Problemas de género gramatical en medicina (I)
Género y sexo
Aunque el género gramatical no es una fuente importante de problemas en español, la mayoría de los médicos dudan a la hora de asignar el género apropiado a vocablos de uso tan frecuente como acné, asma, autoclave, cobaya, enzima o tortícolis. Y lo peor de todo es que, en caso de duda, no saben bien a dónde acudir para hallar la solución correcta.
Antes que todo, conviene dejar bien clara la distinción entre «género» y «sexo». El término griego geno designa tanto el género gramatical como el sexo de los seres vivos, pero no así la palabra castellana género (ni tampoco la inglesa gender, aunque actualmente se utiliza mucho, de forma incorrecta, con el sentido de sexo), que corresponde a un accidente gramatical y se aplica a las palabras, nunca a las personas.
El género es, por así decirlo, “el sexo de las palabras”. La confusión entre género y sexo deriva probablemente del hecho de que las denominaciones de los dos géneros gramaticales, masculino y femenino, son idénticas a las de los dos sexos. Aunque en el mundo inanimado no cabe posibilidad alguna de confusión (nadie pensaría que el paludismo sea un macho y la gripe una hembra), en el mundo animado es frecuente que los hablantes estén convencidos de que las palabras de género masculino se aplican a personas o animales de sexo masculino, y las palabras de género femenino, a personas o animales de sexo femenino.
Una misma palabra de género masculino, como cardiólogo, puede aplicarse, según el contexto, a una persona de sexo masculino (“Juan es cardiólogo”), a un conjunto de personas de ambos sexos (“todo cardiólogo debe actualizar sus conocimientos”) o a una persona cuyo sexo se desconoce todavía (“espero que en este hospital haya un cardiólogo de guardia”).
El género es un accidente gramatical que sirve para indicar la clase a la que pertenece un sustantivo por el hecho de concertar con él una forma de la flexión del adjetivo y del pronombre; no es, por lo tanto, más que un recurso sintáctico para expresar la concordancia. En castellano, como en otros idiomas románicos (francés, italiano, portugués, catalán), el género afecta al sustantivo, al adjetivo, a algunos pronombres, al artículo y a algunos participios cuando se usan como adjetivos. Aunque el verbo muestra género en hebreo, en castellano sólo lo tienen -siempre masculino- algunas formas verbales sustantivadas.
El género gramatical, en su división general en tres clases, masculino, femenino y neutro, es característico de los idiomas indoeuropeos. El género neutro, que tuvo gran importancia en las antiguas lenguas indoeuropeas -incluido el latín clásico- y la conserva en algunas lenguas actuales, como el alemán, ha desaparecido casi por completo en las lenguas romances. En castellano, no obstante, se conserva un vestigio del género neutro en el pronombre (p. ej.: “esto es mejor que aquello”) y en el artículo neutro utilizado para sustantivar adjetivos con carácter abstracto (p. ej.: “lo cortés no quita lo valiente”).
En el lenguaje médico, aunque no son raras las expresiones del tipo “trastorno motriz” o “desarrollo psicomotriz”, apenas hay problemas de concordancia entre sustantivo y adjetivo, por lo que las dificultades del género gramatical afectan casi exclusivamente a los sustantivos, y pueden dividirse en dos grandes grupos. En relación con los sustantivos de persona, son frecuentes las dudas en torno a las formas femeninas de las actividades profesionales. En relación con los sustantivos de cosa, son relativamente abundantes las dudas en torno a la atribución del género adecuado.
Problemas de género gramatical en medicina (I)
Fernando A. Navarro
Tomado de: http://ec.europa.eu/translation/bulletins/puntoycoma/42/navarro.htm
En: Gramática en la medicina. Publicado el sep 11th, 2014.
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