La veracidad en el texto médico
En un texto científico es intolerable escribir que la semivida plasmática de la digoxina es de 4 horas si en realidad es de 35 horas. La veracidad, rasgo esencial de todo texto médico o científico que se precie, depende de dos factores. En primer lugar, del hecho de que los datos comunicados se correspondan efectivamente con la realidad; en segundo lugar de la redacción y del lenguaje que se use.
Esto depende del método científico utilizado, del diseño experimental, de la muestra escogida, de los instrumentos de medida empleados o del análisis estadístico aplicado, pero no de cuestiones relativas a la redacción o el lenguaje, de modo que queda fuera de mi ámbito de interés para el presente artículo.
Lo que sí tiene que ver, y mucho, con la redacción y el lenguaje es el segundo factor que determina la veracidad de un texto científico: me refiero al hecho de que lo que aparece escrito en el texto corresponda exactamente a lo que el autor quiso en realidad decir. Porque esto, que parece una perogrullada, no está en absoluto garantizado en los textos médicos publicados en español. Para demostrarlo, comenzaré con un ejemplo especialmente llamativo y evidente:
«Mujer de 47 años, sin antecedentes de suicidio, que acude a la consulta por depresión endógena».
El sentido común más elemental nos dice que eso es lo que aparece escrito, sí, pero no lo que el autor quería decir, porque toda persona con antecedentes de suicidio está muerta por definición, y resultaría, pues, francamente difícil acudir a un consultorio, aunque sea de psiquiatría.
Es evidente que, donde dice «suicidio», el autor quería decir «tentativa de suicidio» o «intento de suicidio», que es muy distinto.
Un grupo especialmente frecuente de errores que atentan contra la veracidad de lo escrito y llevan a un autor a afirmar algo distinto de lo que pensaba es el formado por los errores atribuibles a la traducción literal de un texto escrito en otro idioma (generalmente el inglés). Lo cual, por cierto, no es de extrañar, pues es bien sabido que lo que en un idioma resulta correcto, preciso y claro, puede en otro idioma resultar incorrecto, vago o confuso si, por comodidad, prisas o ignorancia, el autor se queda con la primera traducción literal que se le ocurre. Compare el lector la siguiente frase inglesa con la traducción que se publicó en una revista española:
«A total of 46 cases have been reported since 1996, but WHO estimates that the actual figure is 10 times higher».
«Un total de 46 casos han sido reportados desde 1996, pero la OMS estima que la cifra actual es 10 veces más alta«.
A primera vista, parece que ambas frases vienen a decir más o menos lo mismo. Cuando lo cierto es que el traductor confundió el adjetivo inglés actual con su homógrafo español “actual”, y al hacerlo modificó de forma considerable el significado
de la frase. En la frase original, de hecho, no se habla de la «cifra actual» (que en inglés sería present figure), sino de la «cifra real», que es muy distinto. Obsérvese qué diferente es lo que hubiera entendido el lector hispanohablante si se hubiera optado por la redacción correcta:
«Se han notificado 46 casos desde 1996, pero la OMS calcula que la cifra real es diez veces mayor».
Me interesa destacar que este tipo de errores por traducción equivocada de términos ingleses no afecta sólo a los traductores, sino también, y quizás en mayor medida, a los médicos de habla hispana que escriben directamente en español,
pero están acostumbrados a leer las publicaciones especializadas en inglés.
De hecho, en el campo del lenguaje médico, todos cuantos escribimos en español somos hoy traductores aficionados, si bien a menudo lo somos de forma inconsciente. Y es fácil entender que un traductor aficionado está más expuesto que el profesional
a los peligros de la traducción. Porque he traído el ejemplo de actual, pero lo cierto es que bien pudiera haber escogido muchísimos otros ejemplos de traducción engañosa.
“Recetas médicas para nuestro lenguaje enfermo”
Por el Dr. Fernando A. Navarro
Médico especialista y traductor médico
Reproducido con autorización del autor
En: Redacción y estilo. Publicado el sep 1st, 2014.
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