La COVID-19 pone barreras, ¿cómo los agricultores las saltan?
En el sector de la Agricultura, a la par que se prepara la tierra, se siembra y se piensa en la próxima campaña. Es una lucha que no termina, un desafío permanente para que haya comida en cada hogar de la provincia, porque si la COVID-19 pone barreras, los encargados de producir alimentos en Ciego de Ávila las saltan.
Que me disculpen si hay algo más enrevesado que la distribución de los productos del agro, más ahora en tiempos de COVID-19, cuando crecen los destinos hacia donde enviar la producción, sin quitarle la que les llega a otros.
Pese a las circunstancias que impone la pandemia, los sectores cooperativo y campesino, y estatal, en Ciego de Ávila, desarrollaron una exitosa campaña de primavera (marzo-agosto) y mantuvieron los envíos a más de una treintena de centros de aislamiento, hospitales, comunidades en cuarentena, al turismo, que comienza a crecer en el destino Jardines del Rey, y a La Habana, como de costumbre.
La «exitosa campaña de primavera», como la cataloga Orlando Pérez Pedreira, delegado de la Agricultura en la provincia, es el resultado del incremento de las áreas cultivables, del cumplimiento del plan de siembra, ascendente a más de 16 000 hectáreas, del buen aprovechamiento de la maquinaria disponible, de la capacitación de los trabajadores, y de la voluntad de saltar por encima de las barreras que impone la COVID-19.
La gran mayoría de los asociados al sector cooperativo y campesino, en sus planes y compromisos incluyen la solidaridad, y hacen llegar sus producciones a centros de aislamiento y personas vulnerables, sin que haya que retribuirles el valor de la mercancía.
La cooperativa de producción agropecuaria Paquito González, la mejor del país el pasado año entre las dedicadas a los cultivos varios y donde es punto vital la exigencia en función del cumplimiento de la tarea diaria, el respeto a los horarios de entrada y salida del campo, el correcto empleo de la maquinaria, del balance de recursos, y algo muy importante: «La gente estira el horario de la tarde hasta la puesta del sol», manifiesta José Alberto González, presidente de esa organización.
No hay quien se ponga a sacar cuentas de cuánto gano, cuánto pierdo, cuando alguien toca a la puerta de un hogar guajiro y pide un aporte de alimento para los centros de aislamiento, o cuando lo hacen por iniciativa propia, como ha sucedido en reiteradas ocasiones desde marzo último, con la llegada de la COVID-19.
De esa actitud conocemos quienes hemos seguido la pista a donaciones realizadas que han llegado a disímiles centros en la ciudad y a otros donde se encuentran ingresados los contactos y sospechosos o, simplemente, donde existen personas vulnerables: el Centro Gerontológico Camilo Cienfuegos, el hogar de niños sin amparo familiar, la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez, la escuela Ceballos Ocho, el motel Las Cañas, La Rueda y La Arboleda, entre otros.
Toneladas de plátano vianda, fruta y burro; malanga, calabaza, tomate, frijol, ají, pepino, frutabomba, marañón y chirimoya, botellas con jugo, aliño, adobo, mojito, carne de cerdo y cientos de kilogramos de puré de tomate y vitanova, es la amplia gama de productos entregados por integrantes de la cooperativa de producción agropecuaria (CPA) Paquito González, de Baraguá, y las cooperativas de créditos y servicios (CCS) Patricio Sierralta, de Ciro Redondo, José Martí, José Antonio Echevarría y Ángel del Castillo, por solo mencionar algunas.
Alexander Ramírez Marrero, campesino de la CCS Patricio Sierralta, es uno de los que no mira el bolsillo cuando de la necesidad del otro se trata. De su minindustria La Candelaria salen, con destino a esos centros, miles de botellas llenas de jugo, incluidas latas con dulce de coco, la especialidad de esa fábrica.
«Cualquiera puede tener un amigo o un familiar allegado en alguno de esos centros por motivo de la COVID-19; abastecerlos, darle el alimento sin costo alguno es un gesto que la mayoría no olvida», comenta Ramírez.
Iniciativas similares tuvo la CCS Ángel del Castillo y la unidad empresarial de base (UEB) Ricardo Rey, con la representación del joven productor Saúl Rojas, que donó carne de cerdo y carnero.
Frank Güemes Alonso, presidente de la ANAP en Ciego de Ávila, da a conocer cifras dignas de elogio: «Nuestros campesinos han donado, en la fase del rebrote, más de 3 500 botellas de jugo, 1 600 pomos de néctar, 1 300 barras de guayaba, 662 litros de mermeladas de guayaba, 200 litros de puré de tomate, 72 botellas de aliño, 24 de adobo, igual cifra de vitanuova, además de carne de cerdo, pasta de ajo, varias toneladas de plátano vianda, fruta, yuca, boniato, malanga, calabaza, pepino, aguacate, melón, frijol, arroz, frutabomba, guayaba y café, entre otros productos que salen de la campiña y en actitud desinteresada los ponen en manos de quienes lo necesitan».
CUANDO EL SARS-COV-2 APRIETA: MEDIDAS EMERGENTES
Cuando era inminente la llegada de la pandemia, directivos y autoridades del sector de la Agricultura en Ciego de Ávila habían diseñado una estrategia de sobrevivencia, por si «el zapato apretaba demasiado».
«Pusimos en práctica medidas emergentes, comenta Pérez Pedreira, para mantener la vitalidad del sector, con estrategias diseñadas para la siembra, la producción y la comercialización, con el objetivo único de llegarle a la mayoría de la población de la provincia».
En total, el sector estatal destinó hasta ahora a consejos populares, barrios y municipios de la provincia más de 50 toneladas de alimentos del agro que, si bien no satisfacen todas las necesidades, sí constituyen un paliativo a la alimentación de las personas en tiempos de COVID-19.
«En el apreciable nivel de producción todo es comida directa para el pueblo avileño, más las decenas de toneladas que diariamente salen hacia La Habana a bordo de camiones y rastras», especifica el delegado de la Agricultura.
Si una empresa reúne todos los ingredientes: eficiencia, productividad y entrega de alimento para el consumo local y el turismo, esa es la Agroindustrial Ceballos, acostumbrada a los grandes desafíos, y pionera en el polo exportador agrícola avileño, junto a su homóloga, la agropecuaria La Cuba, que en tiempos del alza del turismo abastecía a 153 instalaciones en el país.
Wilver Bringas Fernández, quien lleva las riendas de la Agroindustrial Ceballos desde hace más de un lustro, afirma que siempre se aprende de los momentos difíciles y, más que lamentaciones, en el orden empresarial, la COVID-19 contribuyó a una reorganización de los destinos de las producciones.
Si productos agrícolas frescos y también procesados como piña, jugos concentrados, ají picante, puré de mango aséptico, papaya sulfitada y Chile Habanero, son bien recibidos en países europeos, varias de esas producciones se sumaron a las ventas de la población.
Y algo no siempre mencionado es que el entramado productivo de una provincia de amplias potencialidades en el sistema de la agricultura, también lo conforman los más de 30 000 patios y parcelas que producen alimentos y se encuentran diseminados por todo el territorio, según datos que ofrece Osmany Fleitas González, jefe del Departamento Provincial de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar. «Una golondrina no hace verano, pero 30 000, sí», manifiesta.
ACOPIO: COMERCIALIZACIÓN ENTRE VERICUETOS
Ciego de Ávila pudiera estar sitiada por la COVID-19, pero en el caso de la distribución de productos del agro no es así, asegura Antonio Gross Morales, director de Técnica y Comercialización de la Empresa Provincial de Acopio, quien reconoce que han aparecido en el escenario del organismo distribuidor muchos lugares, vericuetos, donde también hay que hacer las reparticiones.
Para ello, cinco camiones y tres agromóviles se mueven por el municipio cabecera y llegan, no solo a las cada vez más expandidas zonas rojas, sino a otras barriadas donde la población puede adquirir salsa condimentada, papas prefritas, mermeladas, etc.
«Nosotros mantenemos una oferta adecuada para el momento, sobre todo de calabaza, plátano y melón, y distintas variedades de plátano, que distribuimos en los puntos establecidos, y ahora comienza a aparecer la yuca, sin afectar el envío de entre 11 y 13 toneladas diariamente a la capital del país, compromiso que cumplimos hasta la fecha».
En el sector de la Agricultura, a la par que se prepara la tierra, se siembra y se piensa en la próxima campaña. Es una lucha que no termina, un desafío permanente para que haya comida en cada hogar de la provincia, porque si la COVID-19 pone barreras, los encargados de producir alimentos en Ciego de Ávila las saltan.
Fuente: Granma
Tema: Acontercer cubano en salud. Publicado: oct 8th, 2020.