Comentarios acerca del lenguaje científico
No hay que ser especialistas en asuntos del idioma para saber que las personas modifican intencionalmente su forma de hablar – unas más, otras menos – según el medio en que se encuentran. Un hombre no muy culto cuando se dirige a quienes considera más instruidos que él, generalmente, se esfuerza por expresarse lo mejor posible.
Hay recursos convenientes en el coloquio que a nadie se le ocurriría utilizar cuando escribe. Y viceversa: hay elementos propios de la lengua escrita que si se utilizan en la conversación diaria, sonarían mal en los oídos de las personas que escuchan. Eso es así, a pesar de que siempre hay quien cree erróneamente que habla como escribe o escribe como habla.
En el desarrollo de las lenguas, es un fenómeno corriente el que determinada estructura se muestre más productiva que otras en ciertas épocas, y surjan determinados términos y estructuras válidos para los efectos del habla cotidiana, pero no debemos dejarnos llevar por el hábito adquirido en el coloquio. Ciertamente, esos hábitos a veces son difíciles de evitar, pero quien escribe o traduce, sobre todo si se trata de textos científicos, debe ser celoso y vigilante en este sentido. Existen términos que, aunque los usemos en el lenguaje oral, no debemos permitir que aparezcan en artículos científicos o en una ponencia.
Consideramos que para una mayor eficiencia del lenguaje científico-técnico es conveniente establecer las diferencias entre los términos que parecen intercambiables, pero no lo son, o sinónimos, pero no lo son del todo. Lamentablemente, científicos y médicos no siempre son conscientes de la importancia del medio de comunicación de que se sirven. Sería bueno que algún día exista entre nosotros un organismo encargado de regular el vocabulario de la ciencia y la técnica y que eduque a los interesados en lo conveniente de mantener la exactitud, la precisión y la claridad del lenguaje científico.
Mientras llega ese momento es obligación de quienes tienen mayor visión de los problemas, sobre todo los profesionales y quienes publican artículos y otros trabajos, expresarse con la mayor corrección posible e influir con su ejemplo sobre aquellos que están formando.
Por otra parte, siempre nos ha llamado la atención observar que muchos científicos hispanohablantes, a pesar de serlo, gustan de hacer aparecer en sus trabajos palabras de origen inglés. Pensamos que esto se debe a que siempre puede haber quien considere que la forma inglesa tiene más prestigio, es más científica que la española, o simplemente que el término en español no tiene la equivalencia exacta que el término en inglés. Esto ocurre con frecuencia, pues hay quien considera al español no apto para el lenguaje científico. Ello significa desconocer, no solo la realidad lingüística de nuestro idioma, sino también la del inglés, puesto que en cualquier diccionario se puede comprobar la gran cantidad de ejemplos que existen en que los términos en inglés tienen su traducción al español y no hay que recurrir al término extranjero. Podemos mencionar shock, output, feed back, follow up y otros muchos, que tienen su equivalente en español.
Existen muchas palabras propias de nuestro idioma, cuyos significados han sido establecidos con el paso de los siglos, mas son incorrectamente usadas en medicina por asignársele contenidos que le son ajenos; el fenómeno es provocado, generalmente, por su semejanza formal con voces de otros idiomas, por ejemplo, injuria del inglés injury; errores de errors, manejo de manage, evento de event.
En nuestra opinión, debía proscribirse de las publicaciones médicas estas y otras muchas imprecisiones terminológicas y no deben ser aceptados en el conjunto de los vocablos médicos, pues no aportan desde el punto de vista contextual el verdadero significado que tienen los términos en español: son solamente elementos de confusión y abigarramiento.
En otros momentos nos hemos referido a incorrecciones de este tipo y realmente no parece que no hay razón alguna para incurrir en esto errores. La terminología es el elemento de importancia fundamental para el avance de una ciencia, y todo aquel que se decide a escribir un trabajo científico está obligado a velar por la exactitud de los términos técnicos que emplea. El cuidado de la terminología usada demuestra, ante todo, respeto por la propia labor investigativa y por aquellos que han de leer lo que uno escribe.
Como conclusión podemos afirmar que no hay razón ninguna para usar términos ingleses o de otro idioma en los trabajos publicados en Cuba, si tenemos los nuestros, y se estará hablando en términos científicos y correctos desde el punto de vista del idioma español.
por Rodolfo Alpízar Castillo
Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas
“El lenguaje en la medicina, usos y abusos”
Editorial Científico-Técnica, 2007
En: Traducción y terminología médica. Publicado el sep 12th, 2014.
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