Opciones dudosas: neuroestimulantes

Adolescente agotadoEn el Reino Unido, una de las ¨drogas inteligentes¨ más populares es el modafinilo, que es empleado por numerosos estudiantes para lidiar con la fatiga durante la temporada de exámenes. Diseñado originalmente para tratar la narcolepsia, el medicamento se volvió bastante popular entre diferentes grupos gracias a su capacidad para hacer que la gente se sintiera más despierta y alerta.

Bárbara Sahakian, investigadora y profesora de neuropsicología clínica en la Universidad de Cambridge, encontró durante un estudio que el 17% de los alumnos en varias universidades de EE.UU. admiten haber usado el estimulante Ritalin (metilfenidato). Esta droga fue diseñada para tratar a niños hiperactivos, maximizando su capacidad de aprendizaje.

Una encuesta practicada por la revista Nature entre 1.400 adultos encontró que uno de cada cinco había consumido Ritalin, Provigil (modafinilo) o beta-bloqueadores, y no para tratar alguna condición médica, sino para mejorar su concentración o su memoria.

Existen estudios que demuestran que algunos neuroestimulantes ayudan a mejorar el desempeño en procesos cerebrales complejos y que también mejoran algunas funciones de la memoria. Lo que aún se sabe realmente es cómo trabajan estas drogas.

En medio de un mundo tan competitivo como el nuestro, no debe sorprender que el uso de “drogas inteligentes” esté aumentando. Es muy tentador que una simple pastilla tenga la propiedad hacernos sentir superactivos, alertas y volvernos tan eficientes como podamos, cuando lo necesitemos. E incluso si tan sólo aumentara nuestra capacidad de memoria en un 10%, como algunos sugieren, ese porcentaje bien puede representar la diferencia entre aprobar o aplazar un examen, o entre una buena calificación y otra todavía mejor, entre concluir un proyecto de trabajo bien remunerado o no.

Según los científicos, estas pastillas, que inicalmente se diseñaron para tratar problemas de salud, tienen un efecto similar al del trabajo duro y el café. El mismo efecto que también produce el ejercicio físico. Pero debe quedar claro que si bien consumirlas puede ayudar a algunos a vencer el cansancio y a hacer mejor su trabajo, no son capaces de convertir a nadie en un nuevo Albert Einstein de la noche a la mañana.

Y por otra parte, todavía no está claro qué tan seguros son estos estimulantes. Las implicaciones de su consumo a largo plazo aún no se han estudiado a fondo, principalmente por la dificultad de identificar a quienes las usan como ¨neuroestimulantes¨, porque usualmente, la gente que las compra con este propósito sólo puede obtenerlas a través de internet.

Tampoco se conoce qué tan adictivas pueden ser. Se ha comprobado en el caso de algunas como el modafinilo, que utilizadas por un tiempo definido para tratar alguna condición, no causan addicción. Pero se teme que el uso continuado pueda llegar a generar alguna dependencia.

Aunque hay científicos convencidos de que las autoridades de salud deberían desarrollar políticas sobre su uso y control, aún no existen y las personas, sobre todo los jóvenes, van a seguir consumiéndolas mientras puedan adquirirlas. Aunque la posibilidad de llegar a utilizar el 100% de las capacidades del cerebro es muy atractiva, hay que tener conciencia de que esto también tiene sus riesgos y complicaciones. Tal es el mensaje del filme  ¨Sin límites¨, protagonizado por Robert de Niro y Bradley Cooper.

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