Virus emergentes y la acción del hombre
El único caso registrado por infección de virus Chapare en el mundo (bautizado con el nombre de la provincia de Bolivia donde se descubrió el primer caso), fue el 4 de enero de 2003, el caso era un agricultor de 22 años del pueblo rural de Samuzabeti, en Bolivia, que desarrolló síntomas de lo que parecía ser una simple gripe, después desarrolló un fuerte dolor de cabeza y fiebre. Luego llegaron los dolores en los músculos y articulaciones, los vómitos y múltiples síntomas hemorrágicos. Dos semanas después murió.
El virus chapare puede ser raro, pero su aparición, no.
En las últimas seis décadas el surgimiento de enfermedades infecciosas nuevas se cuadruplicó, de acuerdo con cifras de EcoHealth Alliance, una organización sin fines de lucro dedicada justamente al estudio de afecciones emergentes.
Cada año las enfermedades infecciosas provocan la muerte de 15 millones de personas en el mundo, según EcoHealth Alliance. La mayoría de las víctimas son niños menores de 6 años.
Cuna de enfermedades
América Latina y el Caribe reportaron 27 tipos de enfermedades emergentes entre 1940 y 2013, según el banco de datos de enfermedades infecciosas emergentes de EcoHealth Alliance.
Brasil se destaca con ocho, seguido de Perú y Argentina, ambos con tres.
Además, según un estudio encabezado por Marcos Espinal, director del Departamento de Enfermedades Transmisibles y Análisis de Salud de la Organización Panamericana de la Salud, en América Latina y el Caribe se registra un “creciente número de eventos de posible interés para la salud pública internacional”.
Sólo en 2014 se identificaron y evaluaron 93 eventos con estas características, detalla el trabajo.
Las enfermedades infecciosas emergentes no sólo se cobran vidas, sino que además implican inversiones millonarias para los gobiernos de la región.
En toda América, por ejemplo, el costo de la lucha contra la enfermedad del dengue es en promedio de US$2.1000 millones por año, según un estudio realizado por investigadores estadounidenses y franceses.
Y el brote en 2009 de gripe H1N1 en México hizo que el turismo internacional cayera en casi un millón de personas, provocando a su vez una pérdida estimada de US$2.800 millones en el país, de acuerdo con una investigación inglesa.
Dentro de las enfermedades infecciosas emergentes no sólo se cuentan los casos nuevos para la ciencia, como el citado virus chapare.
También se abarcan aquellos patógenos que se registran por primera vez en la historia en un lugar en particular o que son viejas pero volvieron a emerger.
Por ejemplo, el virus del Zika, que se propagó por América Latina en 2016 y derivó en una emergencia sanitaria global, fue identificado por primera vez en Uganda en 1947, específicamente en los bosques de Zika. La novedad fue su llegada y expansión en la región.
Asimismo, en Costa Rica en 2001 se registraron dos casos de rabia en humanos, algo que no pasaba en el país desde 1970.
Espinal explica que los países han mejorado sus sistemas de registros de enfermedades y que eso está influyendo en el aumento de casos. Pero no es la única razón.
El efecto humano
Desde la década de 1980, el número de brotes de enfermedades por año se ha casi triplicado, afirma un estudio de la Universidad de Brown, EE.UU.
La globalización, el cambio climático, la resistencia antimicrobial y la falta de servicios básicos como el saneamiento son puntos clave para la emergencia y remergencias de enfermedades, lo que se suma “la alteración que hace el ser humano del medio ambiente”.
La deforestación, destrucción de hábitats naturales, la agricultura y cacería hacen que los humanos estén más en contacto con áreas no exploradas y, por ende, con nuevas enfermedades.
América Latina con su gran diversidad ecológica presenta un desafío extra: mayor diversidad también para los patógenos.
Según EcoHealth Alliance, más del 60% de las enfermedades infecciosas emergentes derivan de huéspedes animales. Tal es el caso del VIH, la gripe aviar y, más recientemente, el Ébola.
Aunque existen una cantidad de brotes infecciosos que no pueden evitarse, la clave está en evitar que se conviertan en epidemias, según Espinal. Para eso, agrega, es importante que los gobiernos inviertan en prevención y tratamiento, pero también que la sociedad civil colabore.
Fuente: BBC MUNDO
Tema: Actualidades. Publicado: feb 27th, 2017.