Martí traductor
Martí, a través de sus escritos y traducciones desde Nueva York, así como por su obra periodística, contribuyó a difundir en español la cultura estadounidense en América Latina. En su estancia en Venezuela trabajó para la casa editorial Appleton como editor y traductor.
Se dice que para llegar a ser un buen traductor hay que ser un buen escritor. Y Martí fue lo segundo. Durante su corta vida José Julián Martí Pérez se convirtió en uno de los más destacados representantes del modernismo en la literatura. Entre sus escritos se encuentran los mundialmente famosos Versos sencillos, historias y cuentos para niños, artículos de variada extensión para periódicos y revistas, prólogos, comentarios y reseñas de libros, entre otros. Como adolescente, Martí escribió una obra de teatro que le valió prisión y torturas en las terribles canteras de San Lázaro, La Habana, por decisión de las autoridades coloniales españolas de entonces.
Debido a sus estudios, lectura intensiva y prolongados viajes, José Martí llegó a adquirir un dominio profundo de su lengua materna, prácticamente en todas sus variantes. Su dominio del inglés se profundizó y fortaleció a medida que vivía en los EE.UU., pero también conoció el francés y el alemán.
Martí escribió sus primeras piezas teatrales y comenzó a traducir por afición cuando era un niño. Su curiosidad literaria y lexical, desde temprana edad, contribuyó en gran medida a echar las bases de su futura riqueza literaria en prosa, verso y en traducción-comparación de lenguas.
En lo tocante a la gramática y su relación con la traducción exsiten dos aspectos de interés para Martí: el contraste entre gramática descriptiva y gramática prescriptiva y el Spanglish.
En una carta a María Mantilla, la hija de dos de sus más queridos amigos, Martí escribió:
(. . .) la gramática se descubre gradualmente por el niño en lo que lee y escucha; esa gramática es la única que es efectiva (Obras Completas, Vol. XX: 319-320).
Tal aseveración por parte de Martí, quien no se refirió muy frecuentemente a la gramática sino de modo indirecto, parece indicar su predilección sobre la gramática descriptiva. Una década más tarde, el gran Saussure desarrollaría sus ideas de la lingüística descriptiva.
Sin embargo, existieron contradicciones entre el enfoque teórico de Martí acerca del fenómeno conocido hoy como spanglish y la práctica. Si bien él criticó el uso de expresiones tales como «jugar un rol» , galicismo por desempeñar un papel (to play a role, en inglés y a su vez un calco del francés), en su correspondencia informal, Martí usaba frases como las siguientes:
(. . .) que lo lleve al Clerk, en vez de empleado, funcionario, etc.
(. . .) recibí su esquela con el bill (. . .) en lugar de cuenta, factura, aviso de pago
(. . .) esto es lo que voy escribiendo entre un meeting y otro, en lugar de reunión, asamblea, acto, mitin, etc. (Origen y desarrollo. . .Vol.II :531)
Martí utilizó en español el artículo (un/el) masculino antes del nombre en inglés en los dos ejemplos anteriores, y una correcta unión de preposición y artículo (al) en el primer ejemplo.
La primera traducción de Martí en publicarse fue en 1875, cuando contaba con 22 años y fue «Mis hijos», escrita por Víctor Hugo en francés como «Mes Fils». Los expertos consideran que no fue la mejor traducción de Martí durante su vida, pero resulta interesante considerar que Martí la realizó como un tributo al gran escritor galo a quien admiraba –y a quien conoció por un breve tiempo en París.
Sobre la calidad del traductor y su capacidad de transmitir el mensaje de la lengua de partida a los hablantes de la lengua de llegada, sigue diciendo Martí: «Los verdaderos traductores tienen esta potencia singular de enriquecer a un pueblo sin empobrecer a otro, de no extraviar lo que toman, y de dar un genio a una nación sin quitarlo a su patria».
Entre sus muchas traducciones, Martí se sentía particularmente orgulloso de su Ramona en español, traducida por él del original en inglés de Helen Hunt Jackson. En otras ocasiones, Martí tradujo a Edgar Allan Poe, Ralph Waldo Emerson, Longfellow, Whitman y muchas otras obras de menor extensión y dedicadas a los niños y en el campo periodístico. Su contribución al modernismo se puede apreciar en su poema Ismaelillo (1882) y en su Edad de oro (1889), todo un libro dedicado a los niños y jóvenes de la América hispana.
Martí no fue solo un traductor de calidad, sino también, quizá de modo inconsciente, un crítico, pedagogo y metodólogo de cuestiones de traducción, especialmente en lo que concierne a los pasos a seguir para traducir, así como cuestiones de estilo y belleza. En una de sus críticas a la traducción al español de La Ilíada (la hecha por José M. de Hermosilla), Martí afirma que “las palabras de la Ilíada están ahí, pero no el fuego, el movimiento, la majestad, lo divino de un poema en el cual parece que el mundo está naciendo.” (Obras Completas, Vol. 23: 332).
Solo unos días antes de su caída en combate, Martí escribió a la hija de un amigo lo siguiente:
(. . .) la traducción ha de ser natural, para que parezca como si el libro hubiera sido escrito en la lengua que traduces, que en eso se conocen las buenas traducciones (. . .) el francés de L’Histoire Générale es conciso y directo, como yo quiero que sea el castellano de tu traducción (. . .) ve, pues, el cuidado con que hay que traducir, para que la traducción pueda entenderse y resulte elegante, y para que el libro no quede, como tantos libros traducidos, en la misma lengua extraña en que estaba. (Obras Completas, Vol. 20: 216-220).
El gran hombre de letras, organizador, escritor, traductor, diplomático, puente entre razas y culturas, no pudo sobrevivir a su primer combate y cayó antes de poder ver a su patria libre del yugo colonial.
Tomado del artículo “José Martí y la traducción”
de Eduardo González Muñiz
En: Día Internacional de la Traducción. Publicado el sep 28th, 2014.
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