- Un reciente informe mostraba que al menos 32 clínicas anunciaban curas con esta terapia
- Investigadores reunidos en Barcelona muestran su preocupación frente estos datos
- En el Congreso se han apuntado algunas soluciones para luchar contra este tipo de negocios
MADRID.- Los impresionantes avances en el campo de las células madre han permitido a los investigadores centrarse en muy poco tiempo en resolver la cuestión de cómo pasar de las pruebas de laboratorio a los ensayos con animales y, más adelante, con humanos. Sin embargo, este contexto ha generado un problema que la comunidad científica no sabe bien cómo resolver: el turismo médico.
Algunas terapias con células madre, como algunos tratamientos cutáneos u oculares, están mostrando eficacia dentro de ensayos clínicos multicéntricos. Otras, sólo han demostrado cierta eficacia en pequeños estudios y muchas apenas ha superado los exámenes del laboratorio. Esta circunstancia no reprime, sin embargo, el instinto lucrativo de algunos que no dudan en ofrecer curas milagrosas gracias a las células madre de dudosa eficacia.
“El problema es que hay muchos pacientes que están desesperados, que no tienen otra fuente de tratamiento, que deciden correr el riesgo de acudir a estas clínicas”, ha explicado Deepak Srivastava, director del Instituto Gladstone de Enfermedad Cardiovascular, durante una conferencia de prensa ofrecida por varios expertos en la materia durante la reunión anual de la Sociedad Internacional de Investigación con Células Madre (ISSCR) celebrada estos días en Barcelona.
El turismo de células madre “nos preocupa mucho”, ha expresado Edwin M. Horwitz, del Hospital Infantil de Filadelfia (Estados Unidos). “Por eso nos comprometemos a evitarlo y nos preguntamos qué podemos hacer para proteger a los pacientes”.
Ahora bien, ¿quién le pone puertas al campo? Existen varios problemas a la hora de controlar o regular este tipo de tratamientos. En primer lugar, los expertos desconocen la envergadura del fenómeno del turismo con células madre. Algunas revistas médicas han publicado con cuentagotas casos en los que un paciente ha sido víctima de un engaño y ha recibido una terapia inocua o, en el peor de los casos, nociva. Pero el volumen de información es escaso y poco fiable.
Los especialistas sólo reciben información de forma anecdótica de algunos de sus pacientes, no es posible realizar seguimiento alguno de aquellos que deciden someterse a estas terapias y las clínicas que los ofrecen no establecen retroalimentación, ni publican estadísticas. En ausencia de estos datos, es difícil tomar medidas, sentenciaban los expertos.
Posibles soluciones
Por otro lado, existe cierta confusión acerca de quién debe regular la investigación con células madre y cómo debe afrontar este fenómeno del turismo. “Las autoridades competentes no saben cómo tratar el problema. Los países no saben cómo avanzar en su regulación”, explica Anna Veiga, del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona. “Lo más importante –añade- es clarificar la situación”.
Los especialistas reunidos han coincidido en la dificultad de hacer desaparecer el turismo. Ni la ISSCR tiene competencia mundial para regularlo, ni la legislación de todos los países es la misma. El fondo de la cuestión, apuntan, no es una negativa categórica sino proporcionar a los pacientes la información y las herramientas necesarias para que ellos puedan tomar una buena decisión.
A través de guías clínicas, foros en los que cada individuo pueda referir sus experiencias, establecer preguntas básicas para hacer antes de someterse a una terapia de estas características… Pero también, “debemos avanzar rápidamente para poder ofrecer opciones terapéuticas a un mayor número de pacientes”. Así, menos personas optarían por prácticas no homologadas.
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El gobierno federal está creando una lista maestra para identificar cuáles células embrionarias son aptas para la investigación. Esta se realizará con fondos gubernamentales al haberse levantado las restricciones. El Instituto Nacional de Salud (NIH) manifestó que sólo financiaría los proyectos con células de embriones que de otro modo serían descartadas, y no con células creadas con el propósito de efectuar una investigación. Las normas emitidas responden a una pregunta fundamental: si los nuevos requisitos descalifican a muchas de las células madre creadas durante la última década. El NIH halló una solución negociada, señalando que las viejas cepas recibirán fondos del gobierno si los científicos pueden demostrar que responden a los principios de los nuevos patrones éticos. Todos ellos serán incluidos en una lista del NIH.
“Nos parece un criterio razonable para lograr el objetivo del presidente de lograr el progreso científico y a la vez sujetarse a los patrones éticos más rigurosos”, dijo el director interino del NIH, Raynard Kington. “Creemos que es necesario aplicar el buen juicio”, agregó. El funcionario no quiso hacer conjeturas acerca de cuántas de las cepas “viejas” serían aptas, pero los científicos aprobaron el cambio.
“Preveo que la mayoría de las cepas existentes se considerarán acordes con las normas éticas”, expresó el doctor Sean Morrison, director del Centro de Biología de las células madre de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos. “Con el tiempo, cientos de nuevas cepas de células madre estarán en condiciones de ser utilizadas”, expresó.
El experto precisó que lo que está en juego es el uso de las células madre embrionarias, que se pueden transformar en cualquier célula del organismo, con el objetivo de crear mejores tratamientos e incluso curas para una serie de afecciones, desde la enfermedad de Parkinson hasta la diabetes mellitus o lesiones de la columna vertebral.
Fuente: Washington, julio 7/2009 (AP)
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