La tuberculosis en Cuba

El 4 de enero de 1929 se inaugura el Dispensario Hartmann en Santiago de Cuba con la asistencia de la representación del Primer Congreso de la Asociación Médica Panamericana y del Secretario de sanidad y el 6 de enero se trasladan a Manzanillo en el que, con la presidencia del doctor Francisco María Fernández, se hizo la apertura del Primer Congreso Antituberculoso Provincial. Presentaron gran cantidad de trabajos los médicos orientales y los del Congreso Panamericano celebrado en Cuba.

A partir de 1930 la lucha antituberculosa sufre un serio quebranto motivado por la repercusión de los acontecimientos políticos. La casi inexistente ayuda oficial del gobierno y el período convulso de huelgas y revoluciones, disminuyen la acción de lucha contra el mal.

El Consejo Nacional de Tuberculosis se crea por el Decreto Ley 706 del 30 de marzo de 1936, motivado por el número creciente de habitantes atacados por la enfermedad y porque sólo existía en las cercanías de La Habana un sanatorio, que era insuficiente. Surgió entonces el Consejo Nacional de Tuberculosis encargado oficialmente de dirigir la lucha contra ésta; quedaron bajo su jurisdicción todas las instituciones privadas, oficiales y las de nueva creación para su prevención y tratamiento. Era una institución autónoma.

En 1940 se incorpora al Ministerio de Salubridad y Asistencia Social y se reorganizan todos los dispensarios antituberculosos del país. Se creó un Consejo Superior de Tuberculosis integrado por 7 miembros para la inspección técnica de todas las dependencias del Consejo Nacional. El Decreto 591 del 28 de febrero de 1943 le devolvió la personalidad jurídica al Consejo Nacional de Tuberculosis con un Consejo Superior de una Dirección General.

Una de las primeras actividades de importancia de esta institución fue la realización de una encuesta a la población supuestamente sana, los resultados fueron: prueba de tuberculina a individuos sanos: 47 637, de las que tuvieron reacción positiva 17 652, a los cuales se les hizo radiografía. Además, se realizaron exámenes de laboratorio y clínicos complementarios a otros 600 casos descubiertos con lesiones tuberculosas activas.

Se estableció un dispensario en cada capital de provincia; se construyó para cada uno un edificio donde radicaban las oficinas centrales, la farmacia, los almacenes, el laboratorio general y el laboratorio del BCG.

Se construyó en Santiago de Cuba el edificio «F. S. Hartmann», se inauguró el dispensario el 10 de octubre de 1937 con laboratorio, rayos X, farmacia, gabinete dental, fluoroscopia, servicio de otorrinolaringología y broncoscopia y consultas médicas.

Se construyó un edificio análogo en Camagüey: el dispensario “Federico Biosca”, inaugurado el 12 de octubre de 1937. En Santa Clara, Matanzas y Pinar del Río se instalaron los dispensarios “Eugenio Albo”, “Vicente A. Tomás” y “Antonio M. Rubio”, respectivamente.

En La Habana, al crearse el Consejo Nacional de Tuberculosis, se encontraban funcionando los dispensarios “Furbush, “Joaquín L. Jacobsen” y “Calmette” para los niños y se establecieron en edificaciones alquiladas 2 más: “Laennec” y “Cándido Hoyos”. Posteriormente se creó en La Habana el Instituto de Vías Respiratorias en el Hospital “General Calixto García”.

El Hospital-Sanatorio “La Esperanza” tenía 450 camas cuando el Consejo Nacional de Tuberculosis se hizo cargo de él. Se anexó el Hospital “Lebredo” con 362 camas, 125 para mujeres y 237 para hombres, y se contaba con los servicios generales hospitalarios.2 El sanatorio “La Esperanza” había sido fundado en 1907 con 50 camas durante el gobierno interventor de Charles Magoon.

De 1907 a 1926 se incrementó su capacidad a 150 camas con la construcción de nuevas casetas; de 1927 a 1936 se adicionaron más casetas bajo el patronato de las Damas Isabelinas. Se construyó un pabellón para los enfermos más avanzados y se inició la construcción del Hospital «Lebredo», que no pudo terminarse antes por falta de fondos. La capacidad en el año 1944 de este sanatorio era de 1 000 camas, 550 fueron anexadas en el tiempo posterior a 1936.

En el edificio del Consejo Nacional de Tuberculosis se estableció el laboratorio farmacobiológico, con un área de elaboración de productos quimicofarmacéuticos con departamentos de inyecciones, con sellado de ámpulas estériles, de química industrial para la elaboración de antisépticos, insecticidas, área de productos biológicos para la producción de bacilos búlgaros y vacunas y de control de medicamentos.

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