El proceso traductológico
En su obra “Teoría y práctica de la traducción”, Valentín García Yebra reconoce dos fases en el proceso traductológico: la ” fase de la comprensión del texto original”, y la “fase de la expresión de su mensaje, de su contenido, en la lengua receptora o terminal”, llamada también lengua meta o de llegada.
En la etapa de comprensión, se decodifica el sentido del texto origen en una actividad denominada semasiológica (del griego sema, sentido o significado). En la etapa de expresión se recodifica este sentido en la lengua traducida; etapa también llamada onomasiológica (del griego onoma, nombre).
En la etapa de decodificación del sentido del texto, el traductor debe identificar en primer lugar los segmentos que componen el texto original; es decir, debe establecer las unidades mínimas con sentido. El segmento puede ser una palabra, frase o incluso una o más oraciones (por ejemplo, un texto completo).
En la etapa de recodificación en la lengua traducida, el traductor debe mantener el sentido del segmento original en un segmento de la lengua traducida respetando el genio de esta última. La reunión del segmento origen con el segmento traducido es lo que se denomina unidad de traducción.
Ambas etapas son de índole recursiva y no necesariamente sucesivas, es decir, el traductor puede volver a desentrañar el sentido del texto origen, una vez que ha recodificado el sentido en la lengua traducida.
Tras este procedimiento, simple a primera vista, se esconde una operación cognitiva compleja. Para decodificar el sentido completo del texto origen, el traductor tiene que interpretar y analizar todas sus características de forma consciente y metódica. Este proceso requiere un conocimiento profundo de la gramática, semántica, sintaxis y frases hechas o similares de la lengua origen, así como de la cultura de sus hablantes.
El traductor debe contar también con estos conocimientos para recodificar el sentido en la lengua traducida. De hecho, estos suelen ser más importantes y, por tanto, más profundos que los de la lengua origen. De ahí que la mayoría de los traductores traduzcan a su lengua materna.
Además, es esencial que los traductores conozcan el área que se está tratando. Los estudios realizados en los últimos años en lingüística cognitiva nos han permitido comprender mejor el proceso cognitivo de la traducción.
A diferencia de lo que se suele creer, dominar uno o varios idiomas extranjeros no es condición suficiente ni mucho menos para poder traducir. Los idiomas extranjeros no son sino una herramienta sine qua non para poder emprender el camino en la carrera de traducción.
Traducir significa estar en capacidad de comprender el sentido y volver a expresarlo en otra lengua libre de las ataduras sintácticas de la lengua de origen. El arte de la traducción está muy lejos de ser una mera sustitución de una palabra por otra. Las múltiples traducciones sin sentido que lamentablemente se ven en todas las áreas del conocimiento son prueba de ello
Tomado de: “Teoría y Práctica de la Traducción” (2 volúmenes), (1997, 3.ª ed. revisada). ISBN 84-249-1840-1
En: Estrategias de traducción. Publicado el ago 24th, 2014.
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