Demografía y Comunicación: alianza frente a la COVID-19

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población Cuba covid19 2A nivel mundial y desde el punto de vista médico, todos tenemos la misma posibilidad de contagiarnos con la COVID-19. Sin embargo, el comportamiento de la pandemia demuestra que esa enfermedad afecta a cada persona de manera distinta.

Variables demográficas como la edad y el sexo, junto a diversos factores socio económicos determinan quién es más vulnerable al SARS-CoV-2. La periodista Diana Rosa Schlachter amplía este tema desde la sección Observatorio Científico de Canal Caribe.

«Es un evento de salud, pero es un evento protagonizado por los seres humanos. Ahí está la importancia del estudio de las características de los seres humanos para poder modelar mucho mejor las formas de enfrentar y de vencer esta situación de salud que significa la COVID-19», explica el Dr. C. Antonio Aja, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana (CEDEM).

En ese mismo camino, la Dra. C. Dixie Edith Trinquete, periodista y profesora del CEDEM, comenta que «saber cuál es el curso de la epidemia de acuerdo a públicos diferentes, edades, zonas de residencia, permite conocer cómo hacer mejor la comunicación para que esas personas entiendan el riesgo que están corriendo».

¿Cómo se han articulado en Cuba los estudios socio-demográficos y los de comunicación en el contexto de la pandemia? ¿Qué resultados aportan esas investigaciones?

Cruce de variables

El análisis de la edad y sexo de las personas positivas a la COVID-19 es vital para entender el comportamiento de la enfermedad. Sin embargo, existen otras variables -quizás, menos divulgadas- pero igual de importantes.

«Tienen que ver con el color de la piel, con los ingresos, con la familia, la constitución de la familia, con el fondo habitacional de las personas, con la movilidad de las personas, visto, como en el caso de Cuba hemos trabajado, tanto a nivel nacional como a nivel territorial y local», comenta el director del CEDEM.

El tema de la movilidad de la población cubana –tanto a nivel interno como desde el exterior- fue una de las primeras investigaciones realizadas por especialistas de Centro de Estudios Demográficos.

Los resultados permitieron modelar el comportamiento de ese indicador en posteriores rebrotes, para la toma de decisiones a partir del conocimiento científico:

«Y eso lo vemos en la práctica perfectamente cuando estudiamos lo que estamos haciendo, por ejemplo en La Habana, con los protocolos o lo que se hace en otras provincias».

«También cuando analizamos el intercambio de población entre una provincia y otra, una con mayor tasa de incidencia y otra con tasa de incidencia menor y por tanto, cómo se debe restringir o no, esa movilidad entre la población», señala el experto cubano.

Jóvenes asintomáticos: alerta en el actual rebrote

Otros estudios desarrollados desde el CEDEM confirman el incremento de personas jóvenes y asintomáticas en Cuba.

Para el Dr. C. Aja, esto «significa un riesgo adicional porque son las personas que más se mueven y las que quizás son menos propensas a cuidarse y las que tienen un comportamiento muy disímil, a diferencia de las personas de la tercera edad».

Ante este panorama, la Dra. C. Dixie Edith subraya que «si ya sabemos que los jóvenes son la mayoría de los asintomáticos, las personas que están en la calle y sabemos también, porque los estudios de comunicación nos lo dicen, que los jóvenes se están moviendo básicamente en las redes sociales en busca de información, pues tenemos que diseñar mensajes para ese público, para ese espacio comunicativo».

«De igual manera sucede con los espacios que más consumen las personas mayores en función de su riesgo concreto. También, por ejemplo, los espacios de las teleclases, en el que se están conectando niñas, niños y sus familias.Pueden aprovecharse estos escenarios para mandar mensajes concretos, relativos al riesgo de las familias», apunta la investigadora.

Otra recomendación es la de «pensar estrategias de comunicación a largo plazo, más profundas en momento de mayor incidencia, como es el caso de los rebrotes. Cuando bajan los indicadores de contagios tener estrategia de mantenimiento que no tense demasiado a las personas, pero que diga que el riesgo todavía está ahí».

«O sea, lo que no es recomendable es desmovilizar de pronto la comunicación como si todo hubiera pasado cuando en realidad todavía estamos lejos de ver el final de una pandemia como la de COVID-19 ahora mismo, aun con las vacunas que están en preparación, pero las vacunas no son una varita mágica», afirma la especialista.

Diálogo con los públicos desde el conocimiento científico

En estos momentos, los especialistas del Centro de Estudios Demográficos realizan una nueva investigación enfocada en familias de diez municipios de La Habana.

Según el Dr. C. Aja, «es obvio que en este último rebrote la participación de la familia tiene un peso decisivo por los niveles de contagio que se están dando a nivel intrafamiliar y por tanto, el tema de la familia juega un rol fundamental en estos temas que estamos estudiando y yo diría además, que un tercer tema vital es el de la  comunicación».

Por eso, la Dra. C. Dixie Edith convoca a «aprovechar los aprendizajes de ciencias sociales como la Demografía, sobre cómo va moviéndose la pandemia según grupos de población diversos, con los aprendizajes que tenemos de las ciencias de la comunicación, de cómo segmentar mensajes según audiencias y según públicos».

«La Psicología, la Sociología y la Demografía son fundamentales, por supuesto, en la misma medida en que sepamos transmitir nuestros conocimientos, sepamos además, exponer en el momento oportuno nuestros resultados y tengamos un oído receptivo, un oído inteligente y un oído que le interese tomar esta participación», concluye el Dr. C. Aja.

La COVID-19 -tanto en Cuba como a nivel internacional- demuestra que el comportamiento de cada ser humano es determinante en el curso de la enfermedad. Por eso, junto al conocimiento de médicos, epidemiólogos, bioquímicos o matemáticos es necesario integrar el análisis desde las Ciencias Sociales.

Sólo con el aporte de esos saberes es posible conectar, de manera efectiva, las políticas públicas con la realidad de quienes vivimos esta primera gran pandemia del siglo XXI. [Por: Diana Rosa Schlachter Piñón]

Vea más información en: Canal Caribe. Observatorio científico

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