autoestima

Convivir con una enfermedad crónica e incurable como la drepanocitosis, trae consigo en gran parte de los casos un incremento de la crisis del desarrollo que experimentan los adolescentes, así como modificaciones en su autovaloración. Se hace entonces inevitable la necesidad de trabajar y apoyar psicológicamente a los adolescentes y familiares para el tránsito por esta etapa. Leer más…

Niños. Imagen: OPSLa resiliencia es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas. Los niños y adolescentes resilientes responden mejor al contacto con otros seres humanos y generan más respuestas positivas en las otras personas. Son además, más activos, flexibles y adaptables aún en la infancia.

Este componente incluye cualidades como la de estar listo para responder a cualquier estímulo, comunicarse con facilidad, demostrar empatía y afecto, y tener comportamientos prosociales. Como resultado, los niños resilientes, desde muy temprana edad, tienden a establecer más relaciones positivas con los otros.

El enfoque de la resiliencia parte de la premisa que nacer en la pobreza, así como vivir en un ambiente psicológicamente insano, son condiciones de alto riesgo para la salud física y mental de las personas. Más que centrarse en los circuitos que mantienen esta situación, la resiliencia se preocupa de observar aquellas condiciones que posibilitan el abrirse a un desarrollo más sano y positivo. Desde la década del ochenta en adelante, ha existido un interés creciente por conocer aquellas personas que desarrollan competencia a pesar de haber sido criadas en condiciones adversas, o bien en circunstancias que aumentan el riesgo de presentar psicopatologías. Este grupo de personas ha sido denominado como resiliente.

El vocablo resiliencia tiene su origen en el idioma latín, en el término resilio que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar. El término fue adaptado a las ciencias sociales para caracterizar aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan sicológicamente sanos y exitosos.

Durante la década del 70 ganó popularidad el concepto de niño invulnerable, con el que se aludía a algunos niños que parecían constitucionalmente tan fuertes, que no cedían frente a las presiones del estrés y la adversidad. No obstante, este concepto resultaba confuso y, según lo afirma Rutter (1985), equivocado por al menos tres razones: la resistencia al estrés es relativa, no absoluta, en tanto no es estable en el tiempo y varía de acuerdo a la etapa del desarrollo de los niños y de la calidad del estímulo. Las raíces de la resistencia provienen tanto del ambiente como de lo constitucional, el grado de resistencia no es estable, sino que varía a lo largo del tiempo y de acuerdo a las circunstancias. Por estos motivos, en la actualidad se utiliza preferentemente el concepto de resiliencia.

Les invitamos a conocer más sobre este tema, en la Organización Mundial de la Salud.

Fuente: Estado de arte en resiliencia. 1997

Adolescentes en clausura de talleres en la Habana Vieja. Imagen: Unicef CubaLos padres se responsabilizan con la salud de sus hijos desde que nacen, por lo que durante la infancia, la adolescencia y aún durante la juventud en algunas ocasiones, son quienes deciden las visitas al médico y al dentista, supervisan la realización de análisis y chequeos clínicos, y los llevan a consultas especializadas.

Expertos afirman que es saludable comenzar a incluir a los adolescentes en las decisiones relacionadas con su atención médica y permitirles adoptar un papel activo en este tipo de gestiones. Como la adolescencia es la etapa previa a la adultez, es necesario no demorar el momento de incentivar a los adolescentes a responsabilizarse de todos los aspectos de su vida diaria, incluida su propia salud. Las tareas que se les asignen deben ir dirigidas a enseñarles a programar las acciones con antelación, cómo elegir entre varias opciones y cómo responsabilizarse sobre sí mismo.

Hay que tener en cuenta que el hecho de que se le vayan asignado tareas pequeñas y sencillas, no implica necesariamente que ellos las vaya a asumir instantáneamente. Los padres deberán seguir pacientemente animándolos a cumplir con esas responsabilidades, recordárselas, hacer un seguimiento de todo el proceso y reforzarlo cuando lo cumpla.

Cuando se trata de niños con padecimientos crónicos, es muy importante que desde pequeños aprendan a conocer su enfermedad, para que ya en la adolescencia, cuando pasan mucho tiempo alejados de los padres, sean capaces de tomar decisiones acertadas ante algún incidente que así lo requiera, e incluso, que sean capaces de darle al personal de salud la información necesaria aún en ausencia de los mayores.

Una buena práctica es explicarles con detalles aspectos de su padecimiento o algún tema de salud en especial, en un lenguaje que ellos puedan entender, y pedirles luego que ellos mismos se lo vuelvan a explicar a sus padres, utilizando sus propias palabras. Esto se puede comenzar  a hacer desde los 12 años.

También se les puede permitir interactuar con el profesional de la salud, sin la presencia cercana de los padres, para crear una relación médico-paciente de confianza pues hay temas que ellos se avergüenzan de abordar delante de ellos. Los médicos y enfermeras de la atención primaria pueden ser de gran ayuda en este proceso.

Otro aspecto importante, es explicarles cual medicina deben tomar en cada caso y el por qué, así como conocer cuales no. Los adolescentes con tratamiento permanente debe aprender a cumplir con este al pie de la letra y estar al tanto de cualquier reacción adversa o algún cambio en su salud.

Es bueno también que niños y adolescentes porten y dominen la información de a quién contactar y cómo, en caso de que sus padres no estén localizables. Igualmente, deben saber como contactar al médico de cabecera o algún profesional de la salud amigo de la familia para el caso que sea necesario.

De cualquier forma y siempre que sea posible, hacer participar a los hijos en las decisiones relacionadas con su asistencia médica es una de las tantas maneras de ayudarlos a madurar. Aunque es posible que esto le exija a los padres esfuerzo y paciencia adicional en un principio, de esta forma los adolescentes se volverán más independiente y seguros en cuanto a su atención de salud.

Fuente: KidsHealth. Dar voz a los adolescentes en las decisiones relacionadas con su asistencia sanitaria

Muchas veces nos damos poco valor, ante los demás y ante nosotras mismas. Y anhelamos ser lo contrario, sin entender primero que todo cambio en lo personal, requiere de un esfuerzo constante y de repetidos intentos para lograrlo.  Lo importante es decidirse a cambiar.

Si te afanas, un día sin darte cuenta, el intento de cambiar será un resultado muy alentador. Esto funciona de esa manera. Y sería bueno  lograrlo, ya que no tener conflictos con una misma, mejora muchas cosas, especialmente consolidar una relación de pareja sólida y madura.  No es posible llegar a un entendimiento, mantener una efectiva comunicación con alguien, si no hemos logrado primero, en el plano personal, poseer una autoestima equilibrada y una mirada asertiva.

Ampliar en: Salud sexual. Por Aloyma R.

Los años de la adolescencia  pueden ser un período difícil. Pueden sentirse abrumados por los cambios emocionales y físicos por los cuales están atravesando. Al mismo tiempo, los adolescentes pueden estar enfrentando muchas presiones: por parte de los amigos por ser aceptados, de los padres y otros adultos por que les vaya bien en la escuela, o de actividades como deportes o trabajos de medio tiempo.

En esta etapa se experimentan nuevos valores, ideas, estilos de peinados y de formas de vestir a medida que tratan de definir quienes son. A pesar de que esto puede resultar incómodo para los padres, es parte normal de ser un adolescente.

Comunicarle su amor a su hijo es la cosa más importante que usted puede hacer. Los niños deciden como se sienten acerca de si mismos en gran parte de acuerdo a como sus padres reaccionan ante ellos.

Los padres de los adolescentes con frecuencia solamente notan los problemas y hasta pueden caer en el hábito de darles más que nada reacciones y críticas negativas. A pesar de que los adolescentes necesitan una reacción con información, ellos responden mejor cuando la reacción es positiva. Elogiar los comportamientos apropiados le puede ayudar a su adolescente a sentir la satisfacción de un logro y reenforzarle sus valores familiares.

Existen señales de alarma que nos indican que el adolescente está en problemas.

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Fuente: Entendiendo la salud emocional de su hijo o hija adolescente. FamilyDoctor.org