Problemas de género gramatical en medicina (III)
Sustantivos de género común
Dos son los problemas principales que presentan los sustantivos de género común. En primer lugar, el DLE designaba tradicionalmente como masculinos la mayor parte de los nombres de profesiones desempeñadas de forma preferente por los varones. También aquí resultan evidentes los esfuerzos de modernización de la RAE.
La mayor parte de los sustantivos comunes, o sustantivos de forma única y género implícito, terminan en a, en e o en consonante precedida por una vocal que no sea o: alférez, artista, cónyuge, consorte, cónsul, espía, fiscal, industrial, joven, líder, paciente, pediatra, pobre, profesional, rehén, socialista, ujier, virgen.
Dentro de este grupo, en medicina resultan especialmente abundantes los nombres de profesión formados con el sufijo -ista (p. ej.: anatomista, anestesista, especialista, internista, oculista, psicoanalista) o mediante sustantivación de un participio presente (p. ej.: ayudante, docente, estudiante, oyente, paciente, residente).
En todos los sustantivos de este grupo, la forma femenina no difiere de la masculina. Como excepción a esta norma, cabe señalar el caso de la palabra parturienta, que apenas se utiliza en la forma correcta parturiente (probablemente por tratarse de una palabra de amplio uso popular y que, por motivos obvios, únicamente se aplica a las mujeres).
La última edición del diccionario académico marca ahora como comunes 125 palabras que hasta 1992 se daban como masculinas; entre ellas, anestesista, aspirante, auxiliar, colega, dentista, estudiante, foniatra, gerente, practicante, profesional y psiquiatra. No obstante, faltan todavía por incorporar al diccionario 135 sustantivos comunes (que la RAE considera todavía erróneamente como sustantivos masculinos); entre ellos, analista, matasanos, ocularista (fabricante de ojos artificiales), oyente, pederasta y podiatra.
El segundo problema que plantean estas palabras es la creciente tendencia a convertirlas en sustantivos con doble forma. En efecto, observo con sorpresa que incluso la propia RAE recoge ya en su Diccionario las formas “jueza” (olvidando que la terminación en z es típica del femenino: niñez, nuez, preñez, rapidez, vejez, etc.), “presidenta” (siguiendo el uso popular: “regenta”, “asistenta”) e incluso el tremendo barbarismo “modisto”. No sigamos esta mala costumbre en el lenguaje médico y mantengamos la forma única al hablar de las pacientes, las médicas residentes, las asistentes a un congreso o la presidente de una sociedad científica.
El género de los nombres de cosa
En castellano no existen reglas fijas para determinar el género de una palabra a partir de su terminación. Es cierto que los sustantivos terminados en -a, -d o -z suelen ser femeninos y que los terminados en -e, -i, -l, -n, -o, -r o -s suelen ser masculinos, pero podría citarse buen número de excepciones con cualquiera de estas terminaciones. Como prueba de ello, veamos tan sólo a modo de ejemplo lo que sucede con la norma de este tipo más aceptada en nuestro idioma.
Es bien sabido que, en castellano, casi todos los sustantivos terminados en -o son masculinos. Tan es así que, en nuestro lenguaje especializado, son masculinos incluso los que proceden de femeninos latinos, como impétigo, lanugo, lumbago, vértigo o cartílago (con la sola excepción de virago, y ello por motivos claros). Tradicionalmente se enseñaba en las escuelas que esta norma sólo tenía tres excepciones en castellano: mano, nao y seo. Pues bien, a estas tres excepciones clásicas, se han añadido en los últimos tiempos no sólo la libido freudiana, sino, sobre todo, las formadas por apócope de palabras femeninas. Éstas abundan hoy no sólo en el lenguaje general, como radio (radiodifusión), magneto (máquina magnetoeléctrica), moto (motocicleta), foto (fotografía) o bonoloto (de bono y lotería), sino también en el lenguaje médico hablado, como eco (ecografía), polio (poliomielitis), cardio (cardiología), necro (necropsia) o neo (neoplasia).
En realidad, sólo conozco una norma sin excepciones en cuanto a la atribución del género gramatical. Y es que, en castellano como en francés, los anglicismos adoptan siempre el género masculino, como demuestran el bypass, el distress, el feedback, el flush, el flutter, el immunoblot, el kit,el rash, el relax, el scanner, el screening, el shock, el shunt, el spray, el staff, el stent, el stress, el test o el turnover.
Problemas de género gramatical en medicina
Fernando A. Navarro
Tomado de: http://ec.europa.eu/translation/bulletins/puntoycoma/42/navarro.htm
En: Gramática en la medicina. Publicado el sep 11th, 2014.
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