El tiabendazol, un medicamento antimicótico barato, se muestra prometedor como tratamiento contra el cáncer, según un estudio de sus propiedades desarrollado a partir de la relación genética entre la levadura, las ranas, los ratones y los seres humanos.
Científicos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Texas, en Austin (Estados Unidos), han observado que el tiabenzadol, un fármaco genérico usado como antifúngico, destruye los vasos sanguíneos de nueva creación al actuar como agente perturbador vascular.
“Este descubrimiento es muy emocionante, ya que hemos encontrado el primer agente perturbador vascular aprobado para su uso en humanos. Esta investigación sugiere que el tiabendazol podría utilizarse clínicamente, en combinación con otras quimioterapias”, explica Edward Marcotte, profesor de química en la Universidad de Texas. La investigación se publica en el último número de la revista PLoS Biology.
En ensayos con ratones, los investigadores observaron que este medicamento disminuyó el crecimiento de los vasos sanguíneos del fibrosarcoma. Los fibrosarcomas son tumores malignos que se caracterizan por haces entrelazados de fibras de colágeno y por la ausencia de otros tejidos orgánicos, tales como cartílago y hueso. En general, crean una gran cantidad de vasos sanguíneos.
El descubrimiento de los científicos es la culminación de una investigación que abarca varias disciplinas y organismos vivos. En un estudio anterior, Marcotte y su equipo descubrieron genes en células de la levadura que están también presentes en los vertebrados. En las levaduras, que no tienen vasos sanguíneos, estos genes son responsables de responder al estrés celular. En los vertebrados, regulan el crecimiento de las venas y arterias, denominado angiogénesis.
“Pensamos que mediante el análisis de este conjunto particular de genes podríamos ser capaces de identificar fármacos para la quimioterapia que se dirigieran a la vía de levadura, que también actúa como un inhibidor de la angiogénesis”, afirma el investigador.
De la levadura al fibrosarcoma de los ratones
Hye Ji Cha, estudiante de Biología Celular y Molecular en la Universidad de Texas, buscó una molécula que inhibiese la acción de los genes de la levadura, utilizando para ello el tiabendazol. Posteriormente, probó la droga en el desarrollo de embriones de rana, que al ser de rápido crecimiento permiten a los científicos observar el desarrollo de los vasos sanguíneos en animales vivos.
Hye Ji observó que en los embriones de rana en contacto con el fármaco, o bien no se desarrollaron vasos sanguíneos o los vasos sanguíneos que crecieron fueron disueltos por el fármaco.
Más tarde, esta estudiante probó el tiabendazol en células de vasos sanguíneos cultivadas en placas Petri –placas de vidrio utilizadas en microbiología–, y observó que el fármaco también inhibía su crecimiento. Por último, se evaluó en tumores de fibrosarcoma en ratones, con resultados positivos.
“No teníamos la intención de encontrar un agente perturbador vascular, pero es lo que conseguimos”, apunta John Wallingford, profesor de Biología del Desarrollo del mismo centro que Cha. “Es un excelente ejemplo del poder de la curiosidad y la investigación, impulsados por ideas que pueden venir de varias disciplinas”, añade. Ahora, el siguiente paso es probar la droga en humanos.
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Antimio Cruz/SUMEDICO
México, D.F. 5 de septiembre de 2012
Después de medio siglo de investigación para evitar que los pacientes que reciben un órgano trasplantado lo rechacen porque su sistema inmune no lo reconoce y lo ataca, científicos estadunidenses de la Universidad Northwetern y la Universidad de Louisville lograron evitar este efecto gracias al uso de células madre de un tipo especial llamado “quiméricas”
Los autores del avance visitaron México para presentar los exitosos resultados de su investigación, que permitirían a los pacientes que reciben trasplantes evitar el consumo de medicamentos inmunosupresores el resto de su vida. Los científicos fueron invitados por el Instituto Carlos Slim de la Salud.
En la Facultad de Medicina de la UNAM, los doctores Joseph Leventhal, Joshua Miller, Juan Carlos Caseido y Suzanne Ildstad presentaron los resultados de sus estudios, que actualmente se consideran el mayor éxito a nivel mundial para el desarrollo de tolerancia al trasplante renal y quimerismo de larga duración con función renal estable, en pacientes en los que se suspendió toda la terapia de inmunosupresión.
El concepto de quimerismo en medicina se remonta a los orígenes de los trasplantes de órganos y tejidos: se le denomina “quimera” al organismo que aloja órganos o células procedentes de distintos seres vivos, genéticamente diferentes.
Aunque frecuentemente los trasplantes de órganos representan la mejor oportunidad para muchos pacientes, la mayoría de los receptores de órganos deben tomar los medicamentos inmunosupresores para prevenir el rechazo.
Importantes grupos de investigadores en todo el mundo han buscado durante décadas, métodos más efectivos y seguros que permitan la tolerancia a los órganos trasplantados de parte del paciente receptor. Y han llegado a lo que parece ser el umbral de nuevos tratamientos basados en el uso de células madre, lo que está revolucionando ya la atención a la salud brindando opciones terapéuticas novedosas para padecimientos considerados anteriormente como “intratables”.
En esta visita a México, los investigadores estadounidenses se reunieron con la comunidad médica experta en trasplantes, en la UNAM y explicaron que el quimerismo es una técnica en la que toman células madre de la médula ósea del paciente que recibe el trasplante y las inyectan en los tejidos donados por otro paciente.
“El uso de células madre en trasplantes no es tan nuevo, de hecho se planteó desde los años 50 y 60 con algunos de los pioneros de los trasplantes, pero en ese momento sólo se consideraron para ser usadas en enfermedades del hueso y su médula, sin embargo el riesgo de usarlas era más peligroso que el posible beneficio porque antes de inyectar células madre al paciente receptor era necesario matar a todas las células madre presentes en su médula, como se hace con los tratamientos de leucemia”, explicó en entrevista con SUMEDICO el doctor Joshua Miller.
“La nueva noticia es que los doctores Leventhal y Ildstad han logrado hacer un trasplante de células madre sin matar a las células madre del paciente receptor, se ha logrado hacer una mezcla de células madre de donador y receptor, las cuales generan las células quiméricas, que son mejor aceptadas por el cuerpo del receptor del trasplante”, añadió.
El doctor Miller dijo que su equipo de investigación tiene expectativas de que la Fundación Slim apoye en el futuro sus investigaciones.
En: Noticias
Volume 11, Issue 2, 3 August 2012, Pages 145–146
Stem Cell Opponents? Give Me Your Best Charles Sabine1, ,
1 Field Cottage, 9 Mays Lane, Avening, Tetbury, Gloucestershire, GL8 8NX, UK
Available online 2 August 2012
http://dx.doi.org/10.1016/j.stem.2012.07.011, How to Cite or Link Using DOIPermissions & Reprints
Main Text
For generations, families like mine have had to suffer a total absence of treatments for the devastating effects of Huntington’s disease (HD). But an unprecedented collaboration across scientific fields has now brought the first real hope of therapies in the future.
These approaches involve pluripotent stem cell technology on two fronts: ongoing work using human embryonic stem cell based transplantation is showing highly promising results, raising hopes that that these types of approaches could provide delay in disease onset and progression (e.g., Ma et al., 2012); and human iPSCs differentiated into neurons and other brain cells, used to study the disease, to confirm current HD cell therapies, for drug screens, and for, potentially, transplantation, are presenting evidence that they could lead to new therapeutic targets and drug candidates (e.g., An et al., 2012; The HD iPSC Consortium, 2012; Perrier and Peschanski, 2012). Other strategies involving different types of stem cells, particularly neural stem cells, or even activation of endogenous stem cells, have also been encouraging (Benraiss and Goldman, 2011).
But still dogma threatens these green shoots just as HD families have begun to dare to hope. Members of the European Parliament are under immense pressure from Catholic organizations to exclude embryonic stem cells from Horizon 2020, its program for research and innovation for the next 6 years. In addition to the disastrous effect of such a vote on direct funding, the pressure of the “anti” groups continues to cause wider fallout. Despite the targeting of embryonic stem cells, all stem cell research becomes tarred with the same brush, and opponents seem strangely happy to leave waters muddied. Investors, academic institutions, and other parliaments, preferring to stay away from contentious matters in times of recession, will often be more inclined to follow public opinion that they suspect may be flawed than attempt to reeducate.
The most effective argument of the opponents’ lies not in any interpretation of religious texts, but in the relativity of medical research. All medical advances are relative anyway; there will always be people made miserable by disease. Scientific progress merely moves the goal posts of what those ailments are. Plague Tuberculosis? HIV/AIDS? Multiple Sclerosis? Pick your century.
In short, opponents might argue, “Why not save resources for those we know we can help, and let God, or natural selection, sort the rest out, rather than chasing the unobtainable (and probably undesirable) dream of neverending life for the sake of scientists’ egos?”
My reply to this “best shot” refers to a powerful human trait that I was privileged to witness in my career as a TV news correspondent, but which the opponents seem blind to: the instinctive desire and need for human beings to want to look after, or improve the health of, those who are sick.
If the Nazis had won the Second World War, I would very likely not be typing these words, because they advocated (and effectively practiced) euthanasia for people with my disease. A 1938 Nazi poster promoting the compulsory euthanasia program pictures a doctor standing next to a patient with HD, and the words, “This person suffering from hereditary defects costs the community 60,000 Reichsmark during his lifetime. Fellow Germans, that is your money, too.”
But this eugenic interpretation of Darwin’s theories would have depressed him greatly, because he was very clear on this issue: the “balance of dependency is part of our social axis,” allowing the growth of the “instinct of sympathy,” which he called “the noblest part of our nature” (Darwin, 1871).
HD has challenged the human spirit because it has sucked hope into a vortex. But it has never defeated that spirit, because the very best of humanity surrounds it. The tireless patience of the caregivers, and the extraordinary devotion from the scientists and clinicians—these are the battlefields on which the greatest qualities of the human spirit shine brightest, and in doing so, give us all a reason to exist. The right to care for the infirm and strive to make them better is no less sacred than the right to bear children. No person, or organization, can keep any moral high ground if they stand in the way of those who might offer better quality of life.
I ask those who refer to a “monstrous attack on human rights” through stem cell research’s “evil” endorsement of “Frankenstein” experiments (O’Brien, 2008) to have the courage of their convictions to discuss with me on a public platform what truly constitute relevant “human rights” and the “dignity of man” in this issue, someone who has seen his father’s pride destroyed, and who not only faces an equally terrible future, but has to brace the next generation for the same fate too.
The act of witnessing more than a dozen wars, five revolutions, four earthquakes, and more suicide bombings than I can count has left me with a stark lesson about mankind: human beings lose their moral compass—their social equilibrium—when you take two things away from them: dignity and hope.
The vacuum of dignity wrought by HD upon my father was no more or less vividly exhibited than in any other sufferer of the disease. He was a once proud soldier who had to watch friends and family wince as his body and mind became twisted until unrecognizable; my mother broke both of her wrists lifting him out of baths, before he finally found death a blessed relief from a tube down his throat acting for his stomach.
And what about hope? Do we HD families have that?
The answer to that question lies in the hands of not only the researchers who are the custodians of new science, but also the legislatures, executives, and churches that will dictate how our societies treat the infirm in the 21st century. Neither group should underestimate what research means to the families around the world who suffer from untreatable diseases, as we scour the media for any fragment of news from laboratories. In a world of total darkness, the very faintest glimmer of light emboldens the human spirit to go on.
We in the communities of families suffering so far untreatable diseases owe a debt of gratitude to all those who have had the courage to not bend in the face of dogma, and we appreciate that they should feel very proud of pushing the frontiers of medical understanding. It may be too late for me, but on behalf of the next generation to face HD, those who have yet to be born, and those whose lot it shall be to care for them; I say: thank you.
References
An et al., 2012M.C. An, N. Zhang, G. Scott, D. Montoro, T. Wittkop, S. Mooney, S. Melov, L.M. Ellerby
Cell Stem Cell, 11 (2012), pp. 253–263 this issue
Benraiss and Goldman, 2011A. Benraiss, S.A. Goldman
Neurotherapeutics, 8 (2011), pp. 577–590
Darwin, 1871C. Darwin
The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex
John Murray, London (1871)
Ma et al., 2012L. Ma, B. Hu, Y. Liu, S.C. Vermilyea, H. Liu, L. Gao, Y. Sun, X. Zhang, S.C. Zhang
Cell Stem Cell, 10 (2012), pp. 455–464
O’Brien, 2008O’Brien, K. 2008. Press release from Office of Cardinal of Scotland, in reference to the UK Human Fertilisation and Embryology Bill. http://www.scmo.org/articles/cardinal-attacks-human-fertilisation-and-embryology-bill.html.
Perrier and Peschanski, 2012A.L. Perrier, M. Peschanski
Cell Stem Cell, 11 (2012), pp. 153–161 this issue
The HD iPSC Consortium, 2012The HD iPSC Consortium
Cell Stem Cell, 11 (2012), pp. 264–278 this issue
Corresponding author
Copyright © 2012 Elsevier Inc. All rights reserved.
Although histone acetylation is critical for maintaining embryonic stem cell pluripotency, the molecular machinery involved remains poorly understood. Li et al. (2012) now show that Mof, a MYST family histone acetyltransferase, functions as a coactivator of Nanog-mediated transcription, maintains the expression of pluripotency-associated genes, and primes developmental genes for differentiation.
Edited by Rosana Pelayo, ISBN 978-953-307-930-1, Hard cover, 464 pages, Publisher: InTech, Published: January 27, 2012 under CC BY 3.0 license, in subject Oncology
DOI: 10.5772/1203
En este libro se ve una visión general de los conocimientos actuales acerca de la biología y el potencial terapeútico de las células madre.
Comienza desde los principios básicos de la hematopoyésis, los avances en la investigación con células madre y de los mecanismos que regulan su diferenciación y comportamiento fisiologico en enfermedad.
En: Libros nuevos
Según una investigación del Centro de Cáncer de la Universidad de Colorado, las células madre, que presentan tres capacidades, la diferenciación, la auto renovación y la habilidad para germinar un tumor, del melanoma están marcadas por una enzima llamada ALDH, que abre la puerta a nuevas terapias para las células cancerígenas más agresivas. El estudio se ha publicado en Stem Cells (DOI: 10.1002/stem.1193).
“Hemos visto a la enzima ALDH como un marcador de células madre en otros tipos de cáncer, pero no en el de melanoma, hasta ahora era desconocido”, afirma Mayumi Fujita, autor del estudio. El grupo de investigadores de Fujita ha transplantado células del melanoma ALDH+ y ALDH- en modelos en animales, mostrando que las células de ALDH+ eran muy poderosas en los tumores. En las mismas células ALDH+, el grupo desactivó el gen que crea esta proteína, descubriendo que al eliminar la enzima ALDH, las células de melanoma perdieron su capacidad de formar tumores en modelo animal.
En cultivos de células, desactivar este gen ALDH también sensibilizaba a las células del melanoma frente a las quimioterapias. Cuando el grupo de investigadores exploró las muestras en tumores humanos, encontraron distintas subpoblaciones de estas células ALDH+, que componían cerca del 0.1-0.2 por ciento de los tumores primarios de los pacientes. En muestras de melanoma metastásico, el porcentaje de células ALDH+ era mayor, alrededor del 10 por ciento en algunos tumores.
“En estas mismas células ALDH+, encontramos que los marcadores de células madre estaban aumentando y algunas de las células diferenciadas estaban siendo reducidas. Además, las células ALDH+ generaban el más heterogéneo de los grupos de células visto en un tumor”, comenta Fujita.
El estudio muestra también cómo el gen ALDH y su proteína actúa creando células madre con estas tres propiedades. “La enzima ALDH hace que las células madre del cáncer estén señalizadas a través del ácido retinoico”, dice Fujita. La proteína ALDH dirige la sobreproducción del ácido retinoico, que a su vez se une a los receptores nucleares de la célula e influye en la expresión de los genes celulares.
“Esperamos poder intervenir en estas señalizaciones, especialmente para re-sensibilizar células a la quimioterapia. Utilizando un nuevo fármaco que elimine las células madre del melanoma resitentes a la quimioterapia, se podría aumentar la eficacia de los medicamentos que se utilizan actualmente”, concluye Fujita.
agosto 24/2012 (Diario Médico)
Nota: Los lectores del dominio *sld.cu acceden al texto completo a través de Hinari.
Yuchun Luo, Katiuscia Dallaglio, Ying Chen, William A Robinson, Steven E Robinson, Mayumi Fujita. ALDH1A Isozymes are Markers of Human Melanoma Stem Cells and Potential Therapeutic Targets. Stem Cells (2012)
Tomado del sitio de Infomed
En: Noticias
¿Cómo las células madre mantienen su capacidad para convertirse en cualquier tipo de célula en el cuerpo? Y ¿cómo “deciden” abandonar esa cualidad mágica y empiezan a especializarse?
Si los investigadores pudieran responder a estas preguntas nuestra capacidad para manejar las células madre en el tratamiento de las enfermedades podría ampliarse enormemente. Ahora un equipo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan ha publicado un descubrimiento clave que ayudaría a alcanzar esa meta.
En la edición actual de la prestigiosa revista Cell Stem Cell¸la investigadora Yali Dou y su equipo muestran el papel crucial de una proteína llamada Mof en la preservación de la totipotencialidad de las células madre, y en el mecanismo que las lleva a convertirse en células especializadas en los ratones.
Los resultados del equipo muestran que la Mof cumple una misión crucial en la epigenética de las células madre, esto es la ayuda para que las células madre lean y usen su ácido desoxirribonucleico (ADN). Una de las cuestiones clave en la investigación de las células madre es qué las mantiene en una especie de juventud eterna, y qué les permite que empiecen a “crecer” formando parte de un tipo de tejido específico.
26/08/2012 Francisco Javier Alonso
Si aún no sale de su asombro por la llegada a Marte, prepárese para ver en qué andan por aquí los científicos que lidian no con lo infinito sino con lo infinitesimal. La nanotecnología está permitiendo a la medicina regenerativa alcanzar su sueño: crear órganos humanos a medida del paciente que necesite un trasplante a partir de sus propias células madre. Y un equipo del Hospital Gregorio Marañón de Madrid podría presentar este año el primer corazón humano bioartificial. Se lo contamos.
Órganos a la carta
La donación clásica de órganos puede ser algo del pasado. A eso aspira Alexander Seifalian, un doctor Frankenstein moderno que está revolucionando la medicina regenerativa a golpe de bioingeniería y nanotecnología. Su centro de operaciones se sitúa en un pequeño y modesto laboratorio del Hospital Royal Free de Hampstead, al norte de Londres, Inglaterra. «Es como una tienda de repuestos de partes del cuerpo humano», bromea. No obstante, en los vasos de precipitados se aprecian entre fluidos viscosos orejas, tramos de arterias, válvulas cardiacas, un conducto lagrimal o una tráquea. Todo sintético. Este último bioingenio lo catapultó a la fama el año pasado cuando él y su equipo participaron en el primer trasplante del mundo de una tráquea artificial que integra células madre. Su creación era una réplica de la del paciente, un eritreo de 36 años con un tumor en la garganta que se propagaba hacia sus pulmones. Utilizando imágenes 3D de la tomografía de tórax que les mandaron desde el Hospital Universitario del Instituto Karolinska de Estocolmo, Suecia donde estaba ingresado el paciente, su equipo del Departamento de Nanotecnología y Medicina Regenerativa de la Escuela Universitaria de Londres [UCL, por sus siglas en inglés] creó un molde en vidrio de la tráquea y de los dos bronquios. Después, lo rellenó con el polímero líquido que han inventado y, al solidificarse, obtuvieron la réplica. Luego la regaron con las células madre, así llamadas por su capacidad de diferenciarse entre los 200 tipos celulares del organismo y, en teoría, de ayudar a reparar y regenerar cualquier tejido dañado. En este caso, las extraen de la médula ósea del paciente y las aplican a la pieza durante dos días, tras los cuales los millones de huecos en el tubo poroso son sembrados con nuevo tejido. Es decir, las células logran dividirse y crecer sobre este polímero, convirtiendo la tráquea artificial en un órgano casi indistinguible de uno normal y sano. Tras el trasplante, realizado el 9 de julio de 2011 en el centro sueco, el paciente ha evolucionado favorablemente. «Para confirmar el éxito de estos implantes deben ser probados en más pacientes en ensayos clínicos», dice el propio Seifalian, de origen iraní, que ya ha recibido varios encargos adicionales de estas tráqueas sintéticas. Puede crearlas en cuestión de días, tras haber establecido el protocolo de fabricación y conocer mejor el comportamiento del biomaterial con el que trabajan, cuya composición exacta es un secreto muy bien guardado. No obstante, la UCL ya se ha gastado más de 125.000 euros en las patentes de los nanomateriales desarrollados en este laboratorio, aunque el polímero es bastante barato de producir. Con 60 euros se pueden generar dos tráqueas. El siguiente paso, previsto para este año, es conseguir el primer trasplante de una nariz artificial. Una de las grandes ventajas de esta técnica, a la vanguardia científica mundial, radica en que, al utilizarse como ingredientes las propias células del paciente, se evitan los problemas del rechazo. Además, cuando este método se perfeccione, eliminaría el problema de la disponibilidad de órganos y evitaría los tiempos de espera hasta encontrar un posible donante. Por no hablar de cómo podría cambiar la vida a miles de personas que sufren cualquier tipo de mutilación en la cara. El director de la Organización Nacional de Trasplantes, Rafael Matesanz, considera que este campo que mezcla bioingeniería tisular y terapia celular va a dar lugar a los avances más espectaculares en el mundo de los trasplantes. En palabras de una de las investigadoras que trabaja en la creación de tejidos en el laboratorio: «Lo que estamos haciendo es descomunal».
Fábrica de órganosBuenas sensaciones
No creamos humanos, solo sus piezas de repuesto», dicen los investigadores que trabajan en medicina regenerativa. De momento, han generado tráqueas, arterias, orejas, válvulas cardiacas o conductos lagrimales sintéticos y biocompatibles. La última novedad: una nariz artificial como la que flota sobre esta placa de Petri. Y se avanza hacia trasplantes vitales, como el de corazón. Doce personas en Europa y 18 en Estados Unidos, según la Comisión Europea y la autoridad sanitaria norteamericana, mueren cada año esperando un trasplante.
Las tres fases del método del doctor Seifalian
1. El polímero. Alexander Seifalian ha creado un polímero biocompatible un fluido plástico que se solidifica al cambiar de temperatura. Con un molde, el polímero adopta la forma de los órganos que se busca reproducir; en este caso, una nariz. El fluido tiene poros microscópicos en los que serán luego insertadas las células madre del paciente.
2. Las células madre. Son claves en esta técnica. Extraídas de la médula ósea del paciente, se pueden convertir en cualquier tipo de célula del organismo y, por tanto, producir los mismos tejidos que se encuentran en el órgano que se pretende crear para implantarlo en el paciente.
3. El bioreactor. Los poros del fluido se impregnan con las células madre en un biorreactor, un ambiente estéril que gira y proporciona riego y oxígeno a la mezcla del polímero con las células a la temperatura humana. Como las células se afianzan y multiplican en este entorno, recubren el polímero en solo dos días
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