Problemas del género gramatical en medicina (II)
El género de los nombres de persona
Uno de los fenómenos más importantes de nuestra época es, sin duda, la incorporación de las mujeres a los trabajos que tradicionalmente habían desempeñado los varones, así como los cambios sociales que ello ha ocasionado. El lenguaje, como un aspecto más de la sociedad, no ha quedado al margen de esta evolución.
¿”Una médico” o “una médica”?
No me ocuparé aquí, por supuesto, del sexismo en el lenguaje médico, que ha hecho correr verdaderos ríos de tinta. El lector interesado en estos aspectos dispone del excelente libro publicado recientemente por García Meseguer, así como de una amplia bibliografía, tanto en lo relativo al lenguaje comúncomo al lenguaje médico. Únicamente me permitiré aconsejar a quien pretenda introducirse en este terreno, que mantenga siempre bien presente la distinción ya comentada entre “sexo” y “género”.
En el campo semántico de los nombres de persona, la mayor parte de los sustantivos castellanos pertenecen a uno de los dos grupos siguientes[22]: sustantivos con doble forma por género (p. ej.: “el neurólogo” y “la neuróloga”) o sustantivos con forma única y género implícito, también llamado género común de dos (p. ej.: “el oculista” y “la oculista”). En cualquier caso, no debemos olvidar que tanto las palabras de doble forma como las de forma única lo son por su propia morfología, con independencia de que en la realidad existan o no personas que respondan a su significado; es decir, el sustantivo transportista debe ser común y no masculino (como erróneamente sigue definiéndolo el DLE) independientemente de que existan o hayan existido jamás mujeres que desempeñen tal profesión.
En el campo semántico de lo inanimado, por el contrario, el grupo más numeroso de palabras corresponde a las de forma única y género explícito: biopsia es siempre una palabra femenina; quirófano, siempre masculina. Esto no quiere decir, claro está, que entre los sustantivos de persona no existan también algunas voces, pocas, de forma única y género explícito, que pueden aplicarse a ambos sexos sin perder su género gramatical, ya sea éste masculino (p. ej.: bebé, cadáver, personaje, ser) o femenino (p. ej.: criatura, familia, gente, persona, víctima).
Sustantivos con doble forma
Se incluyen en este grupo la casi totalidad de los sustantivos de persona terminados en o o en consonante precedida de o, con excepción de las palabras compuestas verbo-sustantivo, como matasanos o portavoz, que son de género común. Aunque en algunos casos el femenino se forma con una palabra de distinta raíz (p. ej.: marido y mujer), la mayor parte de los sustantivos de este grupo forman el femenino mediante la terminación a (p. ej.: profesor y profesora, enfermo y enferma).
Por supuesto, en todas las palabras de este grupo conviene generalizar el femenino a los nombres de profesiones o cargos cuando los desempeñan mujeres; así, hablaremos de la catedrática, la oncóloga, la directora, la doctora, la médica o la profesora. Según García Meseguer, y en clara prueba de la adaptación de la RAE a los nuevos tiempos, la última edición del DLE (21ª edición, 1992) registra ahora el femenino en 207 entradas que aparecían únicamente en forma masculina en la 20ª edición (1984); entre ellas, las siguientes de interés en medicina: bióloga, directora, fisióloga, gerontóloga, históloga, inoculadora, inspectora (p. ej.: inspectora de sanidad), laringóloga, protésica, radióloga y sifilógrafa. A pesar de este esfuerzo de modernización, el DLE no recoge todavía otras 303 formas femeninas de profesiones, como camillera, magistrada, otóloga, rectora o subinspectora.
Problemas de género gramatical en medicina
Fernando A. Navarro
Tomado de: http://ec.europa.eu/translation/bulletins/puntoycoma/42/navarro.htm
En: Gramática en la medicina. Publicado el sep 11th, 2014.
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