Evolución temprana de la respuesta IgE en niños en el ambiente tropical
Early life IgE responses in children linving in the tropics: A prospective analysis. Zakzuk J, Acevedo N, Cifuentes L, Bornacelly A, Sánchez J, Ahumada V, Ring J, Ollert M, Caraballo L. Pediatric Allergy and Immunology 2013; 24(8):788-797.
La respuesta alérgica es indudablemente influenciada por factores ambientales, además de los genéticos. Sin embargo, el conocimiento actual sobre la misma se deriva casi absolutamente de estudios realizados en países del llamado primer mundo, básicamente Europa, Norteamérica y Australia, con climas templados y fondo genético muy diferente al prevaleciente en las zonas tropicales y cálidas, donde habita más de la mitad de la humanidad. La importancia y novedad de este estudio radica, fundamentalmente, en abordar la cuestión en una zona tropical latinoamericana, y en una población pobre con presencia de factores conocidos por su influencia sobre la respuesta inmunitaria; en particular, por la exposición a parásitos helmínticos intestinales.
La respuesta mediada por IgE se supone que haya surgido evolutivamente, precisamente como protección a ciertos parásitos, entre ellos las llamadas lombrices intestinales. De acuerdo a ciertos datos epidemiológicos, congruentes con la llamada “teoría de la higiene”, en ambientes con mayor prevalencia de parásitos y microbios (como en zonas rurales de África) la prevalencia de alergias es mucho menor que en el mundo industrializado. De acuerdo a dicha teoría, la exposición a microbios en ambientes con poca higiene, incluyendo la convivencia con animales domésticos, favorecería la evolución de una respuesta inmunitaria más robusta, menos inclinada hacia la respuesta alérgica tipo Th2 ante los alergenos comunes. No obstante, algunos estudios tienden a contradecir este paradigma. Específicamente, se ha identificado reactividad cruzada entre alergenos de ácaros y algunos helmintos (por ejemplo, atribuida a la tropomiosina, Der p 10) y no está muy clara aún la significación biológica de este fenómeno en pacientes parasitados. Algunos autores han atribuido a la respuesta antihelmíntica efectos inmunorreguladores al inducir IL-10 e IgG4 que ayudarían a contrarrestar una repuesta IgE excesiva y patológica. Por otra parte, la cuestión del posible efecto protector de la diversidad del repertorio antigénico de la IgE y su relación con la IgE total es también un tema polémico.
En el trabajo que reseñamos un colectivo de autores del prestigiosos Instituto de Investigaciones Inmunológicas de la Universidad de Cartagena en la costa caribeña de Colombia (bajo la dirección del Dr Luis Caraballo) aborda el asunto. El trabajo tuvo como objetivo describir la evolución en edad temprana de la respuesta de anticuerpos IgE totales y específicos a alergenos de ácaros y parásitos intestinales (Ascaris) y analizar su relación con la sibilancia, o sea, con los silbidos típicos del asma.
El estudio abarcó una cohorte poblacional de 290 niños y sus madres. Los niños fueron sujetos a evaluaciones entre los 0 y 42 meses de vida. Como elemento novedoso, además de las pruebas de IgE específicas usuales (ImmunoCap) y las pruebas cutáneas que emplean extractos alergénicos, se emplearon exámenes para determinación de IgE específica a alergenos recombinantes de ácaros: Der p 2 para D. pteronyssinus, y Blo t 5 y Blo t 12 para Blomia tropicalis. También, Asc l 3, la tropomiosina de Ascaris lumbricoides y Asc s 1, único alergeno oficialmente reconocido de Ascaris suum. La elección de los alergenos de ácaros se basa en que entre los mismos no existe reactividad cruzada, o sea son especie-específicos., y por lo tanto permiten discriminar la sensibilización a cada especie de forma independiente.
El trabajo ha arrojado resultados realmente importantes. En primer lugar, la sensibilización a Blomia tropicalis a temprana edad resultó más frecuente que a D. pteronyssinus, aunque en los adultos (incluso en las madres) en Cartagena y en otros sitios tropicalis, suele ser similar. El hallazgo sugiere que los procesos de sensibilización a diferentes especies de ácaros serían independientes, a pesar de la exposición simultánea a las mismas. Factores cono la actividad biológica intrínseca de los alergenos y, posiblemente, su interacción con el parasitismo pudieran explicar este comportamiento. En línea con esta hipótesis, los autores hallaron que los niveles de IgE a Blomia correlacionaron positivamente con los correspondientes a Ascaris. La correlación entre D. pteronyssinus y Ascaris fue también muy significativa aunque algo menor. En general, los niños sensibilizados a ácaros mostraron una probabilidad 9.4 veces mayor de sensibilización a Ascaris, lo cual constituye una fuerte evidencia de esta asociación. Los autores sugieren que quizá una parte de la sensibilización a ácaros provenga de la transreactividad originada por la sensibilización a Ascaris, en particular, la tropomiosina (Asc l 3) es bien conocida como panalergeno causante de reactividad cruzada incluso entre especies taxonómicamente distantes. No obstante, el valor biológico de esta asociación en términos de posible agravamiento de las manifestaciones alérgicas o mayor protección antiparasitaria continúa siendo un enigma.
En segundo lugar, el estudio abordó la asociación con la IgE total. En este sentido, evidenció que la IgE en cordón umbilical constituyó un factor de riesgo para la sensibilización, pero protegió de la sibilancia recurrente en los niños, resultado aparentemente contradictorio a la luz de la teoría de la higiene, pero que replica lo reportado anteriormente en otro estudio en África. Los niveles de IgE total fueron elevados lo cual es atribuido a la exposición a parásitos y al fondo genético afrodescendiente, en su mayor parte, de la población estudiada y confirma el escaso valor diagnóstico de la IgE total como predictor de atopia en poblaciones tropicales.
En conclusión, en contraste con lo esperado según la teoría de la higiene, en este estudio las condiciones de pobreza y falta de higiene devinieron factores de riesgo para la sensibilización a alergenos en la temprana infancia. Así, el estudio objeta la teoría de la higiene en su versión más clásica, al menos en lo referente al posible efecto “protector” de los parásitos intestinales.
Por Alexis Labrada, DrC
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