Secuelas de la COVID-19: incógnitas por despejar
Tras nueve meses de su surgimiento y progresiva expansión por todo el orbe (185 países reportan casos en la actualidad), la COVID-19, causada por el virus SARS-COV-2, aún plantea muchas interrogantes a la comunidad científica internacional.
Si bien se conocen aspectos esenciales de la enfermedad en cuanto a la transmisión, factores de riesgo, manifestaciones clínicas, medidas preventivas y complicaciones más frecuentes, por citar algunos elementos, las causas de las secuelas que a mediano o largo plazo puede dejar en quienes la padecieron, aún distan de ser develadas en todos sus aspectos.
Hace unos días, el doctor Gregory Poland, experto de la Clinic Mayo, en Estados Unidos, dijo que la dolencia tiene varios misterios no desentrañados en su totalidad hasta ahora, como es, por ejemplo, la ocurrencia de síntomas muy graves en determinados pacientes y la ausencia de los mismos en buena parte de ellos.
Aquellos que piensan que es una enfermedad leve, advertía, en particular muchos jóvenes, deben saber que informes médicos bien fundamentados indican todo lo contrario al mostrar en personas ya no positivas al nuevo coronavirus la posterior aparición de fatiga prolongada, dolores de cabeza, problemas cardíacos (miocarditis, arritmias), junto a la disminución de la capacidad respiratoria.
En opinión del doctor Poland, lo anterior pudiera estar relacionado con el daño significativo que a nivel celular provoca el SARS-COV-2.
Incluso, aseveró, las secuelas también han aparecido en pacientes asintomáticos, y existen reportes de que, al cabo de varios meses de haber pasado la enfermedad, algunos de los pertenecientes a este grupo tuvieron bruscamente episodios de taquicardia e hicieron paro cardíaco.
Un estudio realizado en Alemania encontró que, de cien pacientes recuperados en ese país europeo, el 78 % presentó algún tipo de anomalía en el corazón dos meses después de padecer la COVID-19.
Otra investigación publicada en el Journal of the American Medical Association (JAMA, por su sigla en inglés) reveló que, en una muestra de 143 pacientes, a quienes se les dio seguimiento clínico en Italia, solo el 12,6 % había sido ingresado en cuidados intensivos, pero el 87,4 % reportaba la persistencia de al menos un síntoma, básicamente fatiga y dificultad respiratoria, pasadas casi diez semanas de haber sobrepasado la enfermedad.
Diferentes artículos publicados por instituciones médicas y científicas de varios países dan cuenta de la persistencia de cansancio y dificultad respiratoria en pacientes que llevaban más de 60 días de alta clínica y epidemiológica.
Todo lo expuesto condujo a que el pasado 12 de agosto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), dieran a conocer una Alerta Epidemiológica sobre Complicaciones y Secuelas.
Afectaciones al sistema nervioso central
Como precisa a Granma el doctor en Ciencias Javier Vicente Sánchez López, especialista de Segundo Grado en Neurología y jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos del Instituto de Neurología y Neurocirugía, al menos tres de los siete coronavirus que atacan al ser humano, incluido el SARS-COV-2, tienen capacidad neuroinvasiva demostrada, al detectarse ARN viral o ácidos nucleicos en el cerebro de las personas.
En el caso particular de la COVID-19, resaltó, los síntomas neurológicos más frecuentes descritos son los trastornos del olfato y el gusto, fatigas, migrañas, encefalitis, encefalopatía, afecciones cerebrovasculares, depresión, pérdida del sueño, mareos y vértigos.
«Investigaciones hechas en Europa y China pusieron de manifiesto que poco más del 60 % de los pacientes estudiados dijeron sufrir pérdidas del olfato y el gusto, mientras la merma de la capacidad olfatoria resultó el síntoma inicial en el 12 %».
Para el también Profesor e Investigador Titular del Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana, la hipoxia grave que sufren un determinado número de enfermos portadores de la COVID-19 constituye un factor de riesgo importante en la aparición de encefalopatías, un síndrome de disfunción cerebral transitoria que se manifiesta a nivel de la conciencia.
El riesgo de padecer un estado mental alterado vinculado a la dolencia es mayor en personas de edad avanzada o con trastornos cognitivos previos. También en aquellas con factores de riesgo vascular, en particular la hipertensión arterial, indicó.
Según señala el Doctor Javier Sánchez López, en la literatura médica internacional existen reportes de presencia del Síndrome de Guillain–Barré en pacientes contagiados con el SARS-COV-2.
Igualmente, hay complicaciones neurológicas asociadas a las llamadas tormentas de citocinas, en particular la ocurrencia de isquemias transitorias, ictus hemorrágico, mialgia y trastornos neurooftálmicos, aseveró el experto.
Tras subrayar que por el momento no existen marcadores que permitan predecir la aparición de manifestaciones clínicas neurológicas, ni tampoco tratamientos para evitarlos, el Doctor Sánchez López recalcó que las áreas del sistema nervioso central (SNC) más afectadas por el nuevo coronavirus son el bulbo y nervio olfatorio, el hipocampo y el tallo cerebral.
«El daño a esta última estructura pudiera contribuir a la insuficiencia respiratoria detectada en muchos pacientes a nivel mundial, padecimiento que también podría ser favorecido por la afectación aguda de los nervios periféricos y músculos respiratorios».
De acuerdo con lo expresado por el científico cubano, en la relación de potenciales secuelas que desde el punto de vista neurológico puede dejar la COVID-19, figuran la polineuropatía, miopatías, enfermedades neuromusculares capaces de ocasionar parálisis secundaria por diversas causas, dolor y pérdida de movilidad y sensibilidad en el brazo y el hombro (plexopatías), ataxia, deterioro cognitivo e ictus isquémico y hemorrágico agudo.
A lo anterior se suma, además, la atrofia severa por desuso de la musculatura después de un prolongado periodo de hospitalización y posterior convalecencia (se agudiza en los casos graves o críticos que requirieron entubación y oxigenación extracorpórea), epilepsia y lesiones en los nervios periféricos.
Más allá de llegar a discernir el probable periodo de duración de los referidos efectos, el Doctor Javier Sánchez subrayó que se requiere realizar una amplia gama de estudios histopatológicos, virológicos e inmunohistoquímicos, que comprueben de manera certera e irrefutable los impactos dañinos de la COVID-19 al SNC y permitan esclarecer, de igual modo, por qué pueden aparecer tan variado grupo de secuelas y cuáles de ellas tendrán consecuencias permanentes o no.
Fuente: Granma
Tema: Acontercer cubano en salud. Publicado: sep 25th, 2020.