El condiloma acuminado (CA) o verruga genital es una neoformación exofítica, generalmente múltiple y de color rosado o blanco grisáceo. Es producido por el virus del papiloma humano (VPH) del que existen más de 130 genotipos, y de ellos, en más de 80, ha sido posible secuenciar por completo su genoma. Cerca de 40 se transmiten sexualmente e infectan el aparato genital masculino y femenino. Su tamaño es muy variable, desde lesiones prácticamente imperceptibles, hasta llegar a adquirir dimensiones considerables con el típico aspecto de coliflor.
Los VPH según la posibilidad de desarrollar lesiones cancerígenas, se dividen en dos grupos: bajo y alto riesgo. Entre los de menor potencialidad encontramos los subtipos de VPH: 6, 11, 40, 42, 53, 54 y 57. Los VPH de alto riesgo se relacionan con mayor frecuencia con el cáncer cérvico-uterino, siendo los tipos 16 y 18 los más oncogénicos. También se incluyen en este grupo los subtipos 31, 35, 39, 45, 51, 52, 56 y 58. En la mayoría de las mujeres se sospecha la presencia del VPH por los cambios citológicos anormales observados en las citologías orgánicas (Papanicolaou) y la colposcopía. Ambos estudios son las herramientas fundamentales en la detección del cáncer cérvicovaginal o sus lesiones precursoras, los que permiten dirigir el estudio biópsico para el diagnóstico definitivo de estos cambios anormales relacionados con el VPH.
El CA se vincula por lo general a los tipos de cepas números 6 y 11. En raras ocasiones puede evolucionar como un tumor con malignidad local, aunque sin metástasis, equivalente a un condiloma verrugoso. El tumor de Büschke-Löwenstein es un condiloma acuminado de gran tamaño, en forma de coliflor, de crecimiento lento e infrecuente que, a pesar de un tipo histológico benigno, se comporta de forma maligna por su alto índice de recurrencia y transformación ocasional hacia el carcinoma de células escamosas. Es causado por los subtipos 6 y 11 del VPH, y en ocasiones por los subtipos 16 y 18. En este trabajo se presenta un caso de condiloma acuminado del pene de gran tamaño, así como aspectos relacionados con su diagnóstico y tratamiento.
Caso Clínico
Paciente de 19 años de edad con antecedentes de buena salud, que asiste a la consulta de Urología por presentar una tumoración en el pene, que le salió desde hacía 3 meses siendo más pequeña y que, a pesar del tratamiento tópico con ácido tricloroacético, lejos de desaparecer había continuado su crecimiento. En el interrogatorio se recogió además, el dato de la práctica del coito desprotegido y la promiscuidad sexual, aunque en el momento de su atención no tenía pareja sexual estable.
Al examen físico se constató la presencia de un tumor de aproximadamente 3 cm de diámetro, con aspecto de coliflor, con secreción amarillenta espesa, localizado en la región ventral del pene, y que abarcaba el surco balano-prepucial y la región del frenillo.
Se le realizaron exámenes complementarios de la analítica sanguínea, serología y VIH, estando todos dentro de parámetros normales. Teniendo en cuenta el gran tamaño de la lesión y la resistencia al tratamiento habitual ya realizado, se decidió tomar muestra para biopsia en la que se confirmó la presencia de un condiloma acuminado.
Una vez confirmada la naturaleza de la tumoración, se decidió llevar al paciente al salón de operaciones para la exéresis total de la misma más la circuncisión, se obtuvieron buenos resultados estéticos finales. El informe anátomo-patológico final de la pieza quirúrgica fue condiloma acuminado, observándose sus hallazgos típicos, con proyecciones papilares de epitelio pavimentoso, con vacuolización de los queratinocitos (coilocitosis), e infiltrado inflamatorio crónico en el estroma fibrovascular. El paciente tras un año de operado está asintomático, libre de recurrencias de la enfermedad, y con la incorporación de prácticas sexuales protegidas y seguras.
Para efectuar este trabajo se tuvieron en cuenta los principios éticos de la confidencialidad de la identidad personal, y el consentimiento informado para la publicación del artículo y las fotos, que solo enfocarían la lesión en el pene y sus resultados posoperatorios.
Condiloma acuminado gigante del pene. Valdés Estévez Basily, Rodríguez Collar Tomás Lázaro, Casa de Valle Castro Midalys. Rev Cubana Obstet Ginecol. 2012 Mar ; 38(1): 86-92
Especialistas cubanos trabajan en un candidato vacunal contra la hepatitis B cuyos alentadores resultados en ensayos clínicos serán presentados en el congreso Biotecnología 2012. Durante las investigaciones realizadas en Cuba y Bangladesh el compuesto, denominado Nasvac, logró una respuesta superior a cualquier otro para el tratamiento de esa enfermedad, señaló a la prensa el doctor Gerardo Guillén, vicepresidente del Comité Organizador del evento.
Este compuesto permitirá dirigir de manera sostenida la respuesta inmune de los pacientes contra el virus, y evitar que se agudice la enfermedad, explicó el experto. Ya se comprueba su eficacia y los beneficios son palpables, aseveró.
En el simposio se presentaron también los adelantos en las evaluaciones clínicas de otra vacuna terapéutica contra la hepatitis C, así como para cáncer de cuello uterino. Sobre esta última, Silvio Perea, jefe del proyecto de Investigación y Desarrollo del producto en el Centro de Ingeniería y Biotecnología (CIGB), explicó a Prensa Latina que se trata de un péptido sintético capaz de bloquear la enzima caseína kinasa dos (CK2), y provoca la muerte programada de las células tumorales. CIGB-300, es el nombre provisional de la molécula, y con ella se ha tratado una pequeña muestras de pacientes con resultados favorables, por lo que se espera en un corto plazo comenzar estudios de confirmación terapéutica, aseveró.
Cuando esto suceda se comprobará la eficacia del compuesto, indicado en cáncer de útero y condilomas del tracto genital, y según las tendencias actuales de tratamiento, se combinaría con las terapias tradicionales, como las radiaciones y los citostáticos, añadió.
Fuente: Radio Cubana Cuba digital
En un análisis de varias docenas de estudios previos, expertos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), hallaron que los tatuajes que realizan personas no profesionales aumentarían el riesgo de padecer la infección hepática. En cambio, no hay evidencia de que los tatuajes realizados por profesionales acarreen ese tipo de riesgo.
La hepatitis C sigue siendo un importante problema de salud pública en Estados Unidos, ya que entre el 75 y el 85 por ciento de las personas infectadas desarrollan infección crónica, la cual puede provocar enfermedades graves como cirrosis y cáncer de hígado. La enfermedad se contagia a través del contacto con sangre infectada. En Estados Unidos, hay aproximadamente 18.000 nuevos casos de infección con hepatitis C cada año, en su mayoría debido a que personas que se inyectan drogas comparten agujas o jeringas contaminadas. Pero hay otras formas de contraer la enfermedad.
Los tatuajes y perforaciones (”piercings”) pueden transmitir hepatitis C y otras infecciones si son realizadas en condiciones no estériles, dijo a Reuters Health Rania Tohme, epidemióloga de los CDC que dirigió el estudio. Las personas no deberían dejar que amigos o personas que no son profesionales entrenados les hagan tatuajes o perforaciones, agregó.
Los resultados, publicados en Clinical Infectious Diseases, se basaron en una serie de estudios difundidos desde 1994.
Fuente: Cubadebate
Es el momento de dar la alarma. Durante los últimos 3 años, el gonococo se ha hecho menos susceptible a nuestra última línea de defensa antimicrobiana, poniendo en peligro nuestra capacidad para curar la gonorrea y evitar secuelas graves.
La gonorrea es la segunda enfermedad transmisible más comúnmente reportada en los Estados Unidos, con una incidencia estimada de más de 600.000 casos al año. Afecta de manera desproporcionada las poblaciones vulnerables como las minorías que son marginadas por su raza, grupo étnico u orientación sexual. Por desgracia, la resistencia de la Neisseria gonorrhoeae a los agentes antimicrobianos se ha desarrollado rápidamente: se convirtió en resistente a la sulfanilamida en la década de 1940, a las penicilinas y las tetraciclinas en la década de 1980, y a las fluoroquinolonas por el 2007. Cuando la prevalencia de la resistencia a los antimicrobianos en el Gonococcal Isolate Surveillance Project (GISP) excede al 5 %, las recomendaciones nacionales de tratamiento cambian para centrarse en fármacos más eficaces. En este momento las opciones de tratamiento recomendadas por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), se limita a la tercera generación de cefalosporinas.
Sin embargo, la susceptibilidad a las cefalosporinas se ha ido reduciendo rápidamente. La amenaza de una gonorrea incurable definitivamente es una realidad. Vea más información en el artículo.
The Emerging Threat of Untreatable Gonococcal Infection. Gail A. Bolan, M.D., P. Frederick Sparling, M.D., and Judith N. Wasserheit, M.D., M.P.H. New England Journal of Medicine 366:485-487; February 9, 2012.
Una de las enfermedades de transmisión sexual más peligrosas para el ser humano, aunque puede ser tratada y curada, es la sífilis, conocida también como la gran imitadora, pues sus signos y síntomas no se distinguen fácilmente de otros padecimientos.
Esta infección puede afectar el organismo, incluso causar la muerte, de no recibir un tratamiento rápido y efectivo. En el caso de las embarazadas, los daños para el bebé pueden ser letales, pues el niño corre el peligro de sufrir retraso en el desarrollo y severas convulsiones, y hasta nacer muerto.
Cada año en el mundo se diagnostican unos 12 millones de casos de sífilis, la mayor parte de ellos en África subsahariana con 4 000 000, el Sur de Asia y Asia Pacífico con 4 000 000, y Latinoamérica y el Caribe con 3 000 000.
Uno de los riesgos mayores es que algunas personas infestadas pueden no presentar síntomas durante años. Sin embargo, de no tratarse la enfermedad pueden tener complicaciones en su fase avanzada.
FASES PELIGROSAS
Las personas que están en la etapa primaria o secundaria de la enfermedad transmiten la infección, aunque muchas veces las úlceras sifilíticas no se puedan reconocer. Por lo tanto, quienes no saben que están infectados son una fuente de contagio.
La fase primaria de la sífilis suele estar marcada por la aparición de una sola úlcera llamada chancro, aunque puede haber otras más. El tiempo que transcurre entre la infección por sífilis y la aparición del primer síntoma varía de 10 a 90 días, con un promedio de 21 días.
En las fases latente y terciaria la sífilis comienza con la desaparición de los síntomas de las fases primaria y secundaria. Sin tratamiento, la persona infectada seguirá teniendo sífilis aún cuando no presente sintomatología ya que la infección permanece en el cuerpo.
Esta fase latente puede durar años, y en el 15 por ciento de las personas que no son diagnosticadas y tratadas, la enfermedad puede avanzar hasta las fases latente y terciaria, y aparecer de 10 a 20 años después de haberse adquirido la infección.
En esta fase avanzada la sífilis puede afectar algunos órganos internos como el cerebro, los nervios, los ojos, el corazón, los vasos sanguíneos, el hígado, los huesos y las articulaciones.
PREVENIR ES LA MEJOR MEDICINA
Cada año en Cuba se notifican entre 40 y 50 mil casos de Sífilis, Blenorragia y Condiloma acuminado, con tendencias a un incremento, a pesar de existir un programa nacional de educación sexual orientado principalmente a los grupos poblacionales de mayor riesgo.
Aunque en todo el país se complementan el sistema de atención primaria de salud, los promotores y centros especializados para asesorar a la población, a la familia, la escuela y la comunidad, aún no todos han concientizado el riesgo de mantener relaciones íntimas desprotegidas, ya sea por tabúes o desconocimiento.
Solo las pruebas de laboratorio pueden confirmar si una persona tiene sífilis, dado que las úlceras sifilíticas pueden estar ocultas en la vagina, el recto o la boca, puede ser que una persona no se entere de que su pareja sexual tiene sífilis.
Ante tales peligros, lo más sensato es mantener una estabilidad en la vida sexual, y protegerse lo más posible. Confiarse de la suerte solo abrirá más las puertas a una posible infección, lejos del placer, la salud y el bienestar. Ampliar.
La Habana, noviembre 4/2011 (Cuba Ahora)
¿Qué es?
Los virus del papiloma humano (VPH) son virus comunes que pueden causar verrugas. Existen más de 100 tipos de VPH. La mayoría son inofensivos, pero aproximadamente 30 tipos se asocian con un mayor riesgo de provocar cáncer. Estos tipos afectan los genitales y se adquieren a través del contacto sexual con una pareja infectada. Se clasifican como de bajo riesgo o de alto riesgo. Los VPH de bajo riesgo pueden causar verrugas genitales. En las mujeres, los VPH de alto riesgo pueden conducir al cáncer en el cuello uterino, vulva, vagina y ano. En los hombres, pueden conducir al cáncer del ano y del pene.
El virus del papiloma humano genital es la infección de transmisión sexual (ITS) más frecuente. Existen más de 40 tipos de VPH que pueden infectar las zonas genitales de los hombres y las mujeres. Estos tipos de VPH también pueden infectar la boca y la garganta. La mayoría de las personas que se infectan por el VPH ni siquiera saben que lo están.
El VPH no es igual al virus del herpes o al VIH (el virus que causa el sida). Todos estos virus se pueden transmitir durante el contacto sexual, pero causan síntomas y problemas de salud distintos.
El VPH puede hacer que las células normales de la piel infectada se vuelvan anormales. La mayoría de las veces, estos cambios en las células no se pueden ver ni sentir. El cuerpo combate en forma natural el VPH y las células infectadas vuelven a su normalidad en algunos casos. Pero cuando el cuerpo no elimina el VPH, el virus puede causar cambios visibles como verrugas genitales o cáncer. Las verrugas pueden aparecer semanas o meses después de contraer el VPH. El cáncer suele demorar años en presentarse después de que se contrae la infección. El VPH es la causa principal de la aparición del cáncer del cuello uterino.
¿Cómo se trasmite?
El VPH se transmite por contacto genital, más a menudo por relaciones sexuales vaginales y anales. También se puede transmitir por las relaciones sexuales orales y el contacto entre los genitales. El VPH se transmite entre parejas heterosexuales y homosexuales (gay), aun cuando la pareja infectada no tenga signos ni síntomas.
Una persona puede tener el VPH hasta años después de haber tenido contacto sexual con una pareja infectada. La mayoría de las personas infectadas no saben que están infectadas o que están transmitiendo el virus a su pareja sexual. También es posible contraer más de un tipo de VPH.
En muy pocos casos, una mujer embarazada que tiene el VPH genital puede transmitir el virus a su bebé durante el parto. Y, en casos muy raros, el bebé puede presentar papilomatosis respiratoria recurrente (PRR) de comienzo juvenil.
¿Cuáles son los síntomas?
La mayoría de las personas infectadas por el VPH no presenta síntomas o problemas de salud por la infección. En el 90% de los casos, el sistema inmunitario del cuerpo elimina el VPH de manera natural en un lapso de dos años. Pero algunas veces, las infecciones por el VPH no se curan, y pueden causar:
- Verrugas genitales
- Rara vez, verrugas en la garganta, una afección llamada papilomatosis respiratoria recurrente o PRR. Cuando se presenta en niños, se le llama papilomatosis respiratoria recurrente de comienzo juvenil
- Cáncer de cuello uterino y otros cánceres menos frecuentes pero graves, como cáncer de vulva, de vagina, de pene, de ano y cáncer de la cavidad orofaríngea (parte posterior de la garganta, incluidas la base de la lengua y las amígdalas)
Los tipos de VPH que pueden causar verrugas genitales no son los mismos que los que causan cáncer. No hay manera de saber cuáles personas con el VPH padecerán cáncer u otros problemas de salud.
Síntomas y signos relacionados con la infección por VPH:
Verrugas genitales: por lo general aparecen en las zonas genitales como un granito o pequeños grupos de granitos. Pueden ser pequeñas o grandes, planas o elevadas o en forma de coliflor. Los profesionales médicos pueden diagnosticar las verrugas con solo mirar el área genital durante la consulta. Las verrugas pueden aparecer semanas o meses después del contacto sexual con una pareja infectada, aun cuando esta persona no tenga signos de verrugas genitales. Si no se tratan, las verrugas genitales pueden desaparecer, quedarse igual o aumentar en tamaño y en número. Las verrugas no se convertirán en cáncer.
Cáncer de cuello uterino: por lo general no presenta síntomas sino hasta que está en una etapa avanzada. Por esta razón, es importante que las mujeres se realicen periódicamente pruebas de detección del cáncer de cuello uterino. Estas pruebas pueden identificar signos iniciales de la enfermedad para que sean tratados en forma temprana, antes de que se conviertan en cáncer.
Otros cánceres relacionados con el VPH: pueden no presentar signos o síntomas sino hasta que estén avanzados y sean difíciles de tratar. Esto incluye cánceres de vulva, de vagina, de pene, de ano y cáncer de la cavidad orofaríngea (parte posterior de la garganta, incluidas la base de la lengua y las amígdalas). Para conocer los signos y síntomas de estos cánceres, visite www.cancer.gov.
Papilomatosis respiratoria recurrente: una afección en la que se forman verrugas en la garganta. Algunas veces puede bloquear las vías respiratorias, causando ronquera o dificultad para respirar.
¿Cuáles son las pruebas para diagnosticar la infección?
Las pruebas de detección del VPH disponibles en el mercado mundial solo se utilizan para evaluar a mujeres a cierta edad y que hayan tenido resultados específicos en sus pruebas de Papanicolaou para el cáncer de cuello uterino. No existe una prueba general para hombres o mujeres que detecte si una persona tiene el VPH, ni tampoco se cuenta con una prueba aprobada de detección para detectar el VPH en los genitales, la boca o la garganta.
¿Cómo se trata la infección por VPH?
No existe un tratamiento contra el virus, pero hay tratamientos para las enfermedades que el VPH puede causar:
Las verrugas genitales visibles las puede eliminar el propio paciente con el uso de medicamentos recetados, o también si va al médico para que le dé tratamiento. Algunas personas prefieren no tratarse las verrugas, para ver si desaparecen por sí solas. Ningún tratamiento es mejor que otro.
El cáncer de cuello uterino se puede tratar más fácilmente si se diagnostica y trata en su etapa inicial. Sin embargo, una mujer que se hace en forma periódica la prueba de Papanicolaou y tiene un seguimiento adecuado puede identificar problemas antes de que aparezca el cáncer. La prevención es siempre preferible al tratamiento.
Otros tipos de cáncer relacionados con el VPH también se pueden tratar más fácilmente si se diagnostican y tratan en etapas iniciales.
La PRR se puede tratar mediante cirugía o medicamentos. En ocasiones, puede requerir de muchos tratamientos o cirugías durante varios años.
¿Cómo puedo protegerme?
Hay muchas formas en que una persona puede reducir su probabilidad de contraer el VPH:
- Las vacunas pueden proteger a hombres y mujeres contra casi todos los tipos comunes de VPH que pueden causar enfermedad y cáncer. Estas vacunas se administran en tres inyecciones. Es importante recibir las tres dosis para contar con la mejor protección. Las vacunas son más eficaces cuando se dan a los 11 o 12 años de edad.
Niñas y mujeres: Existen dos vacunas (Cervarix y Gardasil) para proteger a las mujeres contra los tipos de VPH que causan la mayoría de los cánceres de cuello uterino. Una de estas vacunas (Gardasil), también protege contra la mayoría de las verrugas genitales. Gardasil también ha demostrado proteger contra los cánceres de ano, de vagina y de vulva. Ambas vacunas están recomendadas para niñas de 11 a 12 años de edad y para niñas y mujeres de 13 a 26 años que no hayan recibido ninguna dosis o que no hayan completado la serie cuando eran más pequeñas. Las vacunas también se pueden administrar a niñas a partir de los 9 años de edad. Se recomienda que, en lo posible, las tres dosis de la vacuna sean de la misma marca.
Niños y hombres: Una de las vacunas disponibles (Gardasil) protege a los varones contra la mayoría de las verrugas genitales y los cánceres de ano. Esta vacuna está disponible para varones de 9 a 26 años de edad. - Las personas que decidan llevar una vida sexual activa, pueden reducir su riesgo de contraer el VPH si utilizan condones. Para que protejan más, los condones se deben usar en todas las relaciones sexuales, desde el inicio hasta el final. Los condones también pueden disminuir el riesgo de contraer otras enfermedades relacionadas con el VPH, como las verrugas genitales y el cáncer de cuello uterino. Pero el VPH puede infectar las áreas que no queden cubiertas por el condón, por lo que los condones no protegen completamente contra el VPH.
- Una persona puede reducir la probabilidad de contraer el VPH si permanece en una relación con una sola pareja, limita el número de parejas sexuales o escoge una pareja que no ha tenido parejas sexuales o ha tenido muy pocas. Sin embargo, hasta las personas que han tenido solo una pareja sexual en la vida pueden contraer el VPH pues no se puede determinar si una pareja que ha sido sexualmente activa en el pasado está infectada actualmente.
Actualizado: octubre/2011
Fuente:
Infección genital por VPH. CDC
Pruebas de detección del cáncer de cuello uterino. CDC
Virus del papiloma humano. MedlinePlus