Caso o paciente
“Dos casos tenían retraso mental evidente”.
“De los veinte casos restantes, once tenían edad suficiente”.
“Un caso tuvo fiebre de 40 grados”.
Un médico nunca está ante un riñón, un estómago, un cerebro o un corazón enfermos, sino ante una persona que, además del conjunto de sus actividades diarias, sus emociones, sus afectos y las relaciones sociales, personales y familiares en que está inmerso, es alguien que padece de una afección determinada en alguno de sus órganos al unísono, padecimiento que, a su vez, se interrelaciona con todo su ser psíquico, social y vital. Si se parte de ese presupuesto, no se comprende por qué existe entre muchos especialistas de la salud la tendencia a referirse a «casos» y no a «pacientes» o «enfermos», que es lo que son.
Caso no es sinónimo de «estado o condición de enfermo». Caso es un tipo o ejemplo específico de una enfermedad sucedida en un individuo, un especie patológica individual. Es el conjunto de síntomas y alteraciones morbosas producidas por una enfermedad, pero no es quien la padece.
La persona enferma o que se encuentra bajo tratamiento es un enfermo o un paciente, nunca un «caso». El especialista analiza un caso, pero no atiende un caso, sino un paciente, un ser humano que acude a él para recuperar la salud.
Caso es una noción abstracta e impersonal, un objeto de estudio, incluso una curiosidad científica. Paciente es un ser humano que sufre una afección, empatiza bien o mal con el médico o la enfermera, rechaza o acepta el medicamento, quiere o no quiere seguir el tratamiento, quiere o no quiere curarse, siente un conjunto de emociones negativas o positivas ante su condición de enfermo, recibe mucho, poco ningún apoyo emocional de sus pariente y amigos ?
En vista de esta diferenciación, se debe rechazar como seria incorrección el uso de la palabra caso donde debiera ir paciente o enfermo, fenómeno visto tan a menudo, lamentablemente. Los fragmentos mostrados al inicio, tomados de la literatura médica, habrían sido más claros y precisos, y más vivos, menos impersonales, si hubieran sido enunciados, por ejemplo, de esta forma:
“Dos pacientes tenían retraso mental evidente”.
“De los veinte pacientes restantes, once tenían edad suficiente”.
“Un paciente tuvo fiebre de 40 grados”.
Como se observa, no se trataba aquí del tan llevado, traído y abusado criterio (propio de algunos especialistas reacios a aceptar que se han equivocado en su uso del tecnoléxico) de que la palabra propuesta para sustituir a la criticada «carece de prestigio« entre los profesionales o «no es un vocablo técnico«, pues paciente lo es. Ello hace que sea mucho menos defendible el uso que criticamos.
Autor: Lic. Rodolfo Alpízar Castillo
Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas
Fuente: El lenguaje en la medicina. Usos y abusos
Editorial Científico Técnica 2007
En: Apuntes léxicos. Publicado el sep 9th, 2014.
Haga un comentario