Diseñan un riñón de laboratorio que produce orina en ratones
A grandes rasgos, este tipo de órganos son el resultado de un proceso que, seguramente resulta más sencillo de explicar que de llevar a cabo: los investigadores ‘lavan’ un órgano de cadáver (un riñón de ratón en este caso) en un detergente que elimina completamente cualquier rastro de las células de su propietario, dejando únicamente una especie de armazón: un cartílago acelular con forma de riñón.
Como explica el equipo de Harald Otto en las páginas de ‘Nature Medicine’, a continuación se colocan en dicho ‘andamio’ células madre (tanto fetales como procedentes de tejidos humanos). En el caso de la investigación de Otto, al cabo de sólo 12 días, dichas células se habían multiplicado hasta cubrir completamente todos los recovecos renales.
Los científicos probaron en primer lugar el funcionamiento de dicho órgano artificial en un bioreactor en el laboratorio, haciendo pasar por sus conductos fluidos, como lo harían a través de un riñón real.
Otto y su equipo observaron que el órgano era capaz de generar una orina rudimentaria, lo que demostraba que era plenamente funcional. Así que, a continuación, se animaron a injertar el riñón en ratones con daño renal severo.
Órganos más complejos
Aunque con una función reducida en comparación con un órgano sano, el riñón de laboratorio cumplió su función una vez trasplantado al organismo de los roedores.
Paolo Macchiarini, cirujano del Instituto Karolinska de Suecia (y que ya implantó una tráquea por este sistema en Barcelona), es cauto a la hora de valorar los resultados y, sobre todo, al hablar de su traslación a pacientes con fallo renal severo. “Es un avance desde el punto de vista de la investigación, es un órgano más; pero no va a cambiar nada para los pacientes”, explica a ELMUNDO.es desde EEUU.
En primer lugar, señala, porque Otto empleó para repoblar el andamiaje células de origen fetal, algo que suscitaría muchas dudas desde el punto de vista ético en el caso de querer intentar lo mismo con un riñón humano. Además, añade, “no se ha estudiado suficientemente la biomecánica, por lo que no sabemos cuánto tiempo van a funcionar los riñones injertados en los ratones”.
Macchiarini es también crítico con el uso de un modelo de ratón que, genéticamente, está diseñado para no generar rechazo; cuando uno de los objetivos de esta técnica es, precisamente, comprobar si los pacientes -algún día- podrían ahorrarse la medicación antirrechazo que ahora sí es necesaria tras un trasplante de donante. “Con este tipo de ratón, esto no se ha podido comprobar”, apunta.
Otros órganos
No es la primera vez que un laboratorio logra crear con éxito un ‘órgano descelularizado'; sin embargo, se trata probablemente de uno de los más complejos que se ha implantado en un ser vivo hasta ahora.
En humanos, la medicina regenerativa ha trasplantado con éxito vejigas, tráqueas y venas diseñadas con este mismo procedimiento, con el que se trabaja también para llegar algún día a crear órganos más complejos, como los propios riñones, hígados, pulmones o un corazón.
Los científicos son conscientes de que este tipo de órganos, con un funcionamiento mucho más complejo que una ‘simple’ tráquea, supondrá un reto mucho mayor a la hora de trasladarlo a humanos. “Aunque hay muchos laboratorios de todo el mundo trabajando en esta bioingeniería de tejidos, es cierto que estos serán los más complejos de culminar”, señala Anthony Atala, director del Instituto de Medicina Regenerativa de Wake Forest (en Carolina del Norte, EEUU).
En este sentido, Atala, pionero en este campo (donde lleva más de 20 años trabajando), asegura a ELMUNDO.es que la seguridad deberá ser rigurosamente evaluada antes de que estas ‘biocreaciones’ puedan trasplantarse sin riesgo en personas. En EEUU, añade, será la agencia del medicamento (FDA, según sus siglas en inglés), “quien determine qué tratamientos están listos para ser evaluados en humanos y qué tipo de pacientes pueden participar en los estudios”.
En el caso del riñón, como el propio Otto admite en su trabajo, habrá que seguir trabajando en los protocolos para obtener la mejor fuente de células madre para repoblar el armazón y mejorar la función del órgano resultante