Las misteriosas mutaciones que hacen de delta la variante del virus del SARS-CoV-2 más contagiosa hasta ahora
A primera vista las mutaciones de la variante delta de COVID-19, altamente contagiosa, no parecen tan preocupantes. Para empezar, delta tiene menos cambios genéticos que las versiones anteriores del coronavirus.
«Cuando se supo que la epidemia en India estaba impulsada por delta, nadie imaginó que sería tan mala o que superaría a otras variantes”, señaló Trevor Bedford, Ph. D., biólogo del Fred Hutchinson Cancer Research Center, en Seattle, Estados Unidos.
Se equivocaron. Delta ha mantenido algunas de las mutaciones más exitosas encontradas en variantes anteriores, pero también contiene nuevos cambios genéticos que le permiten propagarse dos veces más rápido.
Delta es más peligrosa en muchos aspectos. Tiene un periodo de incubación de cuatro días, en lugar de seis, lo que hace que la gente se contagie antes. Cuando comenzó la pandemia las personas contagiaban el coronavirus original a un promedio de dos o tres personas. Hoy los infectados por delta contagian, en promedio, a seis.
Hasta hoy la variante delta había causado al menos 92% de las nuevas infecciones en Estados Unidos, según covariants.org, empresa de investigación en Berna, Suiza.
Aunque la variante delta no es necesariamente más letal que otras, puede matar a gran número de personas simplemente porque infecta a muchas más, señaló el Dr. Eric Topol, fundador y director del Scripps Research Translational Institute, en La Jolla, Estados Unidos.
Los científicos han secuenciado las mutaciones de delta, pero todavía tratan de entender su relevancia, afirmó Angela Rasmussen, Ph. D., viróloga de la Vaccine and Infectious Disease Organization en la University of Saskatchewan, en Saskatoon, Canadá. «Cuando vemos que las mismas mutaciones aparecen de forma repetida e independiente, eso sugiere que son importantes”.
Los científicos son los que mejor conocen las mutaciones de la llamada proteína en espiga o pico, que sobresale de la superficie del virus como un garrote y que se han estudiado a mayor profundidad por sus graves ramificaciones, explicó Rasmussen. El coronavirus utiliza la proteína espiga para entrar en las células humanas y sus cambios pueden ayudar al virus a evadir los anticuerpos.
Los científicos creen que una de las zonas más importantes de la espiga es la región de unión al receptor, la parte específica de la proteína que permite al virus engancharse a un receptor en la superficie de nuestras células, destacó Vaughn Cooper, Ph. D., profesor de microbiología y genética molecular de la University of Pittsburgh, en Pittsburgh, Estados Unidos.
Los receptores son como enchufes o estaciones de acoplamiento que permiten a las proteínas interactuar con la célula. Una vez que el virus consigue entrar en la célula puede causar estragos, secuestrando la maquinaria genética y convirtiéndola en una fábrica de virus.
La red médica Medscape nos amplía sobre lo que sucede con la mezcla de delta.
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