Milagro cubano de amor y ciencia resucita luz para los humildes
Cuando el 8 de julio de 2004 partían desde Caracas y con destino a la Habana en un vuelo humanitario, los 50 primeros pacientes para ser operados de cataratas; quedaba inaugurada de manera oficial la Misión Milagro.
La iniciativa fue gestada por dos gigantes de almas nobles como el rocío, a quienes tanto le debe Latinoamericana: Fidel y Chávez.
Ambos mandatarios, motivados por el impacto generado en la población venezolana a raíz de la ampliación de los servicios de salud mediante la Misión Barrio Adentro, decidieron que era hora de pagar aún más la deuda social existente con los pobres de la región.
Luego, el 21 de agosto de 2005, durante el programa Aló Presidente número 231, se firmaba el Compromiso de Sandino para la intervención quirúrgica de 6 000 000 de latinoamericanos con problemas de visión a través de la Misión Milagro, en un lapso de 10 primaveras.
Casi 17 años han transcurrido ya y hoy, este programa humanitario ha echado raíces tan profundas que es uno de los servicios más demandados en Venezuela. Baste decir que, al cierre de mayo de 2021, los especialistas cubanos habían realizado 35 434 313 consultas de oftalmología.
Una cifra grande sin dudas, pero lo importante aquí no son los dígitos, sino la luz que regresa a los ojos para desterrar demonios. De esta forma se logra eventualmente la inclusión social de quienes en un momento determinado no podían trabajar, o valerse por sí mismos. Se logra así la satisfacción plena del hombre y su bienestar armónico.
Para la doctora cubana Eilint Segura Falcón, Asesora Nacional de la Misión Milagro en Venezuela, los resultados son muy alentadores, incluso en medio de la actual pandemia, cuando los protocolos sanitarios vigentes obligan a posponer muchos servicios de salud, se retomaron las operaciones de cataratas y otras patologías oculares.
“Hoy el país cuenta con 18 centros oftalmológicos y 21 posiciones quirúrgicas, lo que significa que en todos ellas se presta el servicio de oftalmología quirúrgica para el pueblo venezolano. Tanto las consultas como los medicamentos pre y pos operatorio se ofrecen de forma gratuita en un esfuerzo mancomunado de los Gobiernos de Cuba y Venezuela”, explica.
Con especialistas capacitados y mediante el empleo de tecnología de punta, se realizan cirugías tradicionales de cataratas y de pterigion, cirugía láser de cataratas, láser de retina, láser de glaucoma; así como otras intervenciones asociadas a los parpados, conjuntiva del ojo y conductos lagrimales.
“La población venezolana está muy agradecida con los especialistas cubanos que no han dejado de prestar el servicio ni siquiera en tiempos de coronavirus, a pesar del riesgo biológico que supone para el personal del salón estar tan cerca de la cara y la boca de un paciente”, refiere la Asesora.
No obstante, asegura, son muy rigurosos a la hora de implementar las medidas de bioseguridad, a fin de no detener la actividad, conscientes de la función social.
En 2020 la COVID 19 los obligó a interrumpir por algunos meses las operaciones quirúrgicas y aun así completaron con éxito unas 15 000. Ya en los primeros 5 meses de este año superan la cifra de 10 000 cirugías, sobre todo de cataratas y redoblan esfuerzos para recuperar el tiempo perdido.
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