Isquemia aguda de extremidades: una secuela catastrófica de la COVID-19 que conduce a la amputación
Los síntomas de COVID-19 varían de leves o moderados a severos y muy severos. Fiebre, tos, cefalea, anosmia, ageusia, dolor corporal y diarrea son síntomas de grado leve a moderado, mientras que los compromisos sistémicos (neumonía, miocarditis, accidente cerebrovascular y otras alteraciones de la coagulación) son más graves.
Excepto unos pocos pacientes que han manifestado tos y dificultad para respirar, la mayoría de los pacientes se han recuperando por completo de la infección viral. Los pacientes con enfermedades graves a muy graves experimentan fibrosis y daño pulmonar significativo. Estos son los pacientes que tienen más probabilidades de sufrir complicaciones extrapulmonares tras la COVID-19.
La presentación aberrante de la enfermedad puede estar relacionada con compromiso sistémico y un cuadro de hipercoagulabilidad con micro y macroangiopatía. La isquemia aguda de las extremidades es uno de los síntomas de la condición hipercoagulable. Su presentación puede ser en forma de sabañones, ampollas, cianosis acral, hematomas, ampollas de sangre, gangrena seca o isquemia aguda de extremidades que amenaza la vida.
Desafortunadamente, la mayoría de los pacientes tienen que someterse a una amputación debido a un retraso en la presentación o a una enfermedad que progresa rápidamente.
En este trabajo se presentan los casos de dos pacientes infectados con COVID-19 que inicialmente fueron dados de alta del hospital después del tratamiento adecuado, pero desarrollaron isquemia aguda de las extremidades durante el período de aislamiento domiciliario y describimos su estrategia de tratamiento.
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