Apuntes interesante sobre el traductor e intérprete
Como se señala con acierto, la traducción es un oficio milenario. Desde tiempos remotos, dondequiera que surge la necesidad de comunicarse entre personas de comunidades lingüísticas o de comunicación diferentes, se hizo necesaria la presencia del traductor e intérprete para garantizar la comunicación.
El traductor puede desempeñarse en la esfera de la ciencia y la técnica. Con su trabajo puede hacer accesible a un vasto círculo de lectores textos, artículos, resúmenes e información de gran importancia científica y económica. Igualmente puede trabajar como traductor de textos políticos, económicos y filosóficos, es decir, en el campo de las ciencias sociales y también como traductor literario.
A diferencia del intérprete, el traductor no trabaja en contacto directo con el receptor de la información; sin embargo, debe conocer lo más exactamente posible el campo de información en que este se desempeña, su formación filosófica y los conocimientos que posee. En cada caso concreto tendrá que suplir el déficit de información previa con explicaciones en el texto de llegada.
Tanto en la traducción científico-técnica como en la humanística se hace indispensable una alta competencia traduccional en lo que respecta al objeto de la comunicación, al dominio de la lengua de partida (LP) y la lengua de llegada (LLl), así como de las relaciones de equivalencia existentes entre ambas.
Los principales rasgos que deben caracterizar al traductor e intérprete son la ecuanimidad, la discreción, el tacto y la modestia. Debe ser reservado acerca de los temas que traduce o que son debatidos en las reuniones en que ha participado. Debe saber valorar qué información no debe ser objeto de comentario fuera del ambiente en que tiene lugar.
Por otra parte, algunos rasgos físicos que debe poseer todo intérprete son una voz clara, buena memoria, un buen poder de concentración y fortaleza física y psíquica, ya que en ocasiones estará expuesto a largas y agotadoras jornadas de trabajo. Debe demostrar, además, dominio de sí mismo, observar las normas de cortesía establecidas y tratar de que su presencia no se convierta en el centro de la reunión.
No menos importante es que el traductor e intérprete deberá dominar satisfactoriamente la lengua de partida y la lengua de llegada, incluidos los matices estilísticos, a fin de lograr la máxima fidelidad y adecuación al original.
Tomado de “Aspectos Fundamentales de Teoría de la Traducción”, por Lic. Mario Medina/p. 146
Editorial Pueblo y Educación/julio 1981
En: El arte de traducir. Publicado el ago 31st, 2014.
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