medicamentos. En aquel momento contaba con 27 médicos para cerca de 1 200 000 habitantes. Su per cápita de galenos era de 1 por cada 70 mil habitantes, de los peores en el sudeste asiático.[4]
Durante la XIII Cumbre de Países no Alineados, celebrada en Malasia, Fidel se reunió con Xanana Gusmão, presidente de Timor (2002-2007). Allí el líder de la Revolución Cubana le propuso ayudar con una brigada médica de la Isla a la recuperación de la pequeña nación del Sudeste Asiático que durante 25 años estuvo ocupada por Indonesia y antes perteneció a Portugal. Además, se comprometió a formar 1 000 médicos para Timor-Leste. Fue así que en el 2004 llegó al país la brigada médica cubana.[5]
La mortalidad infantil que era de 68 por cada 1000 nacidos vivos, pasó a ser de 44, la mortalidad de menores de 5 años que estaba en 98/1000 está hoy en 50, la mortalidad materna que era de 789 por cada 1000 se logró disminuir a 300. La incidencia de la tuberculosis disminuyó de 789 a 40 por cada 1000 habitantes mientras que la malaria dejó de ser un problema de salud en Timor-Leste. La esperanza de vida ascendió de 55 a 68 años. La cobertura médica hoy está a más de un 90 % y la población está inmunizada casi a un 100 %. Hoy tienen más de 1000 médicos formados por la Isla caribeña, que ha permitido un per cápita de 1 médico por cada 1200 habitantes, esa es una de las mejores tasas del sudeste asiático, superior a Filipinas, Indonesia, Malasia, Vietnam, Laos y China.
Con ayuda de los cubanos se diseñó el programa materno infantil, de lucha contra el cáncer, de nutrición, de control de las enfermedades transmisibles y no transmisibles, el de medicamentos, el de formación y perfección de los recursos humanos.[6] De las 32 especialidades con que cuentan los hospitales timorenses, en 29 están presente los médicos cubanos y “de esas 29, son dadas solo por nuestros médicos 21, como maternidad patológica, angiología, nefrología, psiquiatría, gastroenterología, medicina legal, oncología, otorrino, microbiología, entre otras”.[7]
El embajador de la República de Timor-Leste en Cuba, Excmo. Sr., Loro Horta, expresó su concepto de la brigada médica cubana:
“No solo fue el envío de la brigada médica cubana sino la formación del millar de galenos en las Universidades cubanas de Medicina. No consigo pensar en otro país que tuviera la capacidad y la voluntad de acudir a Timor. Por muchos años fue Cuba la que corrió con todos los gastos, fue a partir del 2008, más o menos 5 años después de la brigada estar ahí, que nuestra economía se recuperó de la guerra, fue entonces que comenzamos a compartir los gastos. Cuba era la que aportaba el dinero para la brigada y la formación de nuestros médicos”.[8]
Hay una dirigente comunitaria timorense que se llama María Díaz que, respondiendo a las características de su pueblo, eminentemente católico, siempre dice: “Después de Dios, los médicos cubanos”.
Por su parte, José Ramos Horta, presidente de Timor-Leste (2007-2012) y Premio Nobel de la Paz (1996) sugirió que la Brigada médica cubana que prestó servicios en su país, merecía también el Premio Nobel de la Paz. Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) propuso en el año 2014 a la brigada médica cubana de Timor-Leste para el Premio Mahidol de Tailandia, galardón otorgado anualmente por la familia real tailandesa.[9]
Por otra parte, para 2019 Cuba le ha formado a la isla asiática un número considerable de profesionales de la salud. Esta es una esfera fundamental para el desarrollo de esta nación.
En China, la colaboración médica comenzó a plantar su huella en 2006 por iniciativa del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, y por acuerdo de ambos gobiernos como expresión de hermandad y confianza mutua. Estos inicios estuvieron marcados con la apertura de tres centros oftalmológicos en los hospitales mixtos de las provincias de Qinghai, Shanxi y Henan, y sigue vigente hasta hoy con buenos resultados y expectativas de extenderse tanto en la prestación de servicios médicos como en el área académica, científica y la rama del turismo de salud.[10]
En la biotecnología existe un importante vínculo de cooperación y dio como fruto las empresas mixtas Lukang-Heber para productos biotecnológicos agropecuarios; Biotech-Beijing, fabricante de medicamentos como Nimotuzumab para el cáncer nasofaríngeo; y la ChangHeber en Jilin, donde se obtiene el Interferón alfa 2b recombinante.[11]
Cada evento, catástrofe, carencia es diferente e inesperada y exige un paso adelante firme y rápido. No puede cerrarse este tema sin tener en cuenta al entorno euroasiático debido a los vínculos regionales, históricos y geográficos que conforman esa gran masa continental que se expande al este europeo y se abraza con Asia. Constituyen antecedentes importantes de la huella de la medicina cubana, los tristes sucesos que tuvieron lugar en la madrugada del 26 de abril de 1986 cuando estalló el cuarto reactor de la central electronuclear de Chernóbil, a dos kilómetros de la ciudad científica de Pripiat. La tragedia sacudió a Ucrania, Bielorrusia y Rusia, fundamentalmente.
Este fue uno de los capítulos más tristes de la historia euroasiática. Las consecuencias de la nube radiactiva, se han extendido por años. En 1990, Cuba recibió el primer grupo de niños y niñas procedentes de la todavía Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) para ser atendidos. Se creaba así el programa médico cubano de atención a los niños de Chernóbil, que permaneció de manera gratuita durante 21 años consecutivos y permitió que recibieran atención más de 26 000 niños de Rusia, Bielorrusia, Moldavia, Armenia y Ucrania. Así también vale la pena mencionar en ese entorno el terrible terremoto que azotó a Armenia en 1988. Inmediatamente Cuba envió a 108 médicos y 50 toneladas de material diverso para asistir a ese país.
Luego se producirían otras catástrofes en la región asiática que también movilizó la solidaridad de Cuba. En octubre de 2005, luego del terremoto que sacudió a Pakistán y causó alrededor de 70 mil muertes, Cuba ofreció al entonces presidente pakistaní, Pervez Musharraf, los servicios de 200 médicos en 24 horas. El apoyo cubano se realizó en siete meses. Finalmente se concluyó un programa de cooperación de emergencia, en el que participaron más de 2 000 profesionales de la salud que lograron atender en un breve espacio de tiempo a 1,7 millones de casos. A su vez se trabajó en el montaje de un taller especializado en una instalación médica de campaña cubana en Abbottabad. Por otro lado, se enviaron a Cuba, en los propios aviones de Cubana de Aviación grupos de víctimas del terremoto para recibir prótesis y concluir el tratamiento de rehabilitación[12]. En su momento, Cuba realizó donaciones de hospitales.
En el propio 2005, tras los terremotos ocurridos en Asia, devenidos en tsunamis y que afectaron severamente a Indonesia y Sri Lanka. Cuba envió brigadas médicas compuestas por 24 y 25 galenos respectivamente y 12 toneladas de diferentes materiales a cada país. Posteriormente una segunda brigada cubana fue enviada entre mayo y septiembre de 2006 a Indonesia. En el 2008 tras un terremoto en la provincia de Sichuan en China, Cuba envió 35 colaboradores, de ellos 18 médicos. Los médicos cubanos atendieron en el Hospital de Chengdu, el mayor de la provincia, 1 206 casos, realizaron 22 cirugías y atendieron 2 partos. Cuba envió 3.5 toneladas de medicinas y equipos médicos.
Otro de los países asiáticos apoyados por Cuba en momentos de catástrofe fue Nepal. Tras las afectaciones del devastador terremoto ocurrido en el mes de abril de 2015 que ocasionó más de 8 400 muertos y 17 400 heridos, Cuba envió una brigada médica a la nación de Asia Meridional integrada por 48 profesionales sanitarios de la brigada Henry Reeve. En dos meses se atendieron casi 20 000 personas, se realizaron 639 cirugías, 40 908 procederes de enfermería y se rehabilitaron 4250 pacientes[13]. En 2016, tras los azotes del huracán Winston en las islas del Pacífico, Cuba envió una misión de dos especialistas para apoyar al país. Mongolia es otra de las naciones que cuentan con la cooperación médica cubana. En abril del 2018 arribaron a Ulán Bator tres especialistas médicos cubanos que comenzaron a trabajar en el Hospital Intermed de esa ciudad, a los que en fecha reciente se sumaron cuatro más. También se han formado en Cuba estudiantes mongoles de medicina.
No puede olvidarse los programas de formación de médicos en Cuba que ha graduado miles de estudiantes de diversos países. La extensión de la formación en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) a estudiantes asiáticos fue una gran oportunidad para ampliar el apoyo no solo brindado históricamente a Vietnam, Laos y Cambodia, sino también otras naciones asiáticas. En el período 1999-2019, se han formado y continúan formándose en la ELAM, estudiantes procedentes de Afganistán, Mongolia, India, Bután[14], China, Vietnam, Pakistán, Timor Leste, Laos, Sri Lanka, Cambodia, Islas Salomón, República Popular Democrática de Corea, Kiribati, Vanuatu, Malasia, Tuvalu, Nepal, Filipinas, Maldivas, Nauru y Tonga[15].
La historia de la cooperación médica cubana ha presentado uno de sus capítulos más complejos en el contexto de la pandemia de la COVID-19. En el caso asiático las brigadas existentes en la región se sumaron al combate de la enfermedad. La colaboración de los científicos cubanos también ha estado presente en el propio tratamiento de la enfermedad.
Se trata del fármaco Interferón alfa 2b recombinante, el cuales uno de los cerca de 30 escogidos por la Comisión Nacional de Salud de China por su potencial contra la COVID-19. A ello se suman los intercambios sobre las experiencias vividas en esta difícil situación, con el fin de sacar lecciones que permitan un mejor manejo de la crisis sanitaria entre las partes, así se pone al servicio de los demás, los conocimientos adquiridos. También sucede lo mismo con la ayuda material compartida. En medio del combate a la COVID-19, en el mes de mayo de 2020, el gobierno de Sri Lanka realizó una petición a Cuba de apoyo con las brigadas médicas, pero esta vez, para atender a las necesidades de sus ciudadanos en Haití que estaban laborando en el Parque Industrial Caracol donde viven la mayoría de los trabajadores esrilanqueses.
El 12 de julio partió la última brigada médica cubana – hasta la fecha – para combatir la COVID-19. En esta oportunidad se trataba de 115 especialistas integrantes del Contingente Henry Reeve que arribaban a Azerbaiyán, nación con la que Cuba ha mantenido relaciones ininterrumpidas en los últimos 28 años. El grupo está formado por 67 hombres y 49 mujeres, de los cuales 57 son médicos y 55 licenciados, incluidos 50 en enfermería[16]. Esta sería la primera vez que médicos cubanos llegaban a esta nación centroasiática, en la cual se han registrado más de 23.500 casos positivos y han fallecido 298 personas a causa de esa enfermedad. Al respecto Hikmat Hajiyev, jefe del Departamento de Política Exterior de la Administración Presidencial de Azerbaiyán declaraba que: “Los médicos cubanos vendrán a Bakú en los próximos días. Cuba cuenta con amplia experiencia en el campo de la medicina, especialmente en la lucha contra el virus del Ébola. Cuba es un país de rica experiencia médica en todo el mundo”.[17]
Así también, Kazajstán ha solicitado incrementar la cooperación con Cuba en la lucha contra la COVID-19, en el campo de la salud en general, la industria farmacéutica y la biotecnología. Por otra parte, la colaboración en el área euroasiática se potencia. Recientemente el Fondo de Inversiones Directas de Rusia (RFPI, por sus siglas en ruso) expresó la confianza en la posibilidad de producir en Cuba el fármaco antiviral Avifavir, aprobado por el Ministerio de Salud ruso como medicamento para el tratamiento de la COVID-19. El Avifavir, en cuya elaboración trabajó el referido fondo, fue presentado por primera vez el 29 de mayo, y está fabricado sobre la base del medicamento japonés Favipiravir, utilizado en su momento contra otros tipos de gripes.
Todos estos ejemplos, desde distintos ángulos, son exponentes de las potencialidades de la cooperación Sur-Sur en materia sanitaria, o de la llamada cooperación entre el Sur Global. Como puede apreciarse se trata de un largo camino, y de experiencias que surgen de los principios que rigen a los profesionales de la salud cubana.
Polémicas en torno a la cooperación
Unido a la alarma social y la incertidumbre, se generó un ambiente de especulación y desconfianza en muchos países, acompañado de un discurso de odio, con el objetivo de alimentar la estigmatización de determinadas comunidades o agendas políticas concretas. Entre los debates que más han sido polemizados por los medios, sobresale el referido al origen del virus. Entre otras, las más extendidas pertenecen a la teoría de la conspiración y reproducen la confrontación geoestratégica entre China y Estados Unidos. A ello se suma, el hecho de ser en la nación asiática donde se originó la pandemia, aunque existen interrogantes de si realmente el paciente cero estuvo en Wuhan.
Sin embargo, poco se difunde sobre la cooperación médica que ha venido desarrollando Beijing desde hace muchos años e incluso apenas se habla de su colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el lanzamiento de una variante de la Franja y la Ruta (BRI) exclusivamente para atender el sector de la salud en los países miembros, es decir la Ruta de la Seda Sanitaria.
El enfoque sobre este particular en diversos análisis académicos y de prensa, generalmente se centra en deslegitimar esta iniciativa y presentarla como un oportunismo por parte de China para extender su proyecto a través de la llamada “diplomacia de la mascarilla”, menospreciando así el espacio de cooperación que de hecho está ofreciendo. Lo mismo ha sucedido con la cooperación médica cubana, la cual ha sido satanizada por muchos, para quienes representa un salvavidas económico.
Otra de las polémicas extendidas tiene como objeto las experiencias compartidas por los gobiernos para enfrentar la crisis. En un contexto de emergencia sanitaria es natural que surja el debate sobre quienes están mejor equipados para hacer frente a la pandemia. Sin embargo, estos debates suelen simplificarse en deliberar entre las estrategias seguidas por las llamadas democracias liberales o los llamados regímenes autoritarios, identificando estos últimos con los asiáticos que, supuestamente pueden imponer medidas mucho más estrictas sobre su población, porque su naturaleza de vigilancia permanente, centralismo y capacidad de control se los permite.
Según el filósofo surcoreano Byung – Chul Han, autor de “La Sociedad del Cansancio”, en Asia, especialmente en China, las personas son menos renuentes y más obedientes que en Europa, y también confían más en el Estado. Así mismo, en Corea o en Japón, la vida cotidiana está organizada mucho más estrictamente que en Europa. Sobre todo, para enfrentarse al virus los asiáticos apuestan fuertemente por la vigilancia digital. Apuestan a que en el big data podría encerrarse un potencial enorme para defenderse de la pandemia. Se podría decir que en Asia las epidemias no las combaten solo los virólogos y epidemiólogos, sino también los informáticos y los especialistas en macrodatos, un cambio de paradigma del que Occidente todavía tiene mucho que aprender. Es así que los apologetas de la vigilancia digital proclamarían que el big data salva vidas humanas, según este autor, porque la conciencia crítica ante la vigilancia digital es en Asia prácticamente inexistente y apenas se habla ya de protección de datos, incluso en Estados liberales como Japón y Corea. Nadie se enoja por el frenesí de las autoridades para recopilar datos[18]. De manera que hay una confrontación y debate sobre modelos políticos en relación con las capacidades disruptivas de la tecnología.
Como puede apreciarse, se bipolarizan los modelos a seguir: capitalismo o comunismo (renovado[19]); lo cual, respectivamente se combina con los binomios libertad-democracia o control-autoritarismo. También se tiende así a confundir estado de excepción con excepcionalidad permanente. En general de lo que se ha tratado es de simplificar y sintetizar análisis mucho más complejos sobre el futuro de modelos sociales o políticos y su lugar en la posible conformación de un nuevo orden mundial.
En ese sentido, la efectividad de la experiencia asiática pasa por tener una aptitud hacia la cooperación, signo de su regionalismo abierto y de la coordinación de sus organismos multilaterales, a pesar del amplio marco de diferencias que comparten, lo cual compite con un Occidente mucho más fragmentado. La herencia confuciana que distingue a los asiáticos, que antepone el bienestar de la comunidad frente al individuo, implica elementos de fortaleza ante la nueva situación, evidenciando el contraste cultural, en lugar de las mal llamadas políticas autoritarias[20].
Escenarios de la cooperación post COVID-19
La actual circunstancia obliga a repensar nuevas actuaciones hacia el futuro. La imagen cooperativa de China, pero también de Cuba y otros que han dado el paso al frente para cooperar, en el sector de la salud ha sido satanizada y atacada mediante proyectos concretos. Sin embargo, cada vez es más creciente la solicitud de países dispuestos a aceptar la colaboración de estos países. COVID-19 ha demostrado la necesidad de reforzar las acciones conjuntas que permitirán obtener beneficios dobles sobre la base de la unidad de la cooperación y no de acciones separadas.
Actualmente los miembros de BRI tanto en Asia, como Europa y África están recibiendo la cooperación médica china y cubana de manera independiente. Sin embargo, la experiencia en Venezuela contra la COVID-19, demostró que el trabajo conjunto de expertos permite a profesionales de los tres países tomar experiencias a partir de la metodología usada por cada una de las partes.
Tanto China como Cuba muestran posibilidades de convergencia y de actuación conjunta, incluso ya existe la capacidad de producción mixta de medicamentos para el tratamiento de la COVID-19 como es el caso del interferón Alfa 2B. Pero las dos partes pueden profundizar investigaciones en diferentes temas desde mapeo de cerebro, hasta enfermedades que más afectan a los miembros de la Iniciativa de la Ruta (Belt and Route Iniciative, BRI) como dengue, tuberculosis, etc. También sucede con Vietnam y Cuba en el que existe una tradición de cooperación en el sector de la salud y la biotecnología. Esta puede profundizarse no solo para el avance del tratamiento en la nación indochina, sino también en la atención a otros países vecinos en el marco de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
A su vez, la Ruta de la Seda Sanitaria podría desplegarse por los más de 125 países miembros de BRI. No todas las naciones requieren de igual tratamiento, pero existen varias enfermedades que aquejan a un núcleo importante de países, especialmente, a los más cercanos a las áreas tropicales y subtropicales.
Cuba pese a ser un pequeño país, tiene una larga tradición de cooperación médica que data al igual que China desde 1963 y en el mismo país: Argelia. Además de las misiones médicas que envía en forma de colaboración, ha desplegado desde inicios de los 2000, brigadas específicas contra situaciones excepcionales agrupadas en el Contingente Internacional Henry Reeve que ha acudido en casos de terremotos (Pakistán 2005, Indonesia 2006, Perú 2007, China 2008, Haití 2010, Chile 2010, Nepal 2015, Ecuador 2016), lluvias intensas (Guatemala 2005, Bolivia 2006, México 2007, El Salvador 2009, Chile 2015, Venezuela 2015), emergencias médicas (cólera en Haití 2010, Ébola en Sierra Leona, Guinea Conakri, Liberia 2014) y huracanes (Dominicana 2015, Islas Fiji y Haití 2016) y ahora con la COVID-19 se desplegó a más de 22 países con más de 1370 profesionales de la salud.[21]
La ubicación de las brigadas médicas cubanas corresponde geográficamente en países de BRI, salvo algunas excepciones. En ese sentido se abre espacios a la cooperación triangular de China y Cuba con países integrantes de la iniciativa. Por lo que podría expandirse con mayor fuerza la Ruta de la Seda Sanitaria y crear incluso hubs subregionales en el sector de la salud en el que se integre el proceso asistencial con la creación de infraestructuras. Cuba tiene no solo capacidades médicas para apoyar a la iniciativa, sino también una fuerte industria biotecnológica, mientras China también posee sus propias capacidades.
La colaboración médica cubana pese a la fuerte campaña mediática estadounidense tiene un fuerte prestigio especialmente en África, mientras la participación china en programas de control de enfermedades en Asia y África se ha convertido en un modelo para otros países. La cooperación trilateral no es nueva para Beijing. La experiencia entre China (provisión de apoyo técnico) y Australia (uno de los principales donantes) en Papua Nueva Guinea dedicada a mejorar la preparación de los técnicos locales en la lucha contra la malaria es una experiencia a tener en cuenta. En la misma medida que se logre reducir el número de enfermedades de los países integrantes de BRI, podría generarse una ruta saludable y menos riesgosa. Otra experiencia por parte de China en África es en Tanzania, donde hay un programa piloto con el Reino Unido para el control de la Malaria. Por tanto, existen experiencias reales que se pueden expandir. La COVID-19 abre una nueva etapa, la de la cooperación y la complementariedad entre los países miembros de BRI para corregir no solo las asimetrías, sino crear una ruta sin riesgos.
Como se ha indicado, el pasado 17 de junio de 2020, tres senadores republicanos estadounidenses presentaron un proyecto de ley para castigar a los países que contraten misiones médicas de Cuba al considerarlos “cómplices de la trata de personas”. China por su parte también enfrenta las amenazas estadounidenses. En ese sentido, tales acciones de Washington acercan más a Cuba y China, y promueven más la cooperación. Por lo que indudablemente tanto las sanciones como las medidas tomadas por la “gran nación americana” puede frenar, retrasar e incluso limitar la cooperación médica cubana, pero no las extinguirá, especialmente porque varias naciones asiáticas no secundarán a esas presiones.
Para concluir se puede afirmar que los antecedentes analizados de la cooperación cubana con diversas naciones asiáticas demuestran la histórica aptitud de la Isla hacia la solidaridad. Su espíritu colaborativo está basado en el ánimo de compartir experiencias. Sin embargo, a pesar de que no se destaca un alto grado de colaboración como los evidenciados con África y América Latina y el Caribe, debe señalarse que en los últimos años se ha incrementado. Los vínculos entre Cuba y Asia se sustentan en el pragmatismo y no en divisiones ideológicas. Hay un fuerte vínculo en el sector de la salud con China, pero incluso hasta la República de Corea, aliado de Estados Unidos y sin relaciones diplomáticas con Cuba, tiene gran interés en desarrollar cooperación en este sector con la isla caribeña.
La cooperación y colaboración, en este caso en materia de salud, y en una situación de emergencia sanitaria mundial que ha puesto de manifiesto la incapacidad de muchos sistemas de salud a la hora de gestionar la crisis; se ha convertido en terreno fértil de politización y enfrentamientos ideológicos. Por tanto, se trasladan a este escenario numerosos conflictos existentes en el contexto de las relaciones internacionales. De manera general y teniendo en cuenta el contexto actual, el período post COVID-19 plantea el gran desafío de la vida y el humanismo en un escenario compartido. Más allá de cuál sea el modelo o signo político de la colaboración, cada cual debe sumar y sacar su ángel, aunque a este lo escolten sus propios demonios.
Cuba se ha destacado por su apoyo en situaciones de catástrofes en la región, como han sido los casos en Pakistán, China, Sri Lanka, Indonesia, Nepal, etc. En estos países los costos han sido cubanos y sobre la base de una solidaridad que pocos Estados en el mundo han mostrado. Algunos medios y gobiernos critican a médicos cubanos por no “estar preparados” o estar sometidos a condiciones de supuesta explotación. Sin embargo, entender el espíritu solidario de los médicos cubanos con las naciones asiáticas es difícil de entender. Ellos han mostrado preparación y experiencia en el combate de diversas afecciones que incluso médicos de países altamente desarrollados no lo poseen. La voluntad solidaria no se detiene y les ofrece preparación a sus estudiantes para que en el futuro puedan apoyar a sus naciones sobre la base de una conciencia de solidaridad, hermandad y sobre todo humanidad. Cuba los prepara para ser médicos, pero ante todo humanos.
[1] Ruvislei González Sáenz. El COVID-19 y su impacto económico en Asia pacífico en el 2020: Casos China y Vietnam. Disponible en:https://www.google.com/amp/saeeg.org/index.php/2020/04/14/el-covid-19-su-posible-impacto-economico-en-asia-pacifico-en-el-2020-caso-china/amp/
[2] Ibídem.
[3]Alberto Salazar. Un hospital de guerra, de paz y amistad en Vietnam. Disponible en:http://www.cubadebate.cu/especiales/2018/09/17/vietnam-un-hospital-de-guerra-de-paz-y-amistad-en-dong-hoi-fotos/#.XubFTYLBzqA
[4] Timor-Leste, antes y después de la brigada médica cubana. Redacción MINSAP. Disponible en:https://salud.msp.gob.cu/?p=2584
[5] Ibídem.
[6] Ibídem.
[7] Ibídem
[8]Timor-Leste, antes y después de la brigada médica cubana. Ob. cit.
[9] Ibídem.
[10] Yolaidy Martínez. Médicos de Cuba en China, profesionalidad y solidaridad. Disponible en:https://www.prensa-latina.cu/index.php?oedicos-de-cuba-en-china-profesionalidad-y-solidaridad-fotos
[11] Ibídem.
[12] Juvenal Balán. Parten hacia Cuba víctimas del terremoto en Pakistán. Disponible en:http://www.granma.cu/granmad/temas10/salud/paquistan/trabajos/a11.html
[13] Cubadebate (2015). En Cuba brigada médica que asistió a los damnificados por el terremoto en Nepal. Disponible en:http://www.cubadebtae.cu/noticias/2015/07/19/en-Cuba-brigada- medica-que-asistió-a-los-damnificados-por-el-terremoto-en-Nepal.
[14]Cubadebate (2012). Jóvenes de India, Bután y Sri Lanka también estudiarán medicina en Cuba.http://www.cubadebate.cu/noticias(2012/08/26/jovenes-de-india-butan-y-sri-lanka-también-estudiaran-medicina-en-cuba/.
[15]Morales, Henry (2017). Ayuda Oficial al Desarrollo de Cuba en el mundo. Guatemala. ISBN 978-9929-764-08-8.
[16] Coronavirus: personal médico cubano llega a Azerbaiyán. 13 de julio de 2020. Disponible en:https://oncubanews.com/cuba/coronavirus-personal-medico-cubano-llega-a-azerbaiyan/
[17] Parten hacia Azerbaiyán más de un centenar de colaboradores cubanos de la salud para apoyar en el enfrentamiento a la COVID-19. Cubadebate, 12 de julio de 2020. Disponible en:http://www.cubadebate.cu/noticias/2020/07/12/parten-hacia-azerbaiyan-mas-de-un-centenar-de-colaboradores-cubanos-de-la-salud-para-apoyar-en-el-enfrentamiento-a-la-covid-19/
[18] En China hay 200 millones de cámaras de vigilancia, muchas de ellas provistas de una técnica muy eficiente de reconocimiento facial. Captan incluso los lunares en el rostro. Toda la infraestructura para la vigilancia digital ha resultado ser ahora sumamente eficaz para contener la epidemia, a tal punto que mide la temperatura corporal y en el caso de que la temperatura sea preocupante reciben una notificación en sus teléfonos móviles. Se utilizan drones para controlar las cuarentenas. Los proveedores chinos de telefonía móvil y de internet comparten los datos sensibles de sus clientes con los servicios de seguridad y con los Ministerios de Salud. En Wuhan se han formado miles de equipos de investigación digital que buscan posibles infectados basándose solo en datos técnicos. Basándose únicamente en análisis de macro datos averiguan quiénes son potenciales infectados, quiénes tienen que seguir siendo observados y eventualmente ser aislados en cuarentena. Más información en Byung-Chul Han. La emergencia viral y el mundo de mañana. Sopa de Wuhan. Libro digital. Disponible en Internet. Editorial: ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio). Marzo 2020.
[19]Slavoj Žižek. Coronavirus es un golpe al capitalismo al estilo de ‘Kill Bill’ y podría conducir a la reinvención del comunismo. Sopa de Wuhan. Libro digital. Disponible en Internet. Editorial: ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio). Marzo 2020.
[20] Citado por: Miguel Ángel Barrios y Héctor Daniel González. Análisis estratégico sobre el panorama mundial en tiempos de la pandemia, desde la Argentina. Disponible en:https://www.clarin.com/opinion/geopolitica-digital-campo-nuevas-tensiones_0_NESawN-E.html
[21]Jessica Domínguez Delgado. “Brigadas médicas cubanas contra la COVID-19”. Abril de 2020. Disponible en: www.periodismodebarrio.org&/2020/04/brigadas-medicas-cubanas-contra-la-covid-19-eb-el-mundo/amp
Fuente: Cubadebate
Tema: Acontercer cubano en salud, Noticias. Publicado: sep 30th, 2020.