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A principios de 2004 un equipo de científicos del Corea del Sur dirigido por Hwang Woo-suk anunciaba haber conseguido por primera vez en la historia la clonación con éxito de embriones humanos y el haber obtenido células madre de ellos, y en mayo del año siguiente volvían a dar el aldabonazo al anunciar que habían conseguido clonar células madre adaptadas a una persona determinada manipulando su contenido genético para hacerlas indistinguibles de las propias de la persona en cuestión.

Los dos anuncios provocaron muchísimo interés ya que la investigación con células madre, capaces a grandes rasgos de convertirse en cualquier otra célula del cuerpo, es un campo con gran promesa que algún día podría permitirnos conseguir tejidos e incluso órganos de reemplazo para aquellos que hayan fallado o que hayan sufrido algún daño.

El problema es que en diciembre de 2005 comenzaron a circular rumores de que los estudios podían haber sido falsificados, y pronto se confirmaba que habían sido un fraude total.

Esto le valió al profesor, que en algún momento llegó a hablar de una conspiración, perder su licencia de investigador, ser suspendido de empleo y sueldo, más tarde ser despedido de la Universidad de Seúl, y finalmente ser procesado en un juicio que comenzó en junio de 2006.

Ahora acaba de saberse que Hwang Woo-suk ha sido condenado a dos años de cárcel por malversar unos 470.000 euros y comprar óvulos humanos para sus experimentos, algo que las leyes de bioética del país no permiten, aunque no ingresará en esta al haberle sido conmutados por tres años bajo vigilancia al entender el tribunal que no deja de ser un experto en la clonación animal y que el dinero malversado por él se había destinado a asuntos relacionados con la investigación

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ISABEL F. LANTIGUA.elMundo.es

MADRID.- Sólo un 15% de los pulmones cedidos de forma altruista son aptos para trasplante. El resto de los órganos se rechaza debido a los daños que han sufrido durante el proceso de muerte cerebral o por las complicaciones relacionadas con el tratamiento administrado al paciente en la unidad de cuidados intensivos. Esa elevada tasa de problemas hace que la lista de personas a la espera de un trasplante de pulmón no baje.

En España, son 150 los pacientes que cada año están pendientes de una llamada que confirme que la operación puede realizarse. Para ellos, y para las centenares de personas que están en su misma situación en todo el mundo, un equipo de investigadores ha abierto una puerta de esperanza. Por primera vez, han conseguido restaurar unos pulmones y convertirlos en candidatos válidos para trasplante.

La llave de esta puerta es la terapia génica, que los científicos han probado con resultados muy prometedores en pulmones de cerdo y de humanos. «Hemos demostrado que es posible modificar genéticamente los pulmones fuera del organismo para que funcionen mejor una vez trasplantados. Esto es un gran avance, ya que en la actualidad en torno a un 85% de los órganos se rechaza por diversas anomalías. Con nuestra técnica se multiplicaría por tres el número de pulmones disponibles y, por tanto, el número de vidas salvadas», explica a SALUD el doctor Shaf Keshavjee, coordinador de la investigación y director del programa de trasplantes de pulmón de Toronto (Canadá).

La máquina

Keshavjee y su equipo han desarrollado, en el Centro de Medicina Regenerativa McEwen, adscrito al Hospital General de Toronto (Canadá), una técnica pionera que permite mantener los pulmones respirando en una cámara de cristal —un modelo ex vivo, fuera del cuerpo— a una temperatura similar a la del organismo humano (37ºC).

La maquinaria consiste en un sistema de perfusión que bombea continuamente una solución a base de oxígeno, proteínas y nutrientes a los pulmones dañados, extraídos de un paciente en muerte cerebral, estado que se requiere para cualquier donación de órganos. La muerte cerebral produce una reacción inflamatoria en el organismo, que incluye a los pulmones. Pero, mediante la perfusión y el empleo de la terapia génica, los órganos se restauran antes de ser trasplantados.

Para el experimento, que ha merecido la portada de la revista ‘Science’ Translational Medicine, los autores utilizaron 10 pulmones de cerdo y 10 de humanos. En ambos casos sometieron a todos los órganos al sistema de perfusión durante 12 horas y, después, cinco pulmones de cada grupo recibieron la terapia génica.

“Utilizamos un adenovirus (un virus al que le retiramos todos los genes) y le insertamos un gen beneficioso, en este caso el IL-10 o interleukina 10, una sustancia que reduce la inflamación y que frena la respuesta del sistema inmune, lo que disminuye las posibilidades de rechazo una vez realizado el injerto. Lo inyectamos en los pulmones mediante un broncoscopio”, indica el doctor Keshavjee. Cuando se trasplantaron los pulmones de cerdo a los animales receptores, aquellos que tenían el gen mostraron mejor funcionamiento.

“En el caso de los humanos, los órganos no se traplantaron, una de las limitaciones del estudio. Pero en la máquina ex vivo observamos que aquellos órganos con el gen IL-10 restituían su función y presentaban menos inflamación», señala el autor, quien destaca que «por primera vez hemos demostrado que esta técnica es útil”.

El siguiente paso será realizar los ensayos clínicos en humanos. Pero el director de trasplantes de Toronto está tan convencido de sus posibilidades que cree que “esta terapia génica para los pulmones debería ser una realidad clínica en un periodo de cinco años”.

“Todo lo que podamos hacer para prevenir el daño pulmonar, especialmente en las primeras y críticas 72 horas tras la cirugía, tendrá un impacto significativo en la supervivencia y la calidad de vida del paciente trasplantado”, añade Marcelo Cypel, cirujano del Hospital General de Toronto y otro de los autores de la investigación.

Aunque el número de personas en espera de un trasplante de pulmón va en aumento —pacientes con enfisema, fibrosis quística o fibrosis pulmonar idiopática, cuya única posibilidad de sobrevivir pasa por recibir un órgano nuevo—, la cifra de donaciones permanece estancada.

Por eso, a pesar de todas las objeciones que plantea la terapia génica —especialmente desde que a finales de los 90 falleciera un paciente que participaba en un ensayo con esta técnica—, para este caso concreto se presenta como una opción prometedora.

Oferta y demanda

Así lo considera Rafael Matesanz, coordinador de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), que explica a SALUD: “la técnica, en principio, es compleja y delicada pero factible como para acometer un ensayo clínico a medio plazo. La desproporción entre oferta y demanda en el caso del pulmón es lo suficientemente grande como para justificar correr los riesgos derivados de la introducción de una terapia génica con efectos secundarios potencialmente dañinos”.

Aunque en teoría sería aplicable también para otros órganos, Rafael Matesanz señala que, por ahora, la limitaría únicamente a los pulmones porque “hasta que no esté bien rodada, los riesgos de usarla en otros órganos excederían las posibles ventajas”. Además, “contamos con otros métodos para reducir la inflamación de los órganos candidatos al trasplante”.

En cuanto a la supervivencia de los trasplantados de pulmón, el coordinador de la ONT indica que según los últimos datos proporcionados por el registro de la Sociedad Internacional para el Trasplante de Corazón y Pulmón, la supervivencia al año de los injertos realizados entre los años 2000 y 2006 es del 81,4%, descendiendo al 66% a los tres años y al 50% a los cinco años tras la cirugía.

La mortalidad en lista de espera para los tres órganos vitales (pulmón, corazón e hígado) varía entre el 6% y el 8%, pero se mantiene desde hace años.

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La investigación con péptidos terapéuticos ha ido en franco aumento en los últimos cinco años y algunas de las técnicas más modernas, como la creación de redes de nanofibras, abren la puerta al desarrollo de la célula artificial con un amplio potencial en la medicina regenerativa.

Karla Islas Pieck. Barcelona – Miércoles, 28 de Octubre de 2009 – Actualizado a las 00:00h.

El desarrollo de la ingeniería de péptidos terapéuticos está generando muchas expectativas en los últimos años, sobre todo en el campo de la medicina regenerativa.

La posibilidad de crear redes de nanofibras formadas por proteínas anfifílicas en el laboratorio abre la puerta a posibles estrategias para conseguir la reparación del daño de la médula espinal o de estimular la angiogénesis después de un evento cerebrovascular, ademas de que pone sobre la mesa la posibilidad de desarrollar una célula artificial, según ha quedado de manifiesto en el Congreso Barcelona BioMed sobre Ingeniería de Péptidos, organizado por el Instituto de Investigación Biomédica (IRB-Barcelona) y la Fundación BBVA.

El equipo de investigadores que dirige Samuel Stupp, director del Instituto de BioNanotecnología Médica de la Universidad Northwestern, en Estados Unidos, ha conseguido promover la elongación de los axones por medio de nanofibras de autoensamblado en ratones con lesión en la médula espinal, en los que se pudo conseguir que recuperaran parte de la movilidad de las extremidades inferiores después del tratamiento. La intención es poder trasladar estos hallazgos a ensayos clínicos en los próximos dos años.

Las nanofibras, que están elaboradas a base de péptidos, también se están probando para el tratamiento de enfermedades del sistema nervioso central como el Parkinson y el Alzheimer. En concreto, un estudio realizado en este mismo centro norteamericano ha logrado mejorar los síntomas y alargar la vida en modelos de ratones parkinsonianos.

Una de las líneas más novedosas de este grupo de trabajo es el diseño y desarrollo de células artificiales por medio de los mecanismos de autoensamblaje de estas proteínas, pero de momento no cuentan con resultados definitivos.

Otras líneas de estudio
Durante el congreso también se han abordado los últimos hallazgos sobre la capacidad de los péptidos como vehículo para la liberación controlada de fármacos. Joel Schneider, de la Universidad de Delaware, en Estados Unidos, ha explicado los detalles de un nuevo biomaterial peptídico que ha desarrollado en su laboratorio y que al inyectarse cambia su consistencia de gel viscoso y se vuelve rígido al contacto con una herida.

Este hidrogel tiene un gran potencial de aplicaciones, desde la liberación controlada de antibióticos para curar una herida abierta o cerrar el paso a infecciones, a enviar un cargamento de células para reparar un tejido dañado.

Los organizadores de esta edición de Barcelona BioMed son Ernest Giralt, del IRB-Barcelona, y Claudio Toniolo, de la Universidad de Padua, en Italia.

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Iris de Armas Padrino

Desde el 2004, cuando Cuba introdujo la medicina regenerativa o implante de células madre, han sido beneficiados más de 600 pacientes, con resultados favorables, anunció el doctor Porfirio Hernández, Coordinador del Grupo Nacional de la especialidad.Tales implantes, obtenidos de la médula ósea o sangre periférica, se han utilizado en varias afecciones, entre ellas en el tratamiento de la insuficiencia arterial crónica, destacó.

El también vicedirector de investigaciones del Instituto de Hematología e Inmunología (IHI) precisó que en los enfermos con lesiones isquémicas muy graves se disminuyó el índice de amputación de miembros inferiores en casi el 80% de los pacientes que requerían la mutilación.

Este proceder en la especialidad de angiología se lleva a cabo con éxito en Pinar del Río, Ciudad de La Habana, Matanzas, Villa Clara, Cienfuegos y Holguín.

Cuba figura entre los pocos países en aplicar el tratamiento con células madre con resultados alentadores en pacientes claudicantes, que presentaban dolores en la marcha (150 metros), y la mejoría es de casi el 85%.

Asimismo, el implante de células madre adultas también ha demostrado su valía en afecciones cardiovasculares, y en la ortopedia y traumatología en fracturas óseas, necrosis de los huesos de la cadera y cabeza del fémur, y en los linfedemas de miembros inferiores, destacó Hernández.

Se emplea en la oftalmología en el pterigium y lesiones de la córnea, en la periodontitis (encías) y se trabaja en la aplicación en el sistema nervioso central, en pacientes con traumatismos raquimedulares, con lesiones en la médula espinal. Próximamente iniciarán el tratamiento con células madre en la artritis de rodilla, anunció el experto.

Hernández significó que en Cuba las células madre adultas se usan para regenerar tejidos, y son obtenidas de la médula ósea, a partir de la experiencia en trasplantes de dicha sustancia, iniciados en 1985, en enfermedades malignas. El doctor encomió los avances científicos en este campo, los cuales demuestran que las células madre adultas no sólo regeneran en el propio tejido, sino también son capaces de formar otros, puntualizó.

 

 

 

 

 

 

(AIN)

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La última semana de septiembre, en la Cumbre Mundial de Células Madre, en Baltimore, la doctora Jennifer Elisseeff, de la Universidad de Johns Hopkins, describió un método para reparar los tejidos de los pacientes que se ha demostrado cada vez más exitoso. Se trata de usar una malla de un polímero biodegradable impregnado en nutrientes, que actúa como un señuelo para atraer a las células madre que genera el propio organismo. Estas se agrupan en la zona dañada y reconstruyen el tejido. Es decir, si falta cartílago en una articulación afectada por la artrosis, las células madre se acumularán ahí y producirán nuevo cartílago. Si un hueso se fractura, las células madre lo reparan en forma acelerada. En un infarto cardíaco, se recupera el tejido muerto y este órgano se mantendrá saludable por mucho tiempo. El éxito de estas pruebas llevaron al Departamento de Defensa de EE.UU. a financiar por otros cinco años las investigaciones.

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ZARAGOZA, 15 Oct. (EUROPA PRESS) –

   EBERS Medical Technology, una spin off de la Universidad de Zaragoza especializada en investigación en medicina regenerativa ha sido distinguida con el Premio Emprendedores 2009, otorgado por la Fundación Everis.

   El objetivo de este premio es fomentar el espíritu emprendedor en el ámbito universitario y científico español e impulsar el salto al mundo empresarial de proyectos de investigación con valor comercial. EBERS es una spin-off constituida en junio de 2009 y surgida del Grupo de Mecánica Estructural y Modelado de Materiales del Instituto de Investigación en Ingeniería en Aragón (I3A) de la Universidad de Zaragoza.

   Está integrada por Pedro Moreo y Víctor Alastrué y su trabajo se centra en la fabricación de equipos de laboratorio para medicina regenerativa, en concreto, el desarrollo de bio-reactores con aplicación en el campo de la ingeniería de tejidos que permiten regenerar in vitro tejidos a partir de células del propio paciente.

   Hasta el momento, la tecnología desarrollada por EBERS se utiliza en el ámbito de la investigación, donde se ha conseguido obtener huesos y vasos sanguíneos. En un futuro se podrán generar otros tejidos como cartílagos, córneas, tendones o ligamentos y pasar a utilizarse en tratamientos con pacientes.

   La ventaja de esta técnica, según los responsables de la empresa, es que al desarrollarse a partir de células del propio paciente que va a recibir el transplante, el tejido generado no produce ningún rechazo.

   La Fundación Everis nació en 2001 en España con el fin de cooperar con la sociedad desarrollando el capital humano y difundiendo el conocimiento sobre tecnologías de la información y sus aplicaciones para la empresa a través de la educación, la enseñanza, la formación, la investigación y el reciclaje profesional.

   Anualmente, la institución entrega el premio Ensayo, dotado con 24.000 euros y el premio Emprendedores, que con 60.000 euros facilita la financiación de proyectos empresariales con claros matices de innovación, viabilidad y beneficio para la sociedad. Los beneficiarios de las actividades de la Fundación son las universidades, los centros de investigación y desarrollo, tanto públicos como privados, así como los profesionales de la tecnología, en todos los ámbitos.

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Científicos usan etiquetas de color para diferenciar las células en el corazón

El grupo, encabezado por Ibrahim Domian, del Centro de Investigaciones Cardiovasculares del Hospital General de Massachusetts, usó “etiquetas” rojas y verdes de identificación de las células.

Según el estudio publicado en la revista Science, el sistema permitió a los científicos aislar las células madre o progenitoras que exclusivamente se convierten en músculo ventricular y que fueron usadas luego para crear el tejido del “latido cardíaco” en los ratones.

Kenneth R. Chien, director del Centro de Investigaciones Cardiovasculares de Massachusetts, autor principal del estudio, señaló que este es un importante paso de la biología de las células madre del corazón a la medicina cardiovascular regenerativa.

“Esta combinación de tejido creado especialmente y la biología de las células madre haría posible que se aislen las células progenitoras de un paciente para una enfermedad específica”, señalaron los científicos en su informe.

Según explicaron, el corazón de un mamífero está formado por una gran variedad de células musculares y no musculares que se desarrollan a partir de dos conjuntos diferentes de células progenitoras.

La identificación precisa de estas células y el proceso que las lleva a desarrollar los ventrículos es crucial para entender cómo se desarrolla el corazón, añaden.

Eso sería importante en el desarrollo de terapias regenerativas, como por ejemplo un infarto de miocardio.

En el estudio, los científicos identificaron mediante las etiquetas de color los grupos celulares que se diferenciaban en el desarrollo embrionario.

Ese tipo de identificación permitiría impulsar las células para que formen un músculo cardíaco fuerte que, hipotéticamente, podría funcionar en un corazón enfermo, explicaron.

Para otros científicos que no participaron en el estudio la investigación constituye un importante paso en los esfuerzos por conseguir lo que califican como “células funcionales” para su uso en la terapia cardíaca.

“En los últimos cinco años hemos logrado un importante paso para guiar a las células madre a convertirse en el tipo de células que se desee”, indico Deepak Srivastava, director del Instituto Gladstone de Enfermedades Cardiovasculares de la Universidad de California.

Este nuevo trabajo ha iniciado la tarea de crear nuevas células para el corazón y “aunque todavía estamos muy lejos de eso, es un pequeño primer paso hacia ese objetivo”, añadió.

No obstante, Srivastava advirtió que son muchos los problemas que hay que resolver antes de pensar en la terapia regenerativa basada en las células madre cardíacas.

“No sólo se necesitarán células suficientes para reparar el tejido. También habrá que aplicarlas a un paciente de forma que se integran al músculo cardíaco, contrayéndose al mismo tiempo y contribuyendo al trabajo del corazón”, indicó.

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Un total de 14 expertos mundiales en el campo de las células madre y el cáncer participarán entre mañana y el viernes en el VIII simposio anual del Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona, una cita que servirá para presentar los últimos avances en la materia.

Entre los especialistas se encuentra Elaine Fuchs, del Rockefeller Institute de Nueva York –especialista en células madre de la piel–, John Dick, de la University of Toronto –descubridor de las células madre del cáncer–, Robert Weinberg, del Whitehead Institute de Cambridge –descubridor de los primeros oncogenes y genes supresores en humanos– y Gerard Evan, de la University of California –descubridor de la relación entre oncogenes y muerte celular.

El evento, que se celebrará en el auditorio del Parque de Investigación Biomédica de Barcelona, está organizado por los investigadores del programa de Diferenciación y Cáncer del CRG, Thomas Graf, Luciano Di Croce, Salvador Aznar-Benitah y Bill Keyes.

El simposio girará alrededor de los últimos avances en el estudio de los mecanismos por los que las células madres son capaces de multiplicarse y dar lugar a nuevas células que se diferencian y especializan, además de la relación entre estos mecanismos y el desarrollo de células cancerígenas.

Para ello, la organización está dividida en tres sesiones centrales: células madre, diferenciación celular y cáncer

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