PNUD revela enormes diferencias en las capacidades de los países para hacer frente a la crisis y recuperarse de ella

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impactoEl Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) dio a conocer dos nuevas tablas de datos que ponen de manifiesto enormes diferencias en las capacidades con las que cuenta cada país para enfrentar y recuperarse de la crisis del COVID-19.

La pandemia es más que una emergencia sanitaria mundial. Es una crisis sistémica del desarrollo humano cuyo impacto sin precedentes se está haciendo ya patente en las dimensiones económicas y sociales del desarrollo.

Por ello, resulta absolutamente esencial poner en práctica políticas públicas dirigidas a reducir las vulnerabilidades y a fomentar las capacidades necesarias para enfrentar las crisis, tanto a corto como a largo plazo.

Indicadores tales como el nivel de pobreza, la capacidad sanitaria, el acceso a Internet y a servicios de protección social permiten obtener una imagen de la gravedad con que la crisis del COVID-19 podría afectar a 189 países.

Todas las sociedades del mundo son vulnerables a las crisis, pero sus capacidades de respuesta difieren de manera significativa.

Por ejemplo, los países más desarrollados —los ubicados en la categoría de desarrollo humano muy alto— tienen un promedio de 55 camas de hospital, más de 30 médicos y 81 enfermeras por 10.000 personas, en comparación con las 7 camas, 2,5 médicos y 6 enfermeras que encontramos en los países menos adelantados.

Además, debido a los confinamientos generalizados la brecha digital se ha acentuado más que nunca. En el mundo hay 6.500 millones de personas (85,5% de la población) que todavía carecen de una conexión fiable a Internet de banda ancha, lo que restringe su capacidad para trabajar y continuar con su educación.

La preparación es una cosa. Pero cuando la crisis golpea de verdad, ¿cuál es grado de vulnerabilidad de los países a sus consecuencias?

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