Desenmascarando a la COVID-19 persistente a golpe de hitos biológicos
La intensa actividad investigativa acerca de la COVID-19 persistente va desentrañando las causas y los diversos biomarcadores de la enfermedad; además, se encuentra cerca de dar un paso traslacional a la clínica que vendrá de la mano de la medicina de precisión y de la inteligencia artificial.
Así auguraron algunos expertos reunidos recientemente por la Red Española de Investigación en COVID Persistente (REiCOP) en Madrid.
La red médica Medscape comenta sobre la participación de la investigadora Sonia Villapol, Ph. D., del Departamento de Neurocirugía del Instituto de Investigación del Hospital Methodist de Houston, Estados Unidos, en la clausura de la reunión científica organizada recientemente por la REiCOP, en la que se presentaron 17 proyectos recientes o en marcha sobre la forma prolongada de la enfermedad.
En la ponencia presentada por Villapol bajo el título Desentrañando las secuelas neurológicas de la COVID-19, causas y fisiopatología, se muestra el análisis de los mecanismos fisiopatológicos detrás de estos efectos, así como la evolución compleja del modo en que el SARS-CoV-2 afecta al sistema nervioso.
Según la investigadora, “la causa de la forma persistente de la enfermedad es biológica y los síntomas son reales; además, el 50 % de los pacientes cumplen los criterios de fatiga crónica o fibromialgia”. También mencionó: “la COVID-19 persistente ha sido denominada de forma acertada, la crisis invisible de la salud pública“.
La investigadora también bordó la evidencia científica existente sobre algunas de las causas de los síntomas neurológicos de la forma persistente de la enfermedad, como pérdida del olfato y el gusto, deterioro cognitivo, dolores de cabeza, ictus y afecciones más graves como encefalitis y síndrome de Guillain-Barré. Se refirió a un reciente estudio que enfoca su fisiopatología en procesos autoinmunes, alteraciones de la microbiota, existencia de reservorios virales y daños tisulares endoteliales y endocrinológicos. “Estamos intentando descubrir biomarcadores, algunos de diagnóstico inicial como el ya conocido dímero D, pero van a seguir apareciendo muchos más. (…) Aunque donde queremos llegar es a los biomarcadores terapéuticos, es decir, encontrar dianas para aplicar los tratamientos y optimizar todas las terapias disponibles”, puntualizó la experta.”.
Otro estudio reciente publicado en Nature Immunology, comentado por la investigadora, expone que “la desregulación inmune y desconexión entre la función de las células B y T resulta en un estado inflamatorio persistente”. También se ha objetivado que la fatiga, que es el síntoma más frecuente en los afectados, “tiene su causa biológica en las mitocondrias de las células musculares que producen menos energía”.
Vea el análisis completo en: Desenmascarando a la COVID-19 persistente a golpe de hitos biológicos – Medscape – 5 de marzo de 2024 (debe registrarse en el sitio web).
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