De regreso al gerundio
A pesar de las muchas veces que se ha tratado el tema del gerundio, nunca es suficiente todo lo que se dice y se explica de él. Se aprecia cada vez más su mal uso en textos de cualquier tipo, hasta en los textos científicos. Y sobre el gerundio se estará hablando nuevamente.
Ya se publicó el año pasado un comentario acerca de lo que pasa con esta forma no personal del verbo en los textos médicos, tomado de un trabajo titulado “El gerundio médico” de Gustavo Mendiluce Cabrera, especialista del Instituto de Terminología Bilingüe y Traducción Especializada de la Universidad de Valladolid. Hoy continuamos con algunos de sus argumentos.
“Cuando se analizan textos médicos también se encuentran gerundios mal usados. Ciertamente el sistema verbal español es muy complicado si lo comparamos con el inglés. Nuestro idioma, como lengua romance derivada del latín, se vale de numerosas desinencias morfológicas para conjugar las formas verbales. Las cosas no son mucho más sencillas cuando hablamos de formas impersonales; antes al revés. Buena muestra de ello es el empleo del gerundio, uno de los usos lingüísticos que más recelos, dudas, críticas, temores y vacilaciones ha suscitado y suscita en español.
Su uso, no digamos ya su abuso, siempre se relaciona con una pobreza expresiva. El mismo Azorín fue uno de sus detractores, y en alguna ocasión llegó a decir que «con gerundios se escribe a lo manga por hombro», aunque paradójicamente también reconoció no haber podido escapar a su atractivo, como expone la propia María Moliner en su magnífico diccionario.
Entre los más frecuentemente sancionados están el llamado «gerundio del Boletín Oficial del Estado» (Ley regulando…),
el «gerundio especificativo» (Aposté por el caballo descansando al lado de su dueño), el gerundio relativo al complemento directo (Te envío un sobre conteniendo material didáctico) y el «gerundio de posterioridad» (Dos presos se fugaron, siendo detenidos horas después).
El gerundio es aceptable cuando expresa una acción inmediatamente posterior a la del verbo principal (Salió de la estancia dando un portazo) o cuando, pese a referirse al complemento directo, el gerundio es «hirviendo» o «ardiendo» (Les arrojó agua hirviendo), pero tampoco existe unanimidad al respecto.
En lo que sí parece existir un acuerdo general es en que el gerundio tiene un valor adverbial, y generalmente indica la duración de un proceso o hace referencia a una acción anterior a la expresada por el verbo principal. Es por ello por lo que se emplea para formar construcciones perifrásticas durativas (La pobre lleva media hora llorando), pero sobre todo se emplea con el valor de una locución o una subordinada circunstancial o adverbial, ya sea esta circunstancia una condición, un modo, un período de tiempo o una causa, por citar los casos más frecuentes.
Pongamos dos ejemplos. «Habiéndote leído las lecturas obligatorias, el examen es fácil» se puede parafrasear sin cambiar su sentido como la oración condicional «Si te has leído las lecturas obligatorias, el examen es fácil». Ahora cambiemos un poquito la oración: «Habiéndose leído las lecturas obligatorias, no tuvo ningún problema con el examen». Se puede reescribir como la oración adverbial causal «Como se había leído las lecturas obligatorias, no tuvo ningún problema con el examen».
Tomado de la revista Panace@ Vol. 3, No 7. Marzo, 2002
En: Gramática en la medicina. Publicado el mar 6th, 2017.
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