Nuevos datos sobre el Chagas en Centroamérica obtenidos de las “tripas” del insecto que lo propaga
Investigadores de la Universidad de Vermont (Estados Unidos), la Universidad San Carlos de Guatemala y la Universidad Loyola de Nueva Orleans (Estados Unidos) han analizado ADN procedente de las tripas del insecto vector de la enfermedad de Chagas en Centroamérica, Triatoma dimidiata, y han descrito patrones de comportamiento de estos insectos, la cepa del parásito Trypanosoma cruzi y las comunidades de microbios que interactúan con él.
Cerca de seis millones de personas en todo el mundo, en su mayoría en América Latina, están infectadas con el parásito del Chagas, T. cruzi, que rara vez causa una enfermedad inmediata. Sin embargo, a través de infecciones crónicas, puede originar problemas cardíacos, digestivos y neurológicos a largo plazo.
En Centroamérica, se estima que cerca de 400 000 personas están infectadas con el parásito. En esta región, el parásito es propagado principalmente por Triatoma dimidiata, un tipo de insecto conocido como “chinche besucona” -ya que se alimenta de sangre- que habita desde la parte norte de América del Sur hasta México.
Para luchar contra la enfermedad, se necesita una mejor comprensión de las complejas interacciones que se producen entre el huésped humano T. cruzi’, el insecto que lo propaga T. dimidiata y los microbios que residen en las entrañas de este vector.
En el nuevo trabajo publicado en PLOS Neglected Tropical Diseases, Sara Helms Cahan, de la Universidad de Vermont y sus colegas, estudiaron 61 individuos de T. dimidiata adultos que se habían recolectado previamente en toda América Central desde 1999 hasta 2013. Los investigadores aislaron el ADN del abdomen y de las patas de cada especimen preservado y secuenciaron el material genético.
En el caso del ADN del abdomen, es una mezcla de ADN de T. dimidiata y de cualquier otro vertebrado ingerido así como de los microbios que residen en las tripas de estos insectos. Mientras, el ADN de las patas fue utilizado como ADN de referencia del insecto.
Comparando ambos, los investigadores pudieron identificar la sangre de los vertebrados que había ingerido el insecto -entre ellos pollo, perro, pato y humano- así como dos cepas de T. cruzi. Asimismo, observaron que los individuos de T. dimidiata infectados con Chagas tenían una comunidad bacteriana más rica en sus tripas que aquellos no infectados.
“En general, nuestros resultados muestran que un análisis de ADN mixto puede proporcionar información simultánea sobre la comunidad de factores bióticos involucrados en la transmisión de T. cruzi, afirman los investigadores. “La prueba de este método de secuenciación con diferentes vectores y modelos de enfermedades ayudará a determinar si se puede replicar en otros sistemas en los que múltiples organismos interactúan de forma estrechamente integrada y compleja”, agregan.
Tema: Artículos, Noticias. Publicado: oct 29th, 2018.