La adolescencia es una etapa de la vida asociada con una mayor independencia y por lo tanto, con una mayor demanda sobre la toma de decisiones autoguiadas para enfrentar los riesgos, la incertidumbre y diferentes resultados proximales y distales. Hay una nueva tendencia en la investigación del desarrollo que se apoya en un enfoque neuroeconómico para explicar qué procesos de decisión están cambiando durante la adolescencia, en qué dirección están cambiando y en qué procesos del desarrollo neurológico se apoyan estos cambios.
También se han estado acumulando evidencias que sugieren que los múltiples procesos de decisión se modulan de forma diferente en adolescentes y adultos incluyendo la reacción-recompensa, la incertidumbre-tolerancia, el descuento de la demora, la evaluación empírica del valor y el riesgo.
En este trabajo se examina cómo las trayectorias del desarrollo del cerebro moldean los procesos de decisión en el adolescente. Durante el desarrollo del mismo se constató que el desarrollo prefrontal prolongado puede restringir múltiples componentes de los procesos de elección y que existen los picos específicos del adolescente en los incentivos que alteran únicamente cálculos de procesamiento de decisión. Se sugiere que la toma de decisiones de los adolescentes puede ser optimizada para conseguir los objetivos de desarrollo específicos.
The neuroscience of adolescent decision-making. Catherine A. Hartley and Leah H. Somerville. Current Opinion in Behavioral Sciences. Volume 5, October 2015
Los padres se responsabilizan con la salud de sus hijos desde que nacen, por lo que durante la infancia, la adolescencia y aún durante la juventud en algunas ocasiones, son quienes deciden las visitas al médico y al dentista, supervisan la realización de análisis y chequeos clínicos, y los llevan a consultas especializadas.
Expertos afirman que es saludable comenzar a incluir a los adolescentes en las decisiones relacionadas con su atención médica y permitirles adoptar un papel activo en este tipo de gestiones. Como la adolescencia es la etapa previa a la adultez, es necesario no demorar el momento de incentivar a los adolescentes a responsabilizarse de todos los aspectos de su vida diaria, incluida su propia salud. Las tareas que se les asignen deben ir dirigidas a enseñarles a programar las acciones con antelación, cómo elegir entre varias opciones y cómo responsabilizarse sobre sí mismo.
Hay que tener en cuenta que el hecho de que se le vayan asignado tareas pequeñas y sencillas, no implica necesariamente que ellos las vaya a asumir instantáneamente. Los padres deberán seguir pacientemente animándolos a cumplir con esas responsabilidades, recordárselas, hacer un seguimiento de todo el proceso y reforzarlo cuando lo cumpla.
Cuando se trata de niños con padecimientos crónicos, es muy importante que desde pequeños aprendan a conocer su enfermedad, para que ya en la adolescencia, cuando pasan mucho tiempo alejados de los padres, sean capaces de tomar decisiones acertadas ante algún incidente que así lo requiera, e incluso, que sean capaces de darle al personal de salud la información necesaria aún en ausencia de los mayores.
Una buena práctica es explicarles con detalles aspectos de su padecimiento o algún tema de salud en especial, en un lenguaje que ellos puedan entender, y pedirles luego que ellos mismos se lo vuelvan a explicar a sus padres, utilizando sus propias palabras. Esto se puede comenzar a hacer desde los 12 años.
También se les puede permitir interactuar con el profesional de la salud, sin la presencia cercana de los padres, para crear una relación médico-paciente de confianza pues hay temas que ellos se avergüenzan de abordar delante de ellos. Los médicos y enfermeras de la atención primaria pueden ser de gran ayuda en este proceso.
Otro aspecto importante, es explicarles cual medicina deben tomar en cada caso y el por qué, así como conocer cuales no. Los adolescentes con tratamiento permanente debe aprender a cumplir con este al pie de la letra y estar al tanto de cualquier reacción adversa o algún cambio en su salud.
Es bueno también que niños y adolescentes porten y dominen la información de a quién contactar y cómo, en caso de que sus padres no estén localizables. Igualmente, deben saber como contactar al médico de cabecera o algún profesional de la salud amigo de la familia para el caso que sea necesario.
De cualquier forma y siempre que sea posible, hacer participar a los hijos en las decisiones relacionadas con su asistencia médica es una de las tantas maneras de ayudarlos a madurar. Aunque es posible que esto le exija a los padres esfuerzo y paciencia adicional en un principio, de esta forma los adolescentes se volverán más independiente y seguros en cuanto a su atención de salud.
Fuente: KidsHealth. Dar voz a los adolescentes en las decisiones relacionadas con su asistencia sanitaria
Fui y quizás aún soy esa eterna adolescente que no quiere asumir la vida adulta. Me he negado por mucho tiempo a tomar las responsabilidades que conlleva cumplir años, y pasar definitivamente a la etapa de la juventud. Me anclé en esa dulce tentación de ser la “niña mimada” de la casa, sin orientar mi vida hacia objetivos que me hicieran esforzarme y crecer. Entonces ¿qué ha pasado? Te cuento este relato de una chica como tú, como tu amiga, como tu compañera de estudios, una conocida…
Hoy entiendo –aunque no logro asumirlo– que si bien a veces es doloroso crecer, no queda otra opción para no quedarse varada en un punto de la existencia donde no sales del cómodo “vivir el día”, sin ir más allá.
Ampliar en: Salud sexual. Por Aloyma R.
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