Mascarilla, barbijo, nasobuco, gran salvador

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La Habana 2022 200pxCon disímiles nombres bautizaron en distintos países a ese pedazo de tela que cubre boca y nariz y que salvó también del contagio del virus SARS-CoV-2, a pesar de que las personas protestaban porque “les faltaba el aire” y hasta indisciplinados se convertían en los momentos más críticos cuando la cepa Delta se llevó valiosas vidas.

La noticia más reciente se comparte de balcón a balcón, en las redes sociales, en la esquina de la bodega, en mensajes de textos, videollamadas y correos electrónicos, hace días que existía el comentario y “radio bemba” no falla, el nasobuco dejó de ser de uso obligatorio, lo confirmó José Ángel Portal Miranda, el ministro de Salud Pública de Cuba, el mismo que cada día en las reuniones del grupo temporal de trabajo, hablaba del oxígeno, de las muertes, de la necesaria prevención, de los hospitales…

En un ejercicio que el ser humano realiza en segundos ante acontecimientos, vienen a la memoria personas que estuvieron al borde de la muerte, los días en que las sirenas no tenían horario fijo, surcaban la madrugada o el mediodía sin parar, el riesgo permanente en busca de las historias de quienes perdieron la noción del tiempo “disfrazados” en las terapias intensivas.

Ahora mismo otra vez hay que agradecer a los científicos que apostaron todo por las vacunas cubanas, que perdieron el sueño, se alejaron de la familia y vieron delante del espejo nacer algunas canas, a los que hicieron tablas, cotejaban números y mostraban aquellas curvas imponentes; pero ahí están Abdala, Soberana, Mambisa, los refuerzos, las cifras cada vez más bajas, y por fin luego de más de dos años, un respiro.

Solo en lugares de aglomeraciones, en consultas hospitalarias, si tiene síntomas respiratorios…repetía la noticia en medios públicos, en la cola del pollo y la repleta parada del ómnibus, aunque muchos todavía este martes andaban con el nasobuco bien puesto, tal vez porque no se informaron, tal vez porque le tengan “cariño” o porque ronda el temor lógico de contagiarse con alguien irresponsable, de los que quedan por ahí.

Llámese barbijo, mascarilla o nasobuco, ese pedazo de tela que bien enseñaban cómo lavar y tender al sol, fue y es salvador para las enfermedades respiratorias agudas, obligado para los que ejercen la estomatología, para personal en salones de cirugía, seguramente perdurarán algún tiempo en carteras, bolsillos, detrás de las puertas y en la gaveta más cercana, nunca se sabe.

Ojalá sea un recuerdo triste, habrá que hacer un monumento a quienes los confeccionaron, donaron. Se vieron nasobucos multicolores, con insignias, figuras, logotipos. Ojalá sea lección aprendida y ante cualquier síntoma las personas acudan al médico.

De la covid-19 todavía quedan historias por contar, ahora mostremos las sonrisas y dejemos “a mano” el pedazo de tela, por si acaso. [Por: Bárbara Vasallo]

Tomado de: ACN – 31 mayo 2022

Comentarios realizados Comentar

31/05/2022

Cersei lannister @ 8:42 pm #

Por si las moscas yo sigo poniéndome el nasobuco.

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