Atención al adolescente en Cuba

El próximo lunes 3 de septiembre comienza el nuevo curso escolar 2012-2013 para todos y en especial para los adolescentes que finalizan las vacaciones de este caluroso  verano y se incorporan nuevamente a las actividades escolares. Un artículo relacionado con el tema La vuelta al colegio y titulado Luchar contra los nervios del primer día, es publicado por Fundación Nemours. Los autores reconocen que independientemente de que hayan tenido un verano repleto de actividades o lleno de quejas sobre lo aburridos que estaban por no tener nada que hacer, se suele pasar mal cuando hay que volver a ir al colegio, ofreciendo orientaciones para contribuir a que sea  mejor estar de regreso  nuevamente a las clases.

Recomendamos la lectura del  artículo completo, considerando que puede ser útil para la orientación de adolescentes y familiares.

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Juventud Rebelde. Diario de la juventud cubana

Trabajadores

Tribuna de La Habana

Relación de artículos relacionados con la adolescencia publicados en la prensa nacional:

Juventud Rebelde. Diario de la juventud cubana

Trabajadores

Tribuna de La Habana

Dra. Aloyma RaveloEspacio de Aloyma Ravelo, periodista, escritora, guionista de radio y TV, máster en Sexualidad y ocho libros publicados sobre esta temática. Dedica gran parte de su tiempo a la consejería de hombres y mujeres de todas edades que le escriben sobre sus más íntimos conflictos en esa parcela tan compleja y difícil que suele ser la sexualidad humana. Proponemos una selección de publicaciones dirigidas a los adolescentes:

  • ¿Estoy lista para el sexo?
  • Tu cuerpo sexual…¿sabes cómo es?
  • Sexo, Amor y Erotismo. Palabras que provoca
  • Autoerotismo, sus ventajas
  • Eterna adolescente… La dulce tentación
  • Necesito complacerlo
  • Tu cuerpo es tuyo
  • Ese mapa erótico llamado cuerpo
  • Presentación en la Feria de mi libro «Puertas al corazón. Para educar la sexualidad de los hijos y las hijas
  • ¿Cómo educar a las niñas?
  • Teléfonos celulares o móviles. Imagen: WikipediaLas nuevas generaciones, sobre todo los adolescentes, crecen en «un mundo entre pantallas». Pensemos en el tiempo que dedican a la televisión, a la computadora y al teléfono celular. El último de esos objetos emerge en algunas naciones como el principal protagonista tecnológico en cuanto a tiempo consumido y a daño causado a la vida de los más jóvenes.

    Es una preocupación que ya ocupa los análisis de los científicos.

    De las primeras investigaciones que vincularon el uso excesivo del celular con un potencial daño a la salud, está el presunto riesgo de desarrollo de tumores cerebrales como consecuencia de la emisión y recepción de ondas electromagnéticas de baja frecuencia. Esta hipótesis todavía no ha arrojado resultados concluyentes.

    Los estudios también destacan la relación del celular con la actual epidemia de obesidad que sufre la civilización, así como con el incremento del riesgo de accidentes laborales y del tránsito por interferencia sensorial.

    Pero un peligro mayor se advierte: la adicción. En diferentes países de Asia y de Europa el celular se ha difundido de manera casi universal entre los menores de 18 años. Tanto, que en China y Corea del Sur se emplea el término «era del pulgar» (thumb age) para describir un comportamiento intensivo y permanente relacionado con el uso de ese dispositivo.

    Se ha demostrado en este tipo de usuarios el surgimiento de alteraciones que modifican de manera importante sus conductas e interfieren en determinadas actividades cotidianas: pérdida del sentido del tiempo, desidia (falta de aseo, despreocupación por la alimentación, descuido en el vestir, etc.), aislamiento, sentimientos de ira, tensión, depresión y necesidad creciente de equipos cada vez más sofisticados.

    En este mundo nuestro, ser una persona analógica se va volviendo, al menos en los entornos más tocados por la tecnología, algo de otra dimensión, un asunto anacrónico. Los padres y abuelos de los actuales jóvenes, inmersos en una realidad donde la evolución es inevitable, no tienden a prever lo que ya muchos conocen como «la adicción del siglo XXI». (Dr.C. Julio César Hernández Perera)

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    Fuente: Juventud Rebelde. Opinión. Julio 2 del 2012

    Culturista físico Dexter Jackson. Mr. Olympia 2008. Imagen: WikipediaEn la búsqueda de los patrones de belleza impuestos por la industria cultural y los medios hegemónicos, no pocos adolescentes y jóvenes se olvidan de los riesgos que implica para su salud el empleo de sustancias inyectables.

    El empleo de sustancias inyectables, sobre todo en adolescentes y jóvenes, ha estado asociado, generalmente, al logro de una imagen física más voluminosa y fuerte, comparable con los patrones de referencia individuales impuestos por los medios trasnacionales de comunicación masiva y otros componentes de la industria cultural. En los últimos tiempos, no solo verse fuertes ha sido la motivación para esta práctica, sino también el deseo de mostrar mayor volumen en ciertas partes del cuerpo, consideradas sensuales o eróticas, sin tener en cuenta los riesgos para la salud.

    En el fisiculturismo, actividad encaminada al logro de un desarrollo muscular completo y equilibrado que sea expresión de fuerza y proporción corporal, se han utilizado desde la silicona y la testosterona hasta los aceites para mostrar una musculatura envidiable, cercana a la «perfección», según explica el doctor Ernesto Fleites, especialista en Ortopedia y Traumatología.

    El artificio del uso de estas sustancias, enfatiza Fleites, tiene sus peligros principalmente en la vía de administración empleada, no siempre la adecuada, y las normas higiénicas que deben respetarse. Resulta alarmante además, para el doctor Fleites, que la mayoría de los pacientes que llegan a las consultas ante las señales de dolor, inflamación y molestia local e incluso fiebre, mienten.

    Es triste, reconoce, que por lucir mejor: más fuertes los hombres, y las mujeres más atractivas, se recurra a métodos falsos y tan peligrosos. Esta práctica desvirtúa los beneficios del ejercicio físico, que está destinado a mejorar la salud del ser humano y, también, a dotarnos de una mejor estética, y nos pone al borde de un abismo. (Ana María Domínguez Cruz y Abdul Nasser Thabet)

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    Fuente: Juventud Rebelde. Julio3, 2012