Manifestaciones cutáneas de COVID-19

Los resultados de un estudio realizado en España proporcionan una descripción de las manifestaciones cutáneas asociadas con la infección por COVID-19 que puede resultar de gran ayudar a los médicos que tratan los pacientes con la enfermedad a reconocer los casos paucisintomáticos.

Los resultados de este estudio (Classification of the cutaneous manifestations of COVID‐19: a rapid prospective nationwide consensus study in Spain with 375 cases. Br J Dermatol. doi:10.1111/bjd.19163) mostraron patrones de erupciones similares a sabañones en zonas acrales (19%); erupciones vesiculosas (9%); lesiones urticariformes (19%); erupciones máculo-papulosas (47%) y livedo-reticularis o necrosis (6%).

Las erupciones acrales similares a sabañones (manos y pies) aparecían como áreas de eritema o violáceas, vesículas y pústulas, frecuentemente asimétricas y se detectaron en pacientes más jóvenes, en las etapas tardías del proceso de la COVID-19, con una duración promedio de 12,7 días, y estaban asociados a un pronóstico menos grave.

Las erupciones vesiculosas se vieron principalmente en el tronco y consistían en pequeñas vesículas monomórficas diferentes de las que aparecen en la varicela, que son polimórficas. Visibles en ocasiones en las extremidades y podían tener contenido hemorrágico, agrandarse o diseminarse. Estuvieron asociadas a una gravedad intermedia y más frecuentes en pacientes de edad media. Suelen durar unos diez días y aparecer junto o antes de los síntomas generales.

Las lesiones urticariformes, el tercer tipo de patrón, se vieron principalmente en el tronco o dispersas por el cuerpo, a veces en las palmas de las manos. Su duración media es de 6,8 días y suelen producir intenso escozor. Se han observado en pacientes más graves y con más frecuencia han aparecido al mismo tiempo que otros síntomas vinculados a la COVID-19.

Las máculo-pápulas fueron las manifestaciones más frecuentes y son un cuadro dermatológico similar al de otras infecciones víricas. A veces con patrones específicos, como la distribución peri-folicular, o similar a pitiriasis rosada o eritema multiforme. Su duración es de ocho a nueve días  y también se han visto en pacientes más graves.

Las lesiones que orientan a obstrucción vascular: la livedo-reticularis y la necrosis, consisten en unas marcas en la piel que recuerdan en forma reticulada. Fueron vistas en pacientes de más edad y estados más graves (asociado a un 10% de mortalidad), que mostraron grados diferentes de afectación, incluyendo áreas de isquemia acral o en el tronco. Las manifestaciones de COVID-19 en este grupo fueron más variables.

Se observó un gradiente de la enfermedad: de menos grave en los casos donde había pseudo-sabañones, a más grave en pacientes con lesiones livedo-reticulares, que presentaban más casos de neumonía, ingresos hospitalarios y necesidad de atención en cuidados intensivos.

El estudio indica que no se puede descartar que existan otras causas detrás de algunas de estas manifestaciones cutáneas, sobre todo en el caso de las lesiones urticariformes o en las máculo-pápulas, como las reacciones a alguno de los muchos fármacos que han recibido.

Con anterioridad, en el mes de marzo, el equipo de Wang Fu-Sheng, de la Academia de Ciencias de China, publicó en The Lancet el artículo Liver injury in COVID-19: management and challenges que el que informaban que entre el 2 y el 11% de los afectados por COVID-19 sufren anomalías hepáticas que podrían conducir a una mayor pigmentación cutánea. El hígado no procesaría adecuadamente el hierro, lo que daría lugar a niveles elevados de ferritina y al oscurecimiento de la piel. Esta es quizás la manifestación dérmica más llamativa de sta nueva infección.