Más anticuerpos y menos quimioterapia para trasplantes de médula en menores

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El uso de anticuerpos en lugar de altas dosis de quimioterapia puede reducir los efectos tóxicos a corto y largo plazo relacionados con los trasplantes de médula ósea con células madre en niños, y garantizar mayores tasas de éxito.
Así lo argumenta el doctor Persis Amrolia, del Hospital Infantil Great Ormond Street de Londres, en un artículo que publica la revista The Lancet, en el que recomienda lo que define como un régimen de acondicionamiento de baja intensidad para preparar a los menores que van a recibir un trasplante de estas características.
Los niños con inmunodeficiencias primarias sufren defectos genéticos en sus sistemas inmunitarios que les convierten en altamente vulnerables ante las infecciones y otras complicaciones, y sin un trasplante de médula la mayoría están condenados a morir.
Los trasplantes con células madre son la solución para curar a estos menores, cuya preparación tradicional para la operación incluye tratamientos de quimioterapia y radioterapia -a veces ambos combinados- para prevenir el rechazo del trasplante.
Estos tratamientos pueden producir daños graves en el hígado, el estómago y los pulmones del paciente, así como problemas de crecimiento e infertilidad en el futuro.
La mortalidad como resultado de estas técnicas de preparación es especialmente alta entre los bebés menores de un año y entre los menores que ya sufren problemas hepáticos o respiratorios, según el estudio realizado en el citado hospital infantil de Londres.
El Great Ormond Street ya lleva una década preparando a los niños que van a recibir un trasplante de médula con una quimioterapia menos agresiva, pero ahora ha confirmado con los buenos resultados de los llamados “anticuerpos monoclonales” para limpiar la médula del enfermo y crear un espacio seguro para las células del donante.
Esta técnica emplea anticuerpos que invaden únicamente las moléculas CD45 y CD52 -responsables del rechazo del organismo al trasplante- y que no afectan a otros tejidos del cuerpo del paciente, lo que permite también evitar los efectos tóxicos de la quimioterapia.
Según se explica en la revista The Lancet, el nuevo tratamiento fue aplicado en 16 niños que estaban demasiado enfermos para ser sometidos a un trasplante de médula clásico, con una media de edad de 11 meses, y el resultado fue muy prometedor.
Solo se registraron dos casos de alta toxicidad en los pacientes, y el malestar y la pérdida de pelo asociada a las altas dosis de quimioterapia no aparecieron con los anticuerpos monoclonales.
El daño en hígado, estómago y pulmones fue mucho menor que con el tratamiento clásico, y los pacientes se recuperaron dos veces más rápido que los tratados con radio o quimioterapia.
Tres años después del tratamiento preparatorio con anticuerpos y del posterior trasplante, 13 de los 16 pacientes tratados (el 81%) seguían con vida, habían superado su enfermedad, y se espera que vivan con normalidad en el futuro.
Amrolia señaló que “al tratarse de un acercamiento experimental, solo lo empleamos en los niños más enfermos, en aquellos que consideramos que no resistiría un trasplante con quimioterapia”.
“Teniendo en cuenta lo enfermos que estos niños estaban antes del trasplante, los resultados son sorprendentes”, dijo el doctor, quien precisó que de momento “este enfoque probablemente no es lo suficientemente sólido para permitir el trasplante en pacientes con otras enfermedades genéticas o con leucemia”.
El desafío -añadió- es ahora desarrollar técnicas similares para tratar estas enfermedades.
The Lancet: http://www.thelancet.com

Fuente: Londres, septiembre  2/2009 (EFE) Editores:
Lic. Edita Pamias González
Lic. Mónica Vega Botana
Lic. Aleida Figueroa Silverio
Lic. Heidy Ramírez Vázquez
Lic. Ada B. Ruiz Jhones
Lic. Sandra Rodríguez García

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