¿Qué hacer con los gerundios?
Las siguientes perlas ilustran a la perfección lo complicado que resulta seguir el hilo discursivo cuando dos gerundios se combinan en oraciones de 70 palabras. Al caos informativo contribuyen asimismo las siglas y los incisos insertos entre largos modificadores nominales, típicos de la escritura científica.
«En nuestro país se han notificado casos aislados del uso del registrador implantable subcutáneo, siendo nuestro trabajo la experiencia más amplia, hasta el momento actual, de pacientes con síncopes recurrentes sin ninguna forma de cardiopatía estructural conocida, incluyendo el primer implante realizado en España (en mayo de 1997, previo a la comercialización del dispositivo y su disponibilidad clínica) con el seguimiento más prolongado publicado en la bibliografía (15 ± 2 meses)».
«En primer lugar, que la HTA es un determinante etiológico de la IC muy frecuente, apareciendo en el 71% de los pacientes con este diagnóstico. Centrándonos en el grado de control tensional en este grupo de pacientes, hemos encontrado los mismosrasgos que en el grupo general, estando con cifras de 140 mmHg o más de PAS o PAD de 90 mmHg o más el 51% del grupo total, el 48% de los visitados por médicos de atención primaria y el 56% de los atendidos por cardiólogos (p < 0,01)».
No se trata de desterrar al gerundio de los escritos médicos por agramatical, ornamental y angloide. Primero porque hay muchos casos en que su uso es correcto, como las perífrasis verbales y los valores adverbiales. Segundo, porque hay veces que es capaz de aglutinar unos matices de significado que de otro modo se perderían. Tercero, porque las construcciones en lengua inglesa con la forma –ing
equivalentes al «gerundio médico» español, pese a ser gramaticalmente posibles, no son tan frecuentes como en nuestra lengua.
A medida que la redacción técnica va alcanzando cierto grado de madurez su expresión se fosiliza. El gerundio es un buen ejemplo. Su altísima frecuencia de uso en los textos médicos no choca a casi nadie familiarizado con este tipo de textos. Más bien al contrario. Así como los que viven cerca de una cascada se habitúan a su rumor y el cese acústico de la cortina de agua les despertaría sobresaltados, así también sería la ausencia –y no la superabundancia– de gerundios lo que extrañaría a los lectores médicos. Se suma a esta circunstancia la tan generalizada como lamentable falta de formación lingüística del médico español, a quien nadie ha inculcado una conciencia idiomática, y menos un amor por el lenguaje. Es lógico, por tanto, que el gerundio se convierta en el puente perfecto para empalmar oraciones en la prosa médica.
Tomado de la revista Panace@ Vol. 3, No 7. Marzo, 2002
En: Gramática en la medicina. Publicado el mar 10th, 2017.
Haga un comentario