Eso no significa que el número de decesos por COVID-19 continuará aumentando indefinidamente o que incluso alcanzará los números del invierno pasado. El virus aún no ha desarrollado la capacidad de escapar por completo de la respuesta inmune estimulada por la mejor de las vacunas disponibles.
Desde el principio, los epidemiólogos hablaron de «inmunidad colectiva”, la condición en la que una proporción tan alta de una población es inmune a una enfermedad que no puede encontrar suficientes huéspedes nuevos para seguir replicándose. Eso puede suceder de forma natural si se infectan suficientes personas.
Al comienzo de la pandemia, un puñado de científicos argumentó que permitir una infección generalizada era la opción más rápida para contener el virus a través de la inmunidad natural. Ese enfoque cayó rápidamente en descrédito cuando los epidemiólogos calcularon los millones de muertes que causaría.
Y no hay garantía de que la inmunidad natural pueda eliminar un virus. A menudo, un virus evoluciona para evadir la respuesta inmune, reinfectando a más personas hasta que desarrollan una nueva inmunidad. Esto da como resultado olas de contagio con fluctuaciones en el tiempo, como ocurre con la influenza.
La vacunación ofrece un método más lento pero mucho más seguro para aplastar un virus. Eso sucedió con la viruela, erradicada en todo el mundo en 1980 después de décadas de esfuerzos mundiales de vacunación. Además, la vacunación puede ser más eficaz que la inmunidad natural. Ese parece ser el caso del SARS-CoV-2.
Pero hasta ahora la humanidad no ha podido erradicar ningún otro virus, además de la viruela, mediante la vacunación. El éxito de tal esfuerzo depende de múltiples factores, incluida la eficacia de la vacuna y otras medidas de salud como, en el caso del SARS-CoV-2, el distanciamiento social y el uso de mascarillas.
La carrera entre la evolución del virus y la vacunación de seres humanos se reduce a un problema matemático. En promedio, todas las personas infectadas con el SARS-CoV-2 original que surgió en Wuhan, China, infectaron a otras 2,5 personas. Los epidemiólogos calcularon que con la inmunización de 70% de la población, las vacunas podrían disminuir ese promedio a menos de 1 persona nueva infectada, lo que provocaría que el virus desapareciera.
Algunas partes del mundo podrían acercarse a la inmunidad colectiva mediante la vacunación. En Estados Unidos, eso podría significar estados enteros, o quizás ciudades. «No vamos a tener una inmunidad colectiva nacional, pero probablemente estemos cerca de la inmunidad colectiva en regiones importantes del país”, dijo Moore. «Vivo en Manhattan. La vida es bastante normal”.
En Los Ángeles, mientras tanto, la Dra. Kullar advierte que la tasa de mortalidad está aumentando una vez más, y los funcionarios de salud locales exigen que incluso las personas vacunadas usen mascarillas en lugares públicos.
«Creo que solo debemos tener en cuenta que la pandemia aún no ha terminado”, agregó.
Vea más en:
En una carrera contra un virus en constante cambio, los seres humanos pierden terreno – Medscape – 23 de jul de 2021 (debe registrarse en el sitio web).
Comentarios realizados
Hubert @ 10:47 pm
Buenas noches. Es cierto que los altos casos que ocurren en La Habana ocurre con un importante porcentaje en población vacunada..? Si es así se debe al poder de la cepa Delta?
Tania Izquierdo Pamias @ 3:12 pm
@Hubert: Eso no lo se. No tengo esos datos. Si es así, se debe fundamentalmente, a que las personas no mantienen las medidas de prevención después de vacunadas, no de la cepa delta.