Retos del abordaje neuroquirúrgico en pacientes con COVID-19: ictus hemorrágico y protección del equipo
Cada vez existe más evidencia de que el neurotropismo y los efectos vasculares endoteliales del virus del SARS-CoV-2 producen complicaciones neurológicas graves, como ictus isquémico o hemorrágico.
Un grupo de médicos del Hospital General de México señaló que los equipos de neurocirugía deben prepararse para atender estos eventos de forma segura y oportuna, sobre todo en países con altas tasas de hipertensión.
“Desde un punto de vista neuroquirúrgico, estar conscientes de que la hemorragia cerebral es una complicación posible, conocer la fisiopatología del evento y estar preparados para su tratamiento es crucial para mantener un estándar alto de calidad en el tratamiento de estos pacientes, al mismo tiempo que se previene la diseminación del virus entre el equipo neuroquirúrgico”, explicó el equipo de médicos en un estudio clínico publicado en Cirugía y Cirujanos.
Para el Dr. José Luis Navarro Olvera, Jefe de la Unidad de Neurocirugía Funcional, Estereotaxia y Radiocirugía del Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga” y autor del estudio sería ideal crear un modelo específico de tratamiento aplicable a todas las instituciones de salud, tanto las públicas como las privadas, que permita un manejo homogéneo de los pacientes que requieran una intervención neuroquirúrgica y tengan sospecha o confirmación de COVID-19.
Esto no solo para proteger al equipo médico, sino porque un paciente que se opera con una prueba de reacción en cadena de la polimerasa positiva a SARS-CoV-2 tiene un peor pronóstico en el posoperatorio.
“Desafortunadamente no existe este modelo específico. En nuestro hospital hemos implementado, para todos los pacientes con cirugía electiva, una tomografía de tórax e idealmente una prueba de reacción en cadena de la polimerasa a su ingreso. En cuanto a los pacientes que vienen por una urgencia real se pide al menos la tomografía de tórax y si es un paciente sospechoso tratamos de resolver la problemática neuroquirúrgica sabiendo que, desafortunadamente, después habrá que manejar la infección por COVID-19″, comentó a Medscape en español el especialista.
¿Cómo se asocia el SARS-CoV-2 con las alteraciones neurológicas?
El grupo de investigación en el que participó el Dr. Navarro, analizó a 1.108 pacientes con infección por SARS-CoV-2 que ingresaron al Hospital General de México en un periodo de 90 días. Del total de individuos, cuatro presentaron hemorragia cerebral.
La media de edad fue de 71 (± 12,2) años. Tres de los cuatro pacientes fallecieron, dos tenían factores previos de riesgo cardiovascular. En dos casos el origen de la hemorragia cerebral se dio en el núcleo dentado y en la otra mitad en el tálamo.
Los médicos observaron que dos pacientes debutaron con hemorragia cerebral como parte de los síntomas iniciales de la COVID-19, mientras que los otros dos eran pacientes en estado crítico de la enfermedad que como una complicación tardía presentaron el evento neurovascular.
Esto los hizo postular que el descontrol hipertensivo, la coagulopatía, la trombocitopenia y la respuesta inmune inducida por el virus SARS-CoV-2 son todos factores que podrían desencadenar un ictus hemorrágico en un paciente con riesgo previo.
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