La tuberculosis en Cuba

El Departamento de Tuberculosis con el doctor Aldereguía Lima a la cabeza, decidió entre sus primeras acciones, utilizar la técnica de la fotorradiografía (FR) para hacer un pesquisaje a gran escala de la población cubana en busca de posibles enfermos de TB.

Para ello contó con la técnica radiológica, que desde hacía muchos años era una fuerte aliada de la tisiología para el diagnóstico de las enfermedades pulmonares, entre ellas la TB. Entre estas técnicas se usaron con mucho éxito la fluoroscopia, que era una prueba dinámica que permitía observar las lesiones y los movimientos del pulmón y del resto de los órganos de la caja torácica; la radiografía de 14 x 17, conocida normalmente como “Rayos X de tórax”, muy difundida, pero a la vez muy costosa, a esto se sumó desde fines de la década de 1950 la FR.

La FR es una fotografía de la imagen fluorescente del tórax, de bajo costo, sencillez y rapidez, y se podían examinar hasta 120 personas/h con los equipos disponibles en aquel momento.

La estrategia de tamización concibió dos modalidades: el uso de equipos fijos, instalados en los Centros de Pesquisa FR y equipos móviles instalados en un vehículo con una planta eléctrica auxiliar.

Entre los antecedentes y justificación del primer programa nacional de lucha antituberculosa, se planteó la elevada mortalidad de la tuberculosis. En 1959 ocupó el 8vo. lugar entre las causas de muerte con 1 146 defunciones, 2,6 % de la mortalidad total del país, 17,2 por 100 000 habitantes. En 1960, 1 054 muertes, 5,0 por 100 000 habitantes.15 En 1961, la prevalencia en mayores de 15 años era en zona urbana 1,0 % y zona rural 0,5 %.

El propósito del programa era la eliminación de la tuberculosis como problema de salud pública en Cuba. Esto significaba la reducción sistemática de la prevalencia y la incidencia de la infección y la enfermedad tuberculosa en una comunidad hasta llegar a alcanzar un nivel que haga innecesaria las organizaciones especializadas en el control de la enfermedad.

La OMS consideraba que cuando en una comunidad el 1 % o menos de los niños entre 1-14 años de edad son reactores a la tuberculina, entonces el riesgo de esta comunidad es tan pequeño que no constituye un problema de salud pública. Este era una de las metas que el programa se propuso lograr a mediano plazo.

Planteó también el uso de la vacunación BCG aplicada en amplia escala, consideró además el empleo masivo de personal no profesional, como las brigadistas sanitarias, para poder lograr la realización de sus actividades. Las medidas de control fueron las mismas que ya se habían enunciado el año anterior: encuestas de prevalencia, vacunación BCG masiva, quimioprofilaxis cuando fuera requerida, la pesquisa FR masiva, el tratamiento curativo de los casos y profiláctico a los convivientes con medicamentos tuberculostáticos.

Este programa consignaba que la Comisión Nacional de Tuberculosis (CNT) tendría como funciones normar, dirigir y supervisar las acciones programadas. El Departamento de Tuberculosis, sería el responsable del asesoramiento técnico en lo referente a prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de la enfermedad.

Este programa incluyó algo muy avanzado para el momento y de trascendental importancia para el enfermo y su familia: la protección económica al paciente de tuberculosis y su familia. Un paso de avance fue la Ley de Seguridad Social (general), pero esta no resolvía totalmente el grave problema de la protección económica al enfermo de tuberculosis y la familia. Aquí se planteó que se debía garantizar el salario completo a estos enfermos durante todo el tiempo que su enfermedad estuviera activa y así se aprobó.

El programa estableció como obligatorio la notificación de los casos de tuberculosis lo que se exigiría a los médicos con estricto cumplimiento, ya que es una Enfermedad de Declaración Obligatoria (EDO) según la Ley de Salud Pública No. 959, de agosto 1º de 1961 que quedó establecido en 1962, cuando el Primer Forum de Higiene y Epidemiología. En 1964 cuando se inició este programa de Lucha Antituberculosa se integraron estas actividades en los servicios generales de salud.

En 1965 existían en el territorio nacional nueve hospitales antituberculosos con 4 080 camas y 42 equipos de FR (29 fijos y 13 móviles). En 1967 había 27 DATD y 9 consultas de tisiología, distribuidas en todo el país.

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