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La Fundación BBVA ha concedido su premio Fronteras del Conocimiento en Biomedicina al director del Centro de Investigación y Aplicación de las Células iPS de la Universidad de Kyoto (Japón), Shinya Yamanaka, que en 2006 consiguió crear las ‘células madre de pluripotencia inducida’ o células iPS, que al igual que las células madre poseen la capacidad de convertirse en cualquier tipo celular.

 

 Terra Noticias
 / Europa Press
 

Hasta entonces los investigadores creían que esta habilidad era exclusiva de las células madre embrionarias pero, según demostró este experto, las células iPS, que se obtienen a partir de células adultas ya especializadas, pueden volverse tan versátiles como las células madre tras someterse a un proceso de reprogramación.

Además el último avance de este experto y su equipo ha demostrado que es posible reprogramar células sin recurrir al gen c-Myc, que se asocia a la formación de tumores, utilizando en su lugar el Glis 1, con el que se consigue además mejorar mucho la eficacia del proceso de reprogramación.

Según explica Yamanaka, ‘es un método muy bueno comparado con el original’, reconociendo que las primeras células iPS que se obtuvieron eran ‘muy peligrosas’ dado que se usaban retrovirus y oncogenes.

‘Pero han pasado cuatro años y la tecnología ha mejorado enormemente gracias al trabajo de investigadores en todo el mundo. Ahora es mucho más segura’, insiste.

No obstante, y a pesar de los avances, Yamanaka ha insistido en que todavía no hay fecha para usar en humanos la tecnología de las células iPS ya que ‘aún se necesita mucha investigación para garantizar su seguridad’.

Precisamente una de las prioridades ahora en el laboratorio de Yamanaka es comprender el propio mecanismo de reprogramación que permite obtener las células iPS y ensayar distintos métodos hasta dar con los óptimos en seguridad y eficacia.

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Llevando la promesa teórica de la investigación con células madres al mundo de tratamientos viables, los científicos han convertido con éxito células madre adultas en el tipo de células oculares que se ven afectadas en los comienzos de la degeneración macular relacionada con el envejecimiento (DMRE). El trabajo no se realizó con células madre embrionarias que han sido tema de mucho debate en los últimos años sino con las llamadas “células madre humanas pluripotenciales inducidas”. Según los investigadores, la meta era desarrollar una respuesta terapéutica a la muerte del epitelio pigmentario retiniano -una capa de células que es imprescindible para la salud de las células visuales de la retina- causada por la DMRE.

Pero los investigadores del Centro Médico de la Universidad de Georgetown en Washington, D.C., resaltaron que se trata de un paso preliminar hacia esa meta y que solo se logró en el laboratorio. Afirman que hay que enfrentarse a numerosos obstáculos complejos antes de que las células recién creadas se puedan trasplantar a ojos enfermos.

“Pero hemos demostrado que podemos generar células retinianas a partir de células tomadas originalmente de una pequeña cantidad de piel sometida a biopsia, las que luego son inducidas a convertirse en células madre”, señaló Nady Golestaneh, profesora asistente del departamento de bioquímica y biología molecular y celular de la Universidad de Georgetown y coautora de un informe sobre la investigación que aparece en la edición de marzo de la revista Stem Cells (DOI: 10.1002/stem.635). El estudio fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.

“Las células retinianas que hemos generado son realmente funcionales”, explicó Golestaneh. “Eso significa que imitan la función de las células retinianas nativas que cumplen una función esencial en el ojo para la absorción de la luz, la nutrición, y la función de receptor”.

Esto es importante “porque si estas células mueren pueden inducir enfermedades en los ojos, una de las cuales es la degeneración macular relacionada con el envejecimiento”, comentó. “Hasta ahora no ha habido ningún medicamento que pueda detener esta condición. Así que, básicamente, la gente pierde la visión central, la que necesitamos para tareas cotidianas como leer, conducir y cualquier cosa que haya que hacer para ser independiente”.

En Estados Unidos la DMRE es una causa relevante de pérdida de visión a partir de los 60 años.

El Dr. Demetrios Vavvas, médico asistente del servicio de retina del Hospital del Ojo y el Oído de Massachusetts, y profesor asistente de oftalmología de la Facultad de medicina de la Harvard, describió los resultados de la investigación como un “importante paso hacia delante”.

“Pero es trabajo muy preliminar”, anotó Vavvas. “Solo se logró in-vitro. Es trabajo de laboratorio con cultivos de células. Queda la pregunta de cómo funcionará en una persona porque aun hay barreras que vencer, añadió. Por ejemplo, todo el trabajo desarrollado hasta ahora necesita de virus que funcionen como portadores de células, lo cual crea problemas”, explicó. Ahora se intenta replicar este tipo de trabajo de laboratorio sin emplear virus. Eso tendrá que suceder antes de que podamos pasar a ensayos con humanos. Y aun no lo hemos logrado”, comentó Vavvas.

“Con el conocimiento práctico y la tecnología actuales, probablemente hablamos de un mínimo de tres a cinco años antes de que podamos incluso comenzar ensayos clínicos”, señaló.

Para la investigación de laboratorio los científicos emplearon una línea de células madre adultas de fuente confiable. Los investigadores informaron que el proceso de diferenciación que logró que la base de células madre se convirtiera en células retinianas equivalentes a las dañadas por la DMRE conllevó varias semanas de cultivo de alta tecnología pero, como resultado, las células retinianas generadas a partir de células madre mostraron la misma capacidad funcional y expresión genética que las células retinianas naturales.

Sin embargo, advirtieron que la línea celular que generaron también parecía presentar daños cromosómicos en el ADN, aspectos de expresión exagerada que provocaron una inhibición del crecimiento y ciertas anomalías estructurales.

Aunque las células generadas se consideraron “viables”, los investigadores dijeron que se necesitaría más trabajo para lograr que sean “seguras” con vistas al tratamiento.

“Pero cuando hablamos sobre el uso potencial de células madre no solo debemos pensar en el trasplante”, apuntó Golestaneh. “También podrían usarse como modelos in-vitro para estudiar la enfermedad en sí, la discapacidad que genera y las mutaciones relacionadas. Eso ayudaría a generar fármacos dirigidos a combatirla”.Esto hace que las células “sean muy valiosas no solo para el trasplante sino también para estudiar el mecanismo patológico y avanzar en el desarrollo farmacológico”, aseguró Golestaneh.

Marzo 24, 2011, (HealthDayNews) MedlinePlus

Temas relacionados en MedlinePlus:
Células madre
Degeneración macular

Nota: Los usuarios del dominio *.sld.cu tienen acceso al texto completo (pdf) de este artículo en Hinari Stem Cells: Human iPS-Derived Retinal Pigment Epithelium (RPE) Cells Exhibit Ion Transport, Membrane Potential, Polarized VEGF Secretion and Gene Expression Pattern Similar to Native RPE
Accepted manuscript online: 24 MAR 2011

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 Llevando la promesa teórica de la investigación con células madres al mundo de tratamientos viables, los científicos han convertido con éxito células madre adultas en el tipo de células oculares que se ven afectadas  en los comienzos de la degeneración macular relacionada con el envejecimiento (DMRE). El trabajo no se realizó con células madre embrionarias que han sido tema de mucho debate en los últimos años  sino con las llamadas “células madre humanas pluripotenciales inducidas”. Según los investigadores, la meta era desarrollar una respuesta terapéutica a la muerte del epitelio pigmentario retiniano -una capa de células que es imprescindible para la salud de las células visuales de la retina- causada por la DMRE.

Pero los investigadores del Centro Médico de la Universidad de Georgetown en Washington, D.C., resaltaron que se trata de un paso preliminar hacia esa meta y que solo se logró en el laboratorio. Afirman que hay que enfrentarse a numerosos obstáculos complejos antes de que las células recién creadas se puedan trasplantar a ojos enfermos.

“Pero hemos demostrado que podemos generar células retinianas a partir de células tomadas originalmente de una pequeña cantidad de piel sometida a biopsia, las que luego son  inducidas a convertirse en células madre”, señaló Nady Golestaneh, profesora asistente del departamento de bioquímica y biología molecular y celular de la Universidad de Georgetown y coautora de un informe sobre la investigación que aparece en la edición de marzo de la revista Stem Cells  (DOI: 10.1002/stem.635). El estudio fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.

“Las células retinianas que hemos generado son realmente funcionales”, explicó Golestaneh. “Eso significa que imitan la función de las células retinianas nativas que cumplen una función esencial en el ojo para la absorción de la luz, la nutrición, y la función de receptor”.

Esto es importante “porque si estas células mueren pueden inducir enfermedades en los ojos, una de las cuales es la degeneración macular relacionada con el envejecimiento”, comentó. “Hasta ahora no ha habido ningún medicamento que pueda detener esta condición. Así que, básicamente, la gente pierde la visión central, la que necesitamos para tareas cotidianas como leer, conducir y cualquier cosa que haya que hacer para ser independiente”.

En Estados Unidos la DMRE es una causa relevante de pérdida de visión a partir de los 60 años.

El Dr. Demetrios Vavvas, médico asistente del servicio de retina del Hospital del Ojo y el Oído de Massachusetts, y profesor asistente de oftalmología de la Facultad de medicina de la Harvard, describió los resultados de la investigación como un “importante paso hacia delante”.

“Pero es trabajo muy preliminar”, anotó Vavvas. “Solo se logró in-vitro. Es trabajo de laboratorio con cultivos de células. Queda la pregunta de cómo funcionará en una persona porque aun hay barreras que vencer, añadió. Por ejemplo, todo el trabajo desarrollado hasta ahora necesita de virus que funcionen como portadores de células, lo cual crea problemas”, explicó. Ahora se intenta replicar este tipo de trabajo de laboratorio sin emplear virus. Eso tendrá que suceder antes de que podamos pasar a ensayos con humanos. Y aun no lo hemos logrado”, comentó Vavvas.

“Con el conocimiento práctico y la tecnología actuales, probablemente hablamos de un mínimo de tres a cinco años antes de que podamos incluso comenzar ensayos clínicos”, señaló.

Para la investigación de laboratorio los científicos emplearon una línea de células madre adultas de fuente confiable. Los investigadores informaron que el proceso de diferenciación que logró que la base de células madre se convirtiera en células retinianas equivalentes a las dañadas por la DMRE conllevó varias semanas de cultivo de alta tecnología pero, como resultado, las células retinianas generadas a partir de células madre mostraron la misma capacidad funcional y expresión genética que las células retinianas naturales.

Sin embargo, advirtieron que la línea celular que generaron también parecía presentar daños cromosómicos en el ADN, aspectos de expresión exagerada que provocaron una inhibición del crecimiento y ciertas anomalías estructurales.

Aunque las células generadas se consideraron “viables”, los investigadores dijeron que se necesitaría más trabajo para lograr que sean “seguras” con vistas al tratamiento.

“Pero cuando hablamos sobre el uso potencial de células madre no solo debemos pensar en el trasplante”, apuntó Golestaneh. “También podrían usarse como modelos in-vitro para estudiar la enfermedad en sí, la discapacidad que genera y las mutaciones relacionadas. Eso ayudaría a generar fármacos dirigidos a combatirla”.Esto hace que las células “sean muy valiosas no solo para el trasplante sino también para estudiar el mecanismo patológico y avanzar en el desarrollo farmacológico”, aseguró Golestaneh.

Marzo 24, 2011, (HealthDayNews) MedlinePlus

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Células madre
Degeneración macular

Nota: Los usuarios del dominio *.sld.cu tienen acceso al texto completo (pdf) de este artículo en Hinari Stem Cells: Human iPS-Derived Retinal Pigment Epithelium (RPE) Cells Exhibit Ion Transport, Membrane Potential, Polarized VEGF Secretion and Gene Expression Pattern Similar to Native RPE
Accepted manuscript online: 24 MAR 2011

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 Las células del cáncer colorrectal activan un conjunto de genes muy similar al de las células madre del intestino. Esto es lo que demuestran científicos del Instituto de Recerca Biomédica (IRB Barcelona) que, liderados por el investigador ICREA Eduard Batlle, proponen el estudio genético del epitelio del intestino para predecir aquellos pacientes que, afectados por la enfermedad, tienen un mayor riesgo de recaída. Este trabajo, publicado en línea en la prestigiosa revista Cell Stem Cell (doi:10.1016/j.stem.2011.02.020 ), ofrece nuevas posibilidades para el diagnóstico y la creación de tratamientos contra el cáncer. El cáncer de colon representa la segunda causa de muerte oncológica en todo el mundo. El tratamiento habitual para combatir la enfermedad combina la cirugía con la quimioterapia. Después de estos tratamientos, los pacientes presentan periodos de remisión, que pueden ser de meses e incluso años, después de los cuales un 40% de ellos desarrollan recaídas que en la mayoría de los casos se presentan en forma de metástasis. “Estos datos indican que hay células dentro del tumor que regeneran la enfermedad, aunque hasta el momento sabemos bien poco de las bases biológicas que lo provocan”, apunta Batlle.

Los resultados obtenidos por Anna Merlos-Suárez, primera autora del artículo y el resto de investigadores del equipo de Batlle, indican que existe una estrecha asociación entre las células madre intestinales (células no especializadas que se encargan de generar el resto de células del intestino) y el cáncer colorrectal. Los científicos compararon los genes que se activan en las distintas células del intestino sano – células madre y aquellas células ya especializadas – con los de los tumores procedentes de pacientes. “Nuestros análisis muestran que los pacientes con cáncer de colon activan genes muy similares a los de las células madre, de forma que cuanto mayor es esta relación, más probabilidades tienen los pacientes de que el cáncer se propague y de sufrir recaídas”.

Estos genes propios de células madre son activados por un grupo concreto de células del tumor, las llamadas “células madre tumorales”. Cuando el equipo de Batlle trasplantó estas células en ratones, estos desarrollaron la enfermedad. Estos resultados se suman a la creciente hipótesis de que el cáncer se organiza de una forma jerárquica en la que solo algunas de sus células, las “células madre tumorales”, son capaces de iniciar y propagar el tumor.

¿Qué propiedades tienen las células madre para beneficiar al cáncer? Por definición, las células madre renuevan tejidos, en este caso el epitelio del intestino, pudiendo llegar a producir hasta 5 gramos de células de epitelio intestinal al día. La comunidad científica apunta que los tumores podrían utilizar estas características de renovación indefinida para crecer y expandirse. Por otro lado, mientras que la mayoría de las células tienen una vida media de días, como en el caso de las células epiteliales del intestino, o meses, las células madre viven con nosotros durante años, lo que aumenta la probabilidad de que acumulen daños en su ADN y se transformen en células madre cancerosas.Uno de los mayores problemas que tienen los oncólogos actualmente es la falta de herramientas para identificar aquellos pacientes que tienen una mayor probabilidad de recaída. La estrecha asociación entre las células madre intestinales y la propagación de la enfermedad puede representar un claro avance en este aspecto. Además, la hipótesis de que el cáncer colorrectal necesita de un tipo concreto de células para desarrollarse y seguir creciendo, ya demostrada en otros tipos de cáncer como los gliomas, algunos tipos de linfomas o el cáncer de mama, brinda la posibilidad de generar nuevos tratamientos dirigidos contra estas nuevas dianas del cáncer: las células madre tumorales.

El estudio realizado es fruto de una estrecha colaboración con científicos de la Hubrecht Institute y de la University Medical Center Ultrecht, en Holanda, y clínicos de hospitales de referencia como el Hospital del Mar, el Hospital de Sant Pau y el Hospital Universitario de Barcelona

Barcelona, marzo 21, 2011 El Médico Interactivo

Nota: los usuarios del dominio *sld.cu, tiene acceso al texto completo de este artículo en Hinari
Cell Stem Cell: The Intestinal Stem Cell Signature Identifies Colorectal Cancer Stem Cells and Predicts Disease Relapse

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Puertollano (Ciudad Real), 1 (EFE).- El doctor e investigador Francisco Vizoso, jefe de la Unidad de Investigación de la Fundación Hospital de Jovellanos de Gijón, manifestó a Efe su “ilusión de que, en el futuro, las cualidades terapéuticas de las células madre uterinas puedan aliviar los efectos de muchas enfermedades”.
Vizoso, que participó hoy en Puertollano en las Jornadas organizadas por la Asociación Provincial de Espondilitis Anquilosante de Ciudad Real, señaló que el poder antiinflamatorio que se ha descubierto en las células madre uterinas “podría, en un futuro, beneficiar a las personas con enfermedades crónicas autoinmunes y degenerativas que cursan inflamación y pérdidas de tejidos”.
Las células madre uterinas tienen varias ventajas respecto a otras células madre del adulto, de la grasa o de la médula ósea, incluso respecto a las extraídas de la sangre del cordón umbilical, “porque se obtienen de forma rápida a través del miometro, en el útero de la mujer en edad fértil sin necesidad de que esté embarazada”.
Se pueden extraer, explicó el doctor, “en un simple cepillado citológico de los que se realizan de manera rutinaria a las mujeres en las consultas ginecológicas” .
En este sentido el cirujano investigador recordó el “estado protector” que el embarazo supone para las mujeres que sufren de artritis reumatoide, que puede deberse a las sustancias antiinflamatorias que producen estas células durante el embarazo.
Por otro lado, las células madre uterinas tienen una elevada capacidad de crecimiento, hasta cuarenta y cinco veces “sin dar lugar a formación de tumores, como sin embargo sí ocurre con las células embrionarias”.
Además de la propiedad antiinflamatoria, también tienen capacidad, con la utilización de los inductores químicos adecuados, para transformarse en células del músculo, del cartílago, hasta incluso de neuronas.
En su explicación, Vizoso subrayó la importancia que tendrían en el futuro, tras el desarrollo de la investigación, las células madre uterinas “en el tratamiento de un infarto de miocardio” porque “al transformarse en tejidos podrían reparar los tejidos lesionados de un corazón”.
Las enfermedades candidatas a tratarse con estas células en un futuro son las crónicas, autoinmunes y degenerativas como el Alzheimer, el Parkinson, la artrosis, la esclerosis múltiple, el infarto de miocardio, la artritis reumatoide y la espondilitis anquilosante, entre otras.
El descubrimiento de la capacidad de las células madre uterinas “no es una meta sino el comienzo de un largo camino de investigación para solucionar problemas de salud que en estos momentos no tienen un tratamiento óptimo”, ha señalado el doctor Vizoso.
Para lograrlo, precisó a Efe, necesitan un recorrido “que pasa por la fase de laboratorio en la que ahora estamos, o fase de tubos de ensayo”.
Seguirá la fase de experimentación animal en la que se investigará la efectividad de estas células en animales con enfermedades que simulen las múltiples enfermedades humanas que pueden ser candidatas.
Y, si en esa fase de experimentación animal encuentran resultados satisfactorios de remisión o cura de las enfermedades, vendrán los ensayos clínicos en humanos con todos los pasos y condicionamientos metodológicos con un diseño adecuado y científico y “confiando que el éxito” sea el que esperan.
En el futuro, las células madre uterinas podrían suponer auténticas “factorías” de nuevos fármacos que se podrían utilizar para un amplio espectro de enfermedades que tienen el común denominador de la inflamación o pérdida de tejidos, señaló el investigador. EFE

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Científicos de EE UU logran transformar células epidérmicas de ratones en cerebrales 

¿Pueden las células madre de la piel de los ratones convertirse en neuronas? Un grupo de científicos de la Universidad de Standford, en California (Estados Unidos) ha demostrado que sí y que, además, esas neuronas funcionarían casi a la perfección, por lo que podrían resultar de gran utilidad en el tratamiento de enfermedades como el párkinson o el alzheimer, e incluso en algunas patologías mentales de tipo hereditario.

J.N./P.T. – A CORUÑA/CALIFORNIA Células de la piel de ratones se pueden transformar directamente en neuronas funcionales. Y sólo mediante la manipulación de tres genes. La transformación ha sido lograda por investigadores de la Universidad de Stanford (California, EE UU). Se realiza, y eso es lo más sorprendente, sin que se conviertan primero en células madre pluripotentes, paso que durante mucho tiempo se pensó que era necesario para que las células adquirieran nuevas identidades.
Las nuevas neuronas son plenamente funcionales. Pueden asumir todas las funciones importantes que hacen las neuronas de origen convencional del cerebro, como crear conexiones con otras neuronas y enviar señales, actividades críticas si las células se utilizan finalmente como terapia para enfermedades como el párkinson.
La novedad científica puede revolucionar el futuro de la terapia de células madre humanas y ampliar lo que se sabe sobre cómo las células seleccionan y mantienen sus especialidades.
Aunque investigaciones previas habían sugerido que es posible hacer que células especializadas exhiban algunas propiedades de otros tipos de célula, ésta es la primera vez que se logra convertir células de la piel en neuronas completamente funcionales en laboratorio. La transformación se consiguió en apenas una semana, con una eficiencia de hasta casi un 20%. Los investigadores ahora trabajan en reproducir la hazaña con células humanas.
La reprogramación directa de células de piel adultas para dar lugar a células cerebrales que pueden mostrar comportamientos complejos y apropiados –como generar corrientes eléctricas y formar sinapsis– ha establecido un nuevo método para estudiar el funcionamiento de células cerebrales, sean normales o enfermas. También podría servir para lograr por primera vez capturar y estudiar en una placa de laboratorio enfermedades como el párkinson o el alzhéimer, o padecimientos mentales hereditarios. La novedosa investigación de los científicos de la Universidad de Stanford sugiere que la etapa pluripotente, en vez de ser imprescindible para las células que cambian de identidad, puede ser simplemente otro estado celular posible. En términos generales, en un individuo adulto hay tejidos donde algunas de sus células se dividen activamente, mientras que no ocurre así en otros. Entre los que se dividen destaca la médula ósea y la piel, donde hay células madre.
Estas células se reproducen y generan células especializadas de sangre y de piel, respectivamente. En otros tejidos se han encontrado también células madre especializadas, capaces de reproducirse y de generar tejidos especializados y sólo esos tejidos. Estas células madre especializadas son muy escasas y difíciles de aislar.

Futuros tratamientos

De este hecho se derivan grandes expectativas de terapias innovadoras. Parece que las células madre adultas tienen un gran potencial y quizá más facilidades que las células madre embrionarias, puesto que se puede partir de células del propio individuo y, por tanto, con la misma carga genética.
Esa circunstancia solventa, además, los serios problemas de naturaleza ética, resultantes de manipular y destruir embriones.
Por otro lado, se podrían obtener células madre del propio individuo adulto y especializarlas igualmente para obtener otros tejidos o reconstruir los órganos necesarios. Un buen suministro de células madre propias podría ser el cordón umbilical obtenido en el momento del parto.

Tomado de El Mundo.es

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30 Octubre 09 – Madrid – D. Ruipérez

Aunque el tumor de mama se acerca cada vez más a su curación o cronificación, todavía quedan retos pendientes, como es la reaparición del cáncer pasado un tiempo. Algunos estudios que se presentarán en la prestigiosa reunión anual que se celebra en San Antonio (EE UU) aportan un nuevo punto de vista en la lucha contra el tumor.
«Las llamadas células madre del cáncer son las que dan lugar al tumor, aunque la quimioterapia pueda reducir o eliminar el tumor, estas células no sólo no son destruidas, sino que incluso se ven potenciadas. Por eso, aunque acabemos con las células cancerígenas es posible que estas otras sobrevivan en alguna otra parte del cuerpo (tienen preferencia por el Sistema Nervioso Central) dando lugar a las temidas recaídas». Así lo explica la dortora Jenny C. Chang, del Baylor College of Medicine de Houston (EE UU) quien lidera los estudios en este campo y pasó por Madrid para participar en un encuentro con oncólogos españoles.

Erbb2+

Su equipo ha observado la capacidad para atacar esas células madre cancerígenas del fármaco lapatinib, un tratamiento biológico que se emplea en mujeres con un tumor que expresa el gen ErbB2 –el 25 por ciento de las pacientes– junto con otro tratamiento que trabaja en la misma línea, trastuzumab, pero con mecanismos diferentes. «De hecho, lapatinib parece ser más efectivo en la reducción de las metástasis cerebrales», añade Hernán Cortés Funes, jefe del Servicio de Oncología del Hospital Doce de Octubre de Madrid.
«Incluso un subgrupo de mujeres con una mutación en un gen pueden ser resistentes a trastuzumab y extremadamente sensibles a la acción de lapatinib. Por eso, se están probando solos y también en combinación. Además, también se buscan formas de medir esas células madre circulantes por el cuerpo mediante un análisis de sangre u otros sistemas», dice Chang.

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Las células iPS (induced pluripotent stem cells, o células de pluripotencia inducida) se obtienen reprogramando simples células de la piel o el pelo, pero son tan versátiles como las embrionarias. La revista Nature adelanta hoy online cinco trabajos importantes para su futura aplicación médica, y que además abren un nuevo flanco en la investigación del cáncer. De forma insólita, tres de los trabajos son españoles

Las iPS han revolucionado la investigación en los últimos dos años

  • Se ha descubierto un nexo esencial entre las células y el cáncer, el gen p53

  • Se obtienen añadiendo a células de la piel o el pelo sólo cuatro genes
  • La reprogramación genética devuelve la iPS a sus orígenes embrionarios

Las iPS, o células madre de la tercera vía -ni adultas ni embrionarias- han revolucionado en los últimos dos años la investigación en medicina regenerativa. El objetivo de la clonación terapéutica es la futura obtención de células madre genéticamente idénticas a un adulto. Pero los científicos han hallado una forma asombrosamente simple de reprogramar simples células de la piel o el pelo para que recuperen su estado primigenio. Si la piel es de un paciente, las células iPS son genéticamente idénticas a él.

Los cinco trabajos que se publican hoy avanzan hacia el uso médico de las células iPS, y además revelan un nexo esencial entre las células madre y el cáncer: el gen p53, tal vez el oncogén más importante. Han salido de los laboratorios de Shinya Yamanaka en la Universidad de Kyoto -el descubridor de las células iPS-; Konrad Hochedlinger, del Hospital General de Massachusetts en Boston; Juan Carlos Izpisúa, del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona y el Salk Institute de California; y los de María Blasco y Manolo Serrano, ambos en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas en Madrid.

En conjunto muestran que uno de los principales genes que reprime la aparición del cáncer, p53, también reprime la reprogramación, o conversión de las células somáticas (del cuerpo) en células madre iPS. “Esto quiere decir que p53 también actúa como un guardián contra la reprogramación de las células somáticas en el organismo normal”, explica Izpisúa. “Esto es importante para la hipótesis que viene discutiendo desde hace tiempo: que el cáncer consiste en una des-diferenciación de células diferenciadas”.

Los nuevos datos indican, en efecto, que el mismo mecanismo está implicado en evitar la aparición de cáncer e impedir la reprogramación o la des-diferenciación de las células adultas que tal vez conduce a la aparición de tumores.

La técnica de producción de las células iPS descubierta por Yamanaka hace tres años consiste, de forma inesperada, en añadir a las células de la piel tan sólo cuatro genes (los científicos del campo los llaman “factores de Yamanaka”). Los cuatro son “factores de transcripción”, genes que regulan a otros genes. Son capaces por sí solos de desbaratar el programa genético típico de las células diferenciadas (de la piel, o del pelo) y devolverlo a sus orígenes pluripotentes, a una configuración genética que vuelve a ser capaz de convertirse en cualquier otra. Hasta de generar un ratón vivo y coleando, según publicaron investigadores chinos hace dos de semanas. Y tal vez incluso pueda simplificarse más el proceso: “Nuestro trabajo indica que podemos reprogramar con sólo dos factores, eliminando así dos de ellos que son oncogenes (genes del cáncer), como Myc y KLF4″, dice Izpisúa.

Los dos grupos del CNIO trabajan con el gen p53 desde hace muchos años. “El gen p53 es un sistema de control de calidad que actúa evitando la propagación de aquellas células que son subóptimas”, explica María Blasco. “Esto, que ya se conocía en el contexto del cáncer, se ve ahora que también es muy importante para mantener la salud de las células en el contexto de los tejidos adultos; p53 impide que se propaguen las células madre (adultas) subóptimas, y así mantiene los tejidos sin daño, y con menos posibilidades de dar lugar a un cáncer”.

Para Blasco, lo más interesante de los nuevos datos es la analogía entre la reprogramación y la oncogénesis. “De hecho”, dice la científica, “hace unos años se demostró que los tumores estaban llenos de células dañadas que persistían, y algo parecido vemos en las iPS que tienen eliminado p53, y también en los tejidos diferenciados derivados de ellas: que están llenos de daños”.

Manuel Serrano explica que p53 es un sensor que integra la información de muchos tipos de estrés celular: altas temperaturas (o bajas), oxidación, agresiones químicas y demás. “La protección del cáncer la ejerce detectando la presencia de oncogenes, es decir, de señales aberrantes de comunicación entre células”, dice Serrano. “Cuando falta p53, la manifestación más evidente es la acumulación de aberraciones cromosómicas”. El gen está mutado en muchos de los cánceres con peor pronóstico.

Que salgan tres trabajos españoles en el mismo número de Nature es insólito. ¿Se está convirtiendo España en una potencia en medicina regenerativa? “Yo no lo diría”, responde Serrano. “España esta a mejor nivel que Italia, lo que ya es mucho decir, pero no al nivel del Reino Unido, Alemania, Holanda o Suiza o Suiza. Ni por supuesto al de Estados Unidos, Canadá, Japón o Singapur. Pero sin duda es un nivel decente para lo que es España”.

Blasco añade: “En España se está apoyando la investigación en células madre de una manera bastante desapasionada, como en general es todo el apoyo a la investigación española. Hay ejemplos loables como el Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona, que está dando sus frutos, pero, si queremos contar en el panorama internacional, hace falta algo más ambicioso”.

“Japón”, prosigue la científica, “le está construyendo a Yamanaka un centro de células iPS, que se va a inaugurar después del verano. Si realmente España cree que tiene potencial en este campo, habría que dar mas apoyo institucional, que no quede siempre todo en manos de unos pocos francotiradores”.

Blasco concluye: “Está claro, eso sí, que hay cantera para competir al más alto nivel”. Como de costumbre, no falta talento sino dinero.

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