¿Cómo evitar o romper las cadenas de transmisión?
Pongámonos el nasobuco para cuidarnos y cuidar, e higienicemos bien nuestras manos. Las medidas higiénicas y el aislamiento social evitan las cadenas de transmisión, el primer paso para ponerle límites a esta enfermedad.
El nasobuco y la higiene de las manos tienen que ser la expresión del amor en tiempos de covid-19. Ese matrimonio nos salva, junto a las medidas de aislamiento social.
Los hay verdes, blancos, azules, amarillos, rojos, y hay quien hasta los combina con los colores de la ropa que lleva puesta. La población, al elevar la percepción de riesgo ante la dolencia, lo ha incorporado también como prenda; y su pareja necesita de agua y jabón, o de cloro y alcohol.
Ya habíamos abordado cómo hacer y dónde y cuándo usar el nasobuco. Pero desde el pasado 11 de marzo, cuando se informó de los primeros positivos de la enfermedad en Cuba, a hoy, los momentos son otros. Ahora, como se ha insistido por la dirección del país, hay que llevarlo obligatoriamente.
¿Por qué?
- Porque nos acercamos al pico de detección y las medidas deben y tienen que ser más estrictas. El nasobuco y la distancia entre personas nos protegen, porque el coronavirus es un enemigo invisible.
- Porque si en la oficina, la casa, el carro o en la guagua no lo llevamos puesto, podemos dejar caer restos de nuestra saliva o secreciones en cualquier superficie, pudiendo entrar en contacto con ellas otras personas.
- Como se trata de un matrimonio, y por supuesto bien llevado, el nasobuco tiene que ser inseparable del lavado de las manos, porque la transmisión es de persona a persona, pero también de superficie a persona. Si llevamos el nasobuco no dejamos caer nada en una mesa, el tubo de la guagua, la llave, el asiento de un carro u otros espacios, y si nos lavamos las manos correctamente, lo que recogimos no nos convierte en enfermos.
- Este matrimonio es de alta fidelidad: yo con mi nasobuco y tú, allá, con el tuyo, juntos, pero no revueltos, y lo mismo para asearse las manos.
- Explicaba la viceministra de Salud Pública, Marcia Cobas, que el patógeno vive en una superficie hasta 12 horas, pero si nos lavábamos bien las manos, ahí sí no resiste ni un segundo. La moraleja es simple: pongámonos el nasobuco para cuidarnos y cuidar, e higienicemos bien nuestras manos. Las medidas higiénicas y el aislamiento social evitan las cadenas de transmisión, el primer paso para ponerle límites a esta enfermedad.
Fuente: Granma
Tema: Noticias. Publicado: abr 3rd, 2020.