El orden de las palabras en las lenguas romances
Las preposiciones que sustituyen a la declinación perdida, han triunfado en todos los idiomas modernos, pero no con el mismo carácter ni correspondiendo a su significado.
La atribución de un valor gramatical al orden de las palabras es igualmente común en las lenguas occidentales. Varía, no obstante, la intensidad con que este orden influye en la sintaxis de cada una de ellas. En el latín la posición de las palabras tenía un significado estilístico más que gramatical; es decir, servía para destacar las palabras o giros de mayor interés. En el francés moderno, por el contrario, la inversión suele suponer un cambio en el significado o en la función gramatical. El español ocupa un puesto intermedio, carece de la absoluta libertad latina, pero se encuentra también lejos de imponer un orden riguroso de las palabras.
El orden de las palabras en español, italiano y portugués
Por iniciativa francesa es admitido, aunque no sea fácil de demostrar, que el orden lógico es de sujeto-verbo-complementos. Son pues, inversos todos aquellos ordenes que difieren de él, ya sea anticipando o posponiendo alguno de sus elementos.
Admitida esta definición, la lengua románica que con más rigor se acomoda al orden lógico es sin duda el francés, mientras que el español se caracteriza por su tendencia a anteponer la palabra más expresiva y, en general por la facilidad con que invierte los elementos.
La anteposición más frecuente del español es la del verbo, que tiende a ocupar el primer lugar en la oración. Con ello se consigue un efecto estilístico de mayor viveza, destacándose la acción que el verbo representa: Llegó Pedro el primero (se destaca la acción de llegar). Este tipo de anteposición es muy frecuente y casi obligado en oraciones interrogativas: ¿Vendrá usted mañana? En cuyo caso también el francés antepone la forma verbal: VIENDRA-t-il demain? Sin embargo el habla moderna tiende a volver al orden lógico y prefiere decir: Qu?il dit? En lugar de Dit-il?
La negación precede al verbo en español, ya sea en forma simple o compuesta: NO PENSÉ en ello, NO HE PENSADO en ello. En algunos casos el sentido de la frase negativa depende de la colocación de la negación, que siempre se refiere al verbo que la sigue: la herida puede NO SER mortal, La herida NO PUEDE ser mortal. La negación francesa, en caso de ir reforzada, sitúa el verbo entre las dos partes de la negación: JE ne MANGE pas.
La colocación del pronombre personal sujeto obedece a distintas normas en el español y el francés. En este el pronombre precede siempre el verbo, sin que sea posible separarlo de él, como en muchos casos sucede en español: YO, algunas veces, CREO en lo que dices. También es posible la inversión española: CREO YO que es así.
Colocación de los pronombres átonos complementarios
La diferente colocación de estos pronombres en las lenguas modernas representa una gran dificultad para su traducción, aumentada por el hecho de ser particularmente intensa la evolución de las formas pronominales, incluso en la época moderna. En la actualidad, los pronombres átonos españoles suelen anteponerse al verbo, excepto cuando se trata de un infinitivo, un gerundio o un imperativo en cuyo caso se posponen y unen a la forma verbal: decirLO, diciéndoLo, diLO. Por el contrario, en el español clásico, e incluso en autores del siglo XIX, era corriente la enclisis del pronombre con las demás formas verbales, uso que hoy resultaría arcaico o afectado: dióSELO, extrañoME, diéronMELA. Lo habitual es decir: SE LO dió, ME estrañó, ME LA dieron.
Contribuye a dificultar la colocación de los pronombres el no ser, frecuentemente, uno solo, sino dos los que acompañan al verbo. En español ocupan el primer lugar los de la primera o segunda persona: díMELO, TE LO pido. En el caso de que uno sea reflexivo, es este el que ocupa el primer puesto Se lo pido.
Las diferencias entre el español y otras lenguas románicas son importantes, y en resumen se destacan las siguientes:
1. Difiere el francés del español en el caso de los pronombres de tercera persona que acompañan al verbo: JE LE LUI dirai, JE LE LUI donne.
2. En el imperativo, mientras su uso popular coincide con el español: Donne-moi LE, el literario se aparta Donne-LE moi.
El italiano es de todos las lenguas romances, el que más se asemeja en este punto al español. Difiere, sin embargo, en la colocación del pronombre se: Mi SI dice (se me dice), y como es lógico, en la de los adverbiales ci, si, vi que faltan en español.
En el portugués, la colocación de los pronombres constituye uno de los problemas gramaticales más difíciles para los extranjeros. Entre sus diferencias se destaca la colocación de los pronombres entre el auxiliar y el participio: Tem-LHE trazido. La fusión del futuro y del condicional portugueses no ha llegado al grado de cohesión de las lenguas románicas y admite la interposición del pronombre, Falar-ME á, Falar-LHE-áo. Otro probable rasgo de arcaísmo es la tendencia del portugués a la enclisis de los pronombres átonos: Levanto-Me. Sin embargo, se anteponen al infinitivo, frente al uso español: Hei de TE escrever.
Colaboración para el sitio de la Lic. Ma. Cristina Gandón Ruiz
Tomado de: Selección de Lecturas para Redacción.
Fisionomía del Idioma Español Autor: Criado de Val
Editorial: Pueblo y Educación, l980
En: Redacción y estilo. Publicado el sep 2nd, 2014.
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