Cuarentena en Camajuaní: barrio a barrio para detener un virus
Sucedió hace apenas cinco días. Luego de vivir dos cuarentenas simultáneas entre abril y mayo de este año, otra vez las cintas amarillas y las restricciones de movimiento llegaron al municipio villaclareño de Camajuaní.
A diferencia de lo sucedido hace tres meses, cuando un área urbana y otra rural vivieron el aislamiento máximo, ahora el peligro se concentra en los dos Consejos Populares más poblados del territorio. Son más de 21 700 personas y un virus que perdona poco.
Hasta el último parte oficial, los pacientes positivos a la COVID-19 vinculados al evento de transmisión local abierto en este territorio ascendían a 22. De ellos, 19 pertenecen al municipio, dos a Manicaragua y el restante a Santa Clara. En cada caso, la red epidemiológica tiene su origen en Camajuaní y recuerda cuánto daño provocan la irresponsabilidad y la confianza.
Sistema de salud: “Lo que toca es salir adelante”
Según el Dr. José Luis Díaz Martel, Director Municipal de Higiene y Epidemiología, la dispersión territorial de todos los pacientes confirmados en el territorio complejiza el escenario. “A partir del caso índice, ya vamos por trece manzanas con los mayores riesgos, sobre todo porque muchas de esas personas eran jóvenes con una alta movilidad y eso influyó en la propagación”.
Asimismo, otra particularidad de la situación en Camajuaní radica en la aparición de pacientes positivos más allá de los contactos más directos. De acuerdo a Díaz Martel, los últimos pacientes confirmados pertenecen a la tercera generación de contactos, uno de los elementos que obliga a realizar una profunda encuesta epidemiológica.
No hay que ir a las estadísticas para comprobar esa realidad. Desde hace varias jornadas, un ómnibus amarillo y naranja es común en las calles del lugar. Las recorre casi a cualquier hora, en dependencia de la aparición de nuevas muestras positivas o del procesamiento de las encuestas epidemiológicas.
Es solo una parte del engranaje necesario para identificar y aislar al mayor número de contactos en el menor tiempo posible, uno de los grandes desafíos para cortar la cadena de contagios. Según los últimos datos oficiales, el brote de Camajuaní ya reporta más de 600 contactos en toda Villa Clara.
Aunque cambian por hora, esos números son cada día más familiares para el Dr. Edeimy Vélez González, Director Municipal de Salud. Para él, tener a 103 embarazadas, 146 lactantes y más de 6500 adultos mayores asociados a los 19 consultorios del médico de la familia que funcionan dentro de la zona en cuarentena significa uno de los puntos de atención.
Para ellos el sistema de pesquisa y la atención particularizada cobra mayor relevancia. A su vez, la reorganización de los servicios médicos en los centros asistenciales tomó en cuenta cada particularidad para no dejar a nadie desatendido.
“En el policlínico ubicado dentro de la cuarentena solo dejamos funcionando el cuerpo de guardia, la consulta de infecciones respiratorias agudas, el laboratorio clínico, la radiología y la consulta multidisciplinaria del Programa Materno-Infantil. El resto de los servicios los suspendimos, aunque sí garantizamos otros tratamientos inaplazables como los oncológicos y las hemodiálisis”, apunta Vélez González.
En el caso de estas últimas —cada sesión implica viajar alrededor de 30 kilómetros hasta Caibarién— se redujo a la mitad la cantidad de viajeros en cada taxi. Mientras, los pacientes oncológicos que deben ir hasta Santa Clara lo hacen en un ómnibus que funciona solo para ellos. En todos los casos, tanto choferes como pasajeros deben acreditar un resultado negativo en una prueba rápida o en un PCR en tiempo real antes de abandonar la cuarentena.
Si no cumplen esos requisitos, difícilmente puedan ir más allá de los puntos de control ubicados en las salidas de la zona de cuarentena. Allí, el Primer Teniente Javier Mederos Fuentes, miembro del Regimiento de Tropas Especiales de la Fuerzas Armadas Revolucionarias, es uno de los encargados de velar por el cumplimento de los protocolos establecidos.
Aunque se queja porque “todavía muchos no entienden la importancia del uso del nasobuco y protestan si uno les llama la atención”, con serenidad explica un grupo de medidas esenciales para garantizar que por esta especia de frontera chica no lleguen o salgan nuevos peligros. Así, cuenta cómo solo pueden entrar al municipio quienes tengan dirección establecida allí.
“En esta cuarentena tenemos una particularidad: la calle que pasa justo por el centro del área sí se mantiene abierta, porque es el enlace más expedito entre Santa Clara y los municipios de Remedios y Caibarién. Lo previsto es que las personas con origen o destino en esos lugares pueden pasar, pero sin detenerse en Camajuaní. Para ello, tenemos personas a lo largo del trayecto dentro del pueblo y nos comunicamos telefónicamente con los otros puntos de control”, explica.
A su lado, el Dr. Alejandro López Silverio se encarga de tomar la temperatura a todas las personas que pasan por el lugar. Apenas tiene 26 años y aun no le ha tocado el turno de noche en un punto de control que labora las 24 horas, pero bien sabe cuánta responsabilidad implica convertirse en barrera ante el virus. “Quien pase por aquí debe responder si tiene síntomas o si estuvo en alguna zona de riesgo. Por supuesto, le tomamos la temperatura y estamos al tanto de cualquier detalle que lo indique como sospechoso de portar la COVID-19”.
Como él, Siamaily de la Caridad la Fe Pérez también permanece en la calle en tiempos complejos. Estudiante de primer año de medicina y encargada de pesquisar un área donde tiene tres familias en centros de aislamiento. Hace una semana atrás disfrutaba sus vacaciones, pero hoy está entre los 70 estudiantes de medicina que interrumpieron su descanso para regresar los barrios.
Cuando habla, en su voz parece resumir el sentir de todos los profesionales de la salud que laboran aquí para vencer la tercera cuarentena de Camajuaní: “Si escogí la carrea de medicina también es para asumir cuando la situación esté difícil. Además, si este es mi pueblo tengo que dar el paso al frente. Ahora no hay vacaciones. Lo que toca es salir adelante”.
Productos y servicios hasta la comunidad
Junto al esfuerzo de los profesionales de la salud para cortar la cadena de contagios y detener un brote que puede complicar a toda la provincia, el otro gran desafío de la cuarentena en Camajuaní es garantizar la vitalidad de los servicios básicos. Para Dilky Ponce Expósito, Presidenta del Consejo de Defensa Municipal, allí radica una de las claves para asegurar el distanciamiento social.
Con unos ojos que delatan los amaneceres sumamente tempranos y la llegada a casa demasiado tarde, enumera como línea de trabajo fundamental en este sentido la atención barrio a barrio para reducir la movilidad de la personas.
Para ello, ya se trabaja en el pago a los jubilados, en el completamiento de los activistas para buscar medicamentos a las farmacias, en la atención a las familias más vulnerables o en las distintas estrategias de distribución de los productos básicos.
“Las dos cuarentenas anteriores nos ofrecen experiencias para enfrentar el actual escenario. Por ello trabajamos en la implementación de puntos de venta móviles de nuestros mercados agropecuarios, en llevar las ofertas de CIMEX y la Cadena de Tiendas Caribe hasta las comunidades, así como en garantizar los servicios de agua, electricidad, telecomunicaciones o comunales”, apunta.
Sus palabras cobran sentido en plena calle. Lo hacen en el cierre de las placitas y en la venta por las cuadras de sus productos; también en las ofertas de comida para llevar de restaurantes y otros centros gastronómicos, así como en el horario corrido de bodegas para repartirlo todo en el menor tiempo posible. Todo para que las personas estén en casa el mayor tiempo posible.
Aunque el propio Consejo de Defensa Municipal permite que un miembro de cada núcleo familiar sí salga a la calle para adquirir otros productos, como la leche para los niños o los pertenecientes a la canasta básica, poco a poco aparecen nuevas opciones para reducir al máximo estos riesgos.
Según dice Amado Pérez Colina, Delegado de la Agricultura en el municipio, toda la distribución se ha organizado para tener en su centro a cada consejo popular. Cada día las cooperativas abastecen los centros de acopio y enseguida se decide hacia dónde va esa mercancía. “La idea es que hasta los dos consejos populares en cuarentena lleguen con rapidez la misma cantidad de productos”.
Encima de uno de los cuatro puntos de venta móviles dedicados a la distribución de frutas, viandas y vegetales, Rosalba Águila Fernández apunta en una hoja de papel las casas que ya compraron. Es la delegada de la circunscripción y según ella misma cuenta “su función es organizar la venta para que a cada vivienda llegue un poco de cada cosa”.
La medida surte efecto. Lo aseguran tanto Mailé Viñales como Maribel Hernández, dos mujeres que esperan en el portal su turno para comprar. “Esto es muy útil, porque contribuye a evitar aglomeraciones. La COVID-19 no tiene cara y cualquiera puede contagiarse. Al menos con esta decisión todos podemos coger lo que llega”, apunta.
Mientras todo esto sucede, el nuevo coronavirus mantiene su silenciosa presencia en las calles de Camajuaní. Lo sabe el personal de salud que pesquisa y busca contactos, lo conocen los campesinos que no dejan de producir para entregar a los mercados, lo intuyen todos los que salen a la calle para que otros permanezcan en casa. Es una verdad tan grande como que la batalla con la COVID-19 aquí se gana barrio a barrio con organización, disciplina y responsabilidad.
Fuente: Cubadebate
Tema: Acontercer cubano en salud. Publicado: ago 14th, 2020.