En el 3er Congreso Virtual de Psiquiatría Interpsiquis 2002, el Profesor Titular de Psicopatología Héctor S. Basile, presentó este trabajo donde se describen recursos para la atención temprana de la depresión: identificar los grupos de riesgo juvenil, los perfiles de personalidad vulnerables, los métodos de diagnóstico precoz y los métodos de prevención desde la comunidad.
La depresión infantil y la de los adultos tienen manifestaciones diferentes que dificultan su correcto diagnóstico, debido a los procesos del desarrollo que existen en la niñez y la adolescencia. Para realizar el diagnóstico temprano de depresión en el niño es necesario, evaluar su edad y desarrollo, su nivel de madurez emocional, su situación familiar, y su autoestima. El mayor riesgo de la depresión es el intento suicida, especialmente doloroso en un niño o un adolescente. De allí la necesidad del diagnóstico precoz que posibilite prevenirlo.
El término trastorno depresivo no lo utilizaremos para referirnos a ciertos momentos tristes experimentados durante la vida, sino a un trastorno que afecta al desarrollo del niño o al adolescente e interfiere con su progreso madurativo psicológico y social.
El diagnóstico “depresión” puede corresponder a un síntoma, un sindrome, un grupo de respuestas psicológicas o una enfermedad psicopatológica. Lo que diferencia un síntoma de un trastorno es la duración e intensidad de la respuesta (como la tristeza). Por ejemplo, un niño puede estar triste como reacción a un trauma, y la tristeza puede durar poco tiempo.
El trastorno depresivo se caracteriza por una respuesta de larga duración y está asociado con el insomnio, la irritabilidad, los cambios en los hábitos alimentarios y los problemas en la escuela y con los amigos. Siempre que una problemática no desaparezca, se debe considerar la posibilidad que el niño padezca un trastorno depresivo.
Fuente: Alape
La resiliencia es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas. Los niños y adolescentes resilientes responden mejor al contacto con otros seres humanos y generan más respuestas positivas en las otras personas. Son además, más activos, flexibles y adaptables aún en la infancia.
Este componente incluye cualidades como la de estar listo para responder a cualquier estímulo, comunicarse con facilidad, demostrar empatía y afecto, y tener comportamientos prosociales. Como resultado, los niños resilientes, desde muy temprana edad, tienden a establecer más relaciones positivas con los otros.
El enfoque de la resiliencia parte de la premisa que nacer en la pobreza, así como vivir en un ambiente psicológicamente insano, son condiciones de alto riesgo para la salud física y mental de las personas. Más que centrarse en los circuitos que mantienen esta situación, la resiliencia se preocupa de observar aquellas condiciones que posibilitan el abrirse a un desarrollo más sano y positivo. Desde la década del ochenta en adelante, ha existido un interés creciente por conocer aquellas personas que desarrollan competencia a pesar de haber sido criadas en condiciones adversas, o bien en circunstancias que aumentan el riesgo de presentar psicopatologías. Este grupo de personas ha sido denominado como resiliente.
El vocablo resiliencia tiene su origen en el idioma latín, en el término resilio que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar. El término fue adaptado a las ciencias sociales para caracterizar aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan sicológicamente sanos y exitosos.
Durante la década del 70 ganó popularidad el concepto de niño invulnerable, con el que se aludía a algunos niños que parecían constitucionalmente tan fuertes, que no cedían frente a las presiones del estrés y la adversidad. No obstante, este concepto resultaba confuso y, según lo afirma Rutter (1985), equivocado por al menos tres razones: la resistencia al estrés es relativa, no absoluta, en tanto no es estable en el tiempo y varía de acuerdo a la etapa del desarrollo de los niños y de la calidad del estímulo. Las raíces de la resistencia provienen tanto del ambiente como de lo constitucional, el grado de resistencia no es estable, sino que varía a lo largo del tiempo y de acuerdo a las circunstancias. Por estos motivos, en la actualidad se utiliza preferentemente el concepto de resiliencia.
Les invitamos a conocer más sobre este tema, en la Organización Mundial de la Salud.
El trastorno por déficit de atención por hiperactividad (TDAH) es más común en las personas con discapacidad intelectual (DI) que en la población general. Al igual que en la población general, TDAH afecta la capacidad de aprender y se asocia con disturbios del comportamiento, y por lo tanto, cualquier intervención para reducir estos síntomas es importante.
La risperidona es un nuevo antipsicótico atípico, prescrito a personas con DI por muchas razones, incluyendo el comportamiento disruptivo, TDAH y psicosis. La mayoría de las investigaciones sobre el uso de risperidona para hiperactividad o comportamiento disruptivo se han realizado en personas con autismo, que no tienen un diagnóstico claro de TDAH. El objetivo de esta revisión fue examinar la efectividad de la risperidona en las personas (niños y adultos) con discapacidad intelectual y TDAH.
En el estudio se observó que ha aumentado el uso de medicamentos antipsicóticos como tratamiento para el TDAH. Una encuesta reciente en la población general de Estados Unidos encontró un aumento en el inicio de medicación antipsicótica para el TDAH o los trastornos de conducta entre 1996 y 2001, representando un 43.1% de nuevas recetas en 2001. Sin embargo, esta revisión no encontró pruebas suficientes para apoyar el uso de la risperidona como medicamento de primera línea para el THDA en personas con DI. Recetar risperidona en este grupo se puede basar solamente en estudios no controlados o en la extrapolación de las investigaciones en personas sin un diagnóstico de identificación.
Vea la revisión completa (Cochrane).
Vea otras actualizaciones en el tratamiento de este desorden (DyndMed).
La conducta suicida es un problema de salud que, según datos estadísticos de la OMS, ocupa el décimo lugar entre las causas de muerte a nivel mundial y en Cuba se manifiesta como la novena causa de muerte con un índice de 13,2 por cada 100 000 habitantes. En Cuba, el Programa Nacional de Salud prioriza el trabajo de prevención desde edades tempranas, involucrando la escuela, la comunidad y el médico de familia. Bibliomed, el boletín bibliográfico de la Biblioteca Médica Nacional, ofrece en su volumen 37(10) del 2013, información actualizada referente a las lesiones autoinfligidas intenciconalmente por consumo de psicofármacos.
Los años de la adolescencia pueden ser un período difícil. Pueden sentirse abrumados por los cambios emocionales y físicos por los cuales están atravesando. Al mismo tiempo, los adolescentes pueden estar enfrentando muchas presiones: por parte de los amigos por ser aceptados, de los padres y otros adultos por que les vaya bien en la escuela, o de actividades como deportes o trabajos de medio tiempo.
En esta etapa se experimentan nuevos valores, ideas, estilos de peinados y de formas de vestir a medida que tratan de definir quienes son. A pesar de que esto puede resultar incómodo para los padres, es parte normal de ser un adolescente.
Comunicarle su amor a su hijo es la cosa más importante que usted puede hacer. Los niños deciden como se sienten acerca de si mismos en gran parte de acuerdo a como sus padres reaccionan ante ellos.
Los padres de los adolescentes con frecuencia solamente notan los problemas y hasta pueden caer en el hábito de darles más que nada reacciones y críticas negativas. A pesar de que los adolescentes necesitan una reacción con información, ellos responden mejor cuando la reacción es positiva. Elogiar los comportamientos apropiados le puede ayudar a su adolescente a sentir la satisfacción de un logro y reenforzarle sus valores familiares.
Existen señales de alarma que nos indican que el adolescente está en problemas.
Fuente: Entendiendo la salud emocional de su hijo o hija adolescente. FamilyDoctor.org
La adolescencia es una etapa de la vida en la que los jóvenes experimentan un gran interés por las cosas nuevas, el conocimiento y la búsqueda de la independencia. También es una etapa en la que sus cerebros pueden permitirles tomar grandes riesgos, volverse más vulnerables a la adicción o incrementar la probabilidad de desarrollar una enfermedad mental.
Muchos jóvenes prueban las drogas y el alcohol durante su adolescencia. Además, el cerebro de los adolescentes puede ser muy vulnerable a los efectos negativos de las drogas, incluyendo una mayor probabilidad de volverse adictos en etapas posteriores de la vida, al compararlos con aquellos jóvenes que no prueban las drogas.
Durante la adolescencia hay cambios inusuales en el cerebro y el comportamiento. Muchos adolescentes sufren de problemas emocionales y de comportamiento severos. Estos problemas pueden persistir en la adultez y conducir a un discapacidad de por vida, incluyendo muchas formas serias de enfermedades mentales.
Los científicos pensaban que el periodo crítico para el desarrollo del cerebro eran los primeros años de la niñez. Sin embargo, descubrimientos recientes sugieren que ciertas regiones del cerebro experimentan un refinamiento durante la adolescencia.
Los científicos encontraron que durante la adolescencia las conexiones nerviosas y las vías de conexión en el cerebro cambian para satisfacer las necesidades del ambiente. En general, la materia gris incrementa su volumen durante las edades más tempranas pero durante la pubertad esta comienza a disminuir y adelgazarse, lo cual esta correlacionado con el progreso de las habilidades cognitivas o de razonamiento. Los científicos creen que este proceso puede reflejar una organización más eficiente del cerebro, ya que hay una remoción de las conexiones redundantes y un aumento en la velocidad de la transmisión de la señal dada por un incremento en la formación de la mielina.
Ya que en los adolescentes las conexiones de las áreas cerebrales relacionadas con las
emociones aun están madurando, ellos pueden ser mas vulnerables a desordenes
psicológicos, tales como la depresión o el trastorno bipolar.
Los nuevos descubrimientos frecuentemente surgen de avances tecnológicos. Por ejemplo, avances en técnicas para la toma de imágenes del cerebro les han permitido a los científicos escanear regiones a intervalos regulares para mapear aumentos y pérdidas del tejido cerebral. Esto ha hecho posible comparar el crecimiento del cerebro en personas saludables y enfermas y localizar los cambios más prominentes durante las enfermedades. Esta investigación puede conducir a tratamientos específicos para aliviar o prevenir enfermedades futuras.
Los científicos han descubierto que en los cerebros de adolescentes que desarrollan esquizofrenia hay una tendencia a perder más materia gris lo cual al cabo de 5 años afecta a gran parte de la corteza cerebral. En general, la pérdida de materia gris se correlaciona con daños en las funciones motoras, auditivas, de búsqueda visual, planeamiento y toma de decisiones, las cuales son características de la esquizofrenia. Los científicos creen que la pérdida natural de materia gris durante la adolescencia puede estar acelerada o quizás alterada de otra forma en personas con esquizofrenia u otros desordenes del neurodesarrollo.
Ampliar información en:
Cerebro adolescente (Sociedad para la Neurociencia)
El trastorno dismórfico corporal se incluye en los trastornos somatomorfos, cuyo elemento característico es la distorsión de la imagen corporal, de la cual derivan los TCA (anorexia y bulimia), vigorexia y ortorexia (trastorno alimenticio cuya obsesión es comer sólo alimentos considerados saludables por la persona), que son cuadros donde la imagen corporal es el eje central psicopatológico. En general, existe una preocupación excesiva por la apariencia física, y aquellos que padecen la patología, se consideran feos o deformados.
Ver atículo completo en: Medwave. Año X, No. 5, Mayo 2010. Creative Commons, Open Access.
Los lectores comentan