La tuberculosis en Cuba

En el año 1945, el Consejo Nacional de Tuberculosis presenta un plan de lucha para los próximos años, sus aspectos principales eran:

a. Aspectos epidemiológicos

Realización de encuestas tuberculino-radiológicas aplicadas en escala progresivamente creciente hasta abarcar toda la población o una gran parte de ella para:

  • Determinar el índice de tuberculización general y por regiones, edades, razas, grupos sociales y datos indispensables de conocer para la orientación científica de la campaña.
  • Despistaje de los no infectados, esencialmente para la aplicación de la vacunación preventiva.
  • Determinación de las formas activas de la tuberculosis pulmonar aparente e inaparente, para su control médico y sanitario.

b. Aspecto asistencial

Asistencia al tuberculoso con su tratamiento hospitalario, sanatorial, dispensarial que incluye en toda sus fases la reeducación y la rehabilitación de los enfermos.

c. La acción social

Educación del público general en los principios de la prevención de la enfermedad.

Éste es el primer plan de lucha oficial en nuestro país, que se organizaría en forma de campaña, es una lástima que no se haya llevado a la práctica, principalmente por malos manejos de algunas personas inescrupulosas vinculadas a la dirección de dicha institución.

En 1945 se abren nuevos dispensarios: Guanabacoa, Marianao, Candelaria, San Antonio de los Baños, Güines, Jovellanos, Sancti Spíritus, Bayamo, Manzanillo, Sagua la Grande y el Cerro.

El Consejo Nacional de Tuberculosis creó el Instituto de Investigaciones Científicas, en la década del 40. En enero de 1945 se celebró en La Habana el IV Congreso Panamericano de Tuberculosis, con participación de 700 médicos cubanos y 150 extranjeros de 18 países; su presidente era el doctor Juan J. Castillo Arango.

El doctor Luis Ortega Bolaños fundó la Sociedad de Tisiología en 1940. El doctor Gustavo Aldereguía Lima la Sociedad de Neumología en 1950.

Éste es el panorama que encontramos en el período de tiempo analizado, donde debemos señalar que estas instituciones no pudieron llevar adelante adecuadamente los propósitos para las que fueron creadas por falta de recursos económicos, por falta de mayor apoyo oficial, por inescrupulosos manejos del personal directivo y administrativo que vaciaban las escasas arcas de estas instituciones por lo que algunas de ellas se encontraban en estado deplorable.

En el plano social, las malas condiciones de vida de grandes masas de la población y las pésimas condiciones de trabajo favorecían la propagación y el contagio, cada vez de mayor número de personas, cosa a la que no se le dedicó por la vía oficial el adecuado apoyo, ni ninguna solución.

En este largo período de tiempo se destacaron en Cuba en la lucha contra esta enfermedad en primer lugar los doctores Diego Tamayo Figueredo, Juan Guiteras Gener, Joaquín Jacobsen y Cantos, Juan Dávalos Betancourt, Enrique Saladrigas Lunar, Eugenio Albo Cabrera, Ambrosio Grillo Portuondo, Luis Ortega Bolaños, Ángel Arturo Aballí, Clemente Inclán Costa, Oscar Jaime Elías, Pedro Castillo Martínez, Alfredo Antonetti Vivar, Manuel Ampudia González, Teodosio Valledor Campos, Orfilio Suárez de Bustamante y el doctor Gustavo Aldereguía Lima, este último, por la magnitud de su obra, merece un trabajo aparte.

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