Una proteína podría combatir los parásitos de la malaria
Una proteína recién descrita podría ser un objetivo efectivo para combatir los parásitos de la malaria resistentes a los fármacos, como se explica en un artículo publicado en la edición de este miércoles de ‘Cell Host & Microbe’. La proteína, el factor de transcripción PfAP2-I, regula una serie de genes implicados en la invasión de los glóbulos rojos por parte del parásito, una parte crítica del complejo ciclo de vida del parásito, que podría ser el blanco de nuevos fármacos antimaláricos.
Una proteína recién descrita podría ser un objetivo efectivo para combatir los parásitos de la malaria resistentes a los fármacos, como se explica en un artículo publicado en la edición de este miércoles de ‘Cell Host & Microbe’. La proteína, el factor de transcripción PfAP2-I, regula una serie de genes implicados en la invasión de los glóbulos rojos por parte del parásito, una parte crítica del complejo ciclo de vida del parásito, que podría ser el blanco de nuevos fármacos antimaláricos.
“La realidad es que existen parásitos resistentes a todos los fármacos antimaláricos conocidos”, afirma el autor principal del artículo, Manuel Llinás, profesor de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Estatal de Penn, en Estados Unidos. “Necesitamos nuevos fármacos dirigidos a diferentes aspectos de la biología de los parásitos”, añade.
Casi la mitad de la población mundial vive en zonas con riesgo de transmitir malaria, una enfermedad grave y a veces fatal que produce síntomas como fiebres, escalofríos y enfermedades similares a la gripe. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2015 se notificaron más de 212 millones de casos de malaria, con un número estimado de 429.000 muertes, la mayoría de las cuales ocurren en niños pequeños en el África subsahariana.
La malaria es causada por parásitos ‘Plasmodium’, que tienen un complejo ciclo de vida de tres etapas. Después de que un mosquito que transporta parásitos muerde a una persona, el parásito infecta las células del hígado, donde crece y se multiplica. Los parásitos invaden entonces los glóbulos rojos, donde se multiplican más, liberando parásitos hijas, o merozoitos, que a su vez deben invadir nuevos glóbulos rojos. Los síntomas de la malaria se expresan durante esta fase cíclica de 48 horas de la vida de los glóbulos rojos.
EVITAR LA INVASIÓN DE LOS GLÓBULOS ROJOS, CLAVE CONTRA LA ENFERMEDAD
“Simplemente, si se evita que el parásito invada los glóbulos rojos, se evita cualquier enfermedad –dice Llinás–. Queremos entender cómo este proceso de invasión está regulado en el nivel genético. Una de las características únicas de ‘Plasmodium’ es que tiene muy pocos factores de transcripción, proteínas que se unen a secuencias de ADN específicas para dirigir qué genes deben ser encendidos y cuándo. La mayoría de los organismos multicelulares poseen cientos de estos reguladores, pero resulta que, hasta donde podemos reconocer, el parásito tiene una sola familia de factores de transcripción llamados proteínas Apicomplexan AP2, uno de estos factores de transcripción es PfAP2-I”.
El PfAP2-I es el primer regulador conocido de los genes de invasión en ‘Plasmodium falciparum’, la especie que causa la forma más letal de malaria. En total, PfAP2-I regula más de 150 genes, el 18 por ciento de los cuales se sabe que están involucrados en el proceso de invasión de glóbulos rojos. El nuevo estudio también indica que PfAP2-I probablemente recluta otra proteína, Bromodomain Protein 1 (PfBDP1), que se ha demostrado anteriormente que está involucrada en la invasión de los glóbulos rojos. Las dos proteínas pueden trabajar juntas para regular la transcripción de genes durante esta etapa crítica de la infección.
“La invasión de glóbulos rojos se ha considerado seriamente durante mucho tiempo como un candidato para las vacunas antipalúdicas –relata Llinás–. Muchas proteínas que se encuentran en la superficie del merozoito –las proteínas que ayudan al parásito a unirse y tirar de sí mismo dentro de un nuevo glóbulo rojo– se han atacado con las vacunas, pero todas han fracasado. Las proteínas son muy redundantes, por lo que a menos que se interfiera en todas ellas, no se puede bloquear la invasión, pero interrumpir PfAP2-I evitaría que se encendiera el programa de invasión”.
En lugar de dirigir las proteínas de superficie de merozoito con una vacuna, un nuevo fármaco podría centrarse únicamente en la inhibición de PfAP2-I. Evitar la unión de PfAP2-I a ADN e iniciar la expresión de genes de invasión, o la prevención de que PfAP2-I reclute otras proteínas importantes como PfBDP1, detendría una infección antes de que incluso llegue a la fase de glóbulos rojos.
Debido a que PfAP2-I no tiene paralelos en humanos, un fármaco que se diriga a este factor de transcripción puede tener el beneficio añadido de la especificidad, haciéndolo más seguro con menos efectos secundarios potenciales en humanos. “Ahora que sabemos cómo se regula el proceso de invasión –destaca Llinás– tenemos un ángulo completamente nuevo para atacar al parásito a través de la intervención farmacológica”.
Tomado de: EcoDiario
Tema: Noticias. Publicado: jun 15th, 2017.