Tres vacunas experimentales contra el ébola protegen del virus más de dos años.
La investigación podría tener un “gran impacto” en la lucha contra el ébola
Tres vacunas experimentales contra el ébola, una de ellas ya utilizada en el actual brote en República Democrática del Congo, han conseguido proteger frente al virus durante dos años y medio después de la inmunización, según se desprende de un estudio de investigadores de la Universidad de Oxford (Inglaterra) y la Universidad de Glasgow (Escocia). “Estos resultados serán inestimables a la hora de decidir qué estrategia usar para inducir una protección duradera, por ejemplo, en los profesionales de la salud en áreas en riesgo continuo de brotes”, explica una investigadora.
La investigación, presentada en la Reunión Anual de la Sociedad Americana de Medicina Tropical e Higiene, podría tener un “gran impacto” en la lucha contra el ébola, dada la “urgente necesidad” de vacunas, según explica una de las principales responsables del estudio, Katie Ewer.
El estudio de Oxford ha examinado la duración de la inmunidad analizando muestras de sangre tomadas de voluntarios humanos sanos que habían recibido una de las tres vacunas más de dos años antes. “Estos resultados serán inestimables a la hora de decidir qué estrategia usar para inducir una protección duradera, por ejemplo, en los profesionales de la salud en áreas en riesgo continuo de brotes”, explica la investigadora.
En general, el análisis de las vacunas experimentales contra el ébola mostró que las tres todavía estaban produciendo una fuerte respuesta de anticuerpos a la enfermedad dos años y medio después de la inmunización. Una de las vacunas, desarrollada por Merck, ahora se está utilizando en la República Democrática del Congo, y ya existían pruebas preliminares de que su protección duró al menos dos años.
Si bien la protección de las vacunas en realidad podría ser mucho más extensa, esta es la vacuna que más tiempo inmuniza frente al virus hasta el momento. “Para proteger a los sanitarios, es realmente importante generar respuestas inmunitarias persistentes, y esta es ahora la necesidad más urgente de una vacuna contra el ébola”, detalla Ewar.
De hecho, Ewar recuerda que durante el brote de ébola de 2013-2016 en África occidental, los profesionales de la salud no tuvieron la opción de vacunarse. “Esa fue una de las razones por las que fue tan difícil contener la propagación de la enfermedad. Los sanitarios, que son fundamentales para combatir la enfermedad, también fueron los más propensos a estar expuestos, y muchos murieron al principio del brote después de haber sido infectados por sus pacientes”, expone.
Otra pregunta importante que se plantean los responsables del estudio es si la persistencia de esta respuesta inmune puede mejorarse al administrar una dosis de vacuna de ‘refuerzo tardío’ de 3 a 4 años después de la inmunización inicial. Para averiguarlo, lo estudiarán en un trabajo adicional en Reino Unido y Senegal el año que viene.
Adaptable a otras enfermedades epidémicas
Por otra parte, Ewer señala que el estudio también ha evidenciado que una de las plataformas de vacunas utilizadas para el ébola podría ser “muy adaptable” a otras enfermedades. “Las campañas de vacunación contra el ébola que se intensificaron después del brote en África occidental ha producido una explosión en el desarrollo de vacunas que podría dejarnos mucho mejor preparados para combatir otros brotes de enfermedades infecciosas. Ha ayudado a los políticos a comprender la necesidad. Ese apoyo ha ayudado a validar nuevas plataformas de vacunas, incluida una que es adaptable a varias enfermedades virales”, concluye Ewer.
Por ejemplo, el Instituto Jenner de la Universidad de Oxford está trabajando en asociación con Janssen Pharmaceuticals para seguir un enfoque similar y desarrollar rápidamente vacunas contra tres enfermedades letales: la enfermedad del virus Nipah, la fiebre de Lassa y el síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio (MERS-CoV).
El trabajo para desarrollar estas vacunas está siendo financiado por la Coalición para las Innovaciones de Preparación para la Epidemia (CEPI, por sus siglas en inglés), establecido con fondos de los gobiernos de Noruega, Japón y Alemania, junto con la Fundación Bill y Melinda Gates y Wellcome Trust.
En este punto, apuntan que, si bien la vacuna contra el ébola que ahora se usa en la República Democrática del Congo tenía 12 años de fabricación, otras vacunas, como la de la meningitis, han tardado “décadas en desarrollarse”. Los líderes del CEPI creen que, para muchas enfermedades, ese tiempo puede reducirse a tan solo ocho meses.
“Ha pasado mucho tiempo, pero esperamos que pronto veamos que las vacunas y las terapias serán herramientas rutinarias para combatir el ébola. Necesitamos fondos suficientes para garantizar que estas nuevas tecnologías se abren paso a las poblaciones más necesitadas y que el proceso de rápido desarrollo se expanda a otras enfermedades prioritarias”, concluye el presidente del Programa Científico de Sociedad Americana de Medicina Tropical e Higiene, Daniel Bausch.
Referencia bibliográfica:
Katie J. Ewer et al. Durability of immune responses induced by three leading candidate Ebola vaccine regimes; rVSV ZEBOV, ChAd3 EBO Z-MVA BN-Filo and AdHu26.ZEBOV-MVA BN Filo. En: American Society of Tropical Medicine and Hygiene’s 67th annual meeting: 28 de octubre a 1 de noviembre. Nueva Orleans. 2018. Disponible en: https://astmhpressroom.wordpress.com/annual-meeting/ebola-vaccine-impact
Tema: Artículos, Noticias. Publicado: nov 7th, 2018.