A más temperatura global más dengue en América Latina
Hasta 3,3 millones de nuevos casos de dengue podrán evitarse anualmente en América Latina si el aumento de temperatura no supera los 1,5 ºC para fin de siglo. Y si el calentamiento global se mantiene en 2 ºC, se evitará el surgimiento de 2,8 millones de casos anuales de dengue en América Latina hasta el 2100, según un nuevo estudio.
En cambio, en un escenario en el que se haga poco para controlar la emisión de gases de efecto invernadero, el avance de la temperatura media global llegaría a 3,7 ºC y la región podría tener en promedio 12 millones de casos adicionales por año de la enfermedad hasta finales del siglo, sostiene el estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
El aumento de la temperatura media global alargaría el área de reproducción del Aedes aegypti, transmisor de la enfermedad, y con ello aumentaría la posibilidad de que más personas en áreas templadas contraigan dengue, explica Felipe Colón González, investigador de la Universidad de East Anglia, en el Reino Unido, y uno de los coautores del estudio.
Según el investigador, en los tres escenarios “el número de casos alcanzaría su punto culminante a mediados de siglo y comenzaría a reducirse un poco hasta 2100, debido a cambios en el clima”, ya que la temperatura comenzaría a deender un poco a fines de este siglo.
Para su estudio, los investigadores se basaron en las cifras de los casos de dengue ocurridos entre 1961 y 1990 en los tres países más poblados de América Latina: Brasil, Colombia y México, y los compararon con los patrones climáticos y de transmisión de la enfermedad en ese período. Los resultados se cruzaron con las proyecciones de cambios climáticos futuros generados a partir de tres escenarios de aumento de temperatura global considerados en los modelos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).
Así establecieron que el número de casos de dengue a mediados de este siglo sería 260 por ciento mayor de lo que fue en el período estudiado, y 234% más hasta 2100, si la temperatura media global alcanza los 3,7 °C.
La meta establecida por el Acuerdo Climático firmado en París en 2015 es un aumento de 1,5 a 2 °C.
Para Denise Pimenta, investigadora de políticas públicas en enfermedades infecciosas y parasitarias en la Fundación Oswaldo Cruz en Minas Gerais, estudios como éste “son interesantes porque proporcionan datos cuantitativos a partir de los cuales los gestores pueden planear políticas públicas y orientarse para tomar decisiones”.
Pimenta recuerda, sin embargo, que el vínculo entre clima y enfermedad no es lineal. “El clima afecta el crecimiento y la expansión del vector, y no necesariamente a la expansión de la enfermedad”, explica.
Factores como el desarrollo socioeconómico y políticas de salud pública pueden contener el avance de enfermedades como el dengue incluso si hay cierto aumento en el número de mosquitos Aedes aegypti, transmisor de la enfermedad, señala a SciDev.Net.
El desarrollo socioeconómico, que garantiza una buena infraestructura para el tratamiento de enfermedades como el dengue, falta en muchas regiones donde es endémico, como América Latina, el sudeste asiático y el continente africano.
“Enfermedades como el dengue, zika y chikungunya, transmitidas por el Aedes aegypti, y también la malaria y fiebre amarilla, afectan más a las poblaciones marginadas y vulnerables. Y son las que tienden a avanzar más en la región en el futuro cercando debido al cambio climático”, alerta la investigadora.
Denise Pimenta observa que, al final, “los impactos del cambio climático terminan recayendo más sobre las poblaciones vulnerables, y por lo tanto sus efectos sobre ellas son mucho peores”.
Un artículo publicado hace pocas semanas en la revista Geophysical Research Letters advierte que las poblaciones de los países en desarrollo, especialmente de los pequeños estados insulares, sufrirán más los efectos del cambio climático.
El aumento de períodos de sequías, del nivel de los océanos y la reducción de la biodiversidad de estos lugares, junto con la incidencia de enfermedades, será especialmente impactante para los habitantes de los trópicos. Por eso, la naturaleza del impacto del cambio climático es profundamente desigual, subrayan los investigadores de ese estudio.
“Es una situación muy perversa”, señala Pimenta. Para ella, la meta de mantener el aumento de la temperatura global “muy por debajo de 2 °C”, tal como se acordó en la Conferencia Climática de París, es sólo un comienzo: el reconocimiento de que el problema existe.
“Por más que, históricamente, metas como las trazadas en el Acuerdo de París no se cumplen, sigue siendo importante tener metas y acordar internacionalmente cuáles son”, finaliza.
Tema: Noticias. Publicado: jun 28th, 2018.