Esta sección mostrará algunos trabajos que puedan ser útiles a nuestros facultativos por su interés práctico o teórico.
Adiponectin and Hypertension in Normal-Weight and Obese Children
Por: Paolo Brambilla, Laura Antolini, Maria E. Street, Marco Giussani, Sara Galbiati, Maria Grazia Valsecchi, Andrea Stella, Gian Vincenzo Zuccotti, Sergio Bernasconi y Simonetta Genovesi. Oxford Journals Medicine American Journal of Hypertension Volume 26, Issue 2, Pp. 257-264.
Adiponectin (AD) reduces the risk of hypertension because of its anti-inflammatory, antiatherogenic, and insulin-sensitizing properties. The study described here was done to evaluate the interrelationships of AD, blood pressure (BP), obesity, body-fat distribution, puberty, and insulin resistance in a selected group of children. In childhood, serum levels of AD are inversely related to hypertension. This relationship is partly independent of obesity, fat distribution, and insulin resistance. Low values of AD in both OB and NW children are associated with a higher probability of hypertension. [actualiazada: 4 de febrero de 2013]
Población obesa sube de 16 a 60% en quince años en Dominicana
El 60 por ciento de la población dominicana presenta actualmente problemas de obesidad lo que representa un alto riesgo para desarrollar diabetes.
La advertencia fue hecha ayer por el cardiólogo Rafael Pichardo, director de investigación del Instituto de Cardiología; la directora del Seguro Nacional de Salud (SENASA), Altagracia Guzmán Marcelino; y la presidenta de la Sociedad Dominicana de Endocrinología, Yanet Velez, durante una rueda de prensa.
Guzmán Marcelino dijo que a principios de este año SENASA presentó los resultados del estudio “Factores de Riesgo Cardiovascular y Síndrome Metabólico en la Republica Dominicana (EFRICARD II), realizado por la Dirección de Instituto de Cardiología.
El estudio reveló que 29 de cada 100 mujeres y 21 de cada 100 hombres dominicanos padecen de obesidad general, obesidad visceral, grasa en la sangre y colesterol malo, debido a una alimentación inadecuada.
En la actividad también se anunció la realización de una caminata, organizada por SENASA, por motivo del Día Mundial de Lucha contra la Diabetes, que se celebrara el 14 del presente mes.
La marcha se realizará el próximo domingo en el Jardín Botánico Nacional, a las 9:00 de la mañana, y participarán actores del Sistema Dominicano de Seguridad Social, autoridades del Ministerio de Salud Publica, las sociedades dominicanas de Endocrinología y Diabetología, el Instituto de Cardiología, además de deportistas y comunicadores.
(Fuente: página listindiario.com.do – publicada el 09 de noviembre 2012)
Esta sección mostrará algunos trabajos que puedan ser útiles a nuestros facultativos por su interés práctico o teórico.
Por: Helen L. MacLaughlin, Pantelis A. Sarafidis, Sharlene A. Greenwood, Katrina L. Campbell, Wendy L. Hall y Iain C. Macdougall.
La eficacia de los programas basados en el estilo de vida de pérdida de peso en pacientes obesos con enfermedad crónica no ha sido ampliamente estudiada. Este estudio examinó la efectividad de un programa de control de peso (WMP), y trató de determinar los factores asociados con la pérdida de peso con éxito en pacientes obesos con enfermedad renal crónica (ERC).
La pérdida significativa de peso se logró, lo que demuestra la eficacia de la leche entera en polvo y el cumplimiento de una pérdida de peso programa estructurado mejor y PA sistólica.
Obesidad e hipertensión arterial en la infancia.
La obesidad está alcanzando porcentajes epidémicos tanto en los países desarrollados como en los emergentes o en vías de desarrollo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de mil millones de individuos sufren sobrepeso en el mundo, de los cuales casi trescientos millones pueden ser considerados obesos.
En la actualidad la evidencia científica y epidemiológica demuestra e identifica al sobrepeso y la obesidad como factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas denominadas “no transmisibles”, tales como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus tipo II, la dislipemia, etc.
Un aspecto últimamente estudiado es la relación que cabe entre sobrepeso, obesidad e hipertensión arterial fundamentalmente en edades tempranas de la vida como la niñez y la adolescencia, donde la prevalencia de las mismas en este grupo etáreo en particular se incrementa progresiva y paralelamente al aumento de las puntuaciones del índice de masa corporal. Por lo tanto, la hipertensión arterial es ya una realidad constatable hasta en un 30% de los niños obesos.
Precisamente en los últimos años se demostró que la presencia de los factores de riesgo mencionados en la niñez ya se asocian a cambios ateroscleróticos en la pared de los vasos arteriales y en este sentido la OMS llamó la atención acerca de la importancia de la medición rutinaria de la presión arterial, la talla y el peso en niños y adolescentes para la detección temprana de la hipertensión arterial y la obesidad.
La clasificación del “Fourth Report on the Diagnosis, Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure in Children and Adolescents” (considera presión arterial normal alta a lecturas reiteradas entre valores comprendidos en los percentilos 90 y 95 para edad y sexo, e hipertensión arterial a valores iguales o superiores al percentilo 95 en al menos tres visitas consecutivas.
Aunque la incidencia general de hipertensión arterial en niños es baja, en número creciente son hoy identificados como portadores de factores de riesgo genéticos ó metabólicos para desarrollar futura hipertensión arterial, lo que hace necesario que estos factores de riesgo sean conocidos y manejados por el médico a temprana edad, para aplicar medidas cuando todavía el niño está normotenso, previniendo la aparición de hipertensión arterial o finalmente retardándola lo más posible. Véase el trabajo publicado.
Resulta entonces de fundamental interés conocer la prevalencia de la misma como así también la relación con otros factores de riesgo cardiovascular en este grupo etáreo, para establecer una óptima estrategia preventiva y terapéutica tal como queda demostrado en el trabajo publicado en este volumen de la Revista de la Federación Argentina de Cardiología: “Hipertensión Arterial y su asociación con variables antropométricas en adolescentes escolarizados de la ciudad de Salta”, donde precisamente se describe la estrecha relación entre hipertensión arterial y la obesidad infantil.
(Fuente: Revista Argentina de Cardiología)
Sobre una báscula, la humanidad pesaría 287 millones de toneladas, de las que 15 millones son de sobrepeso. Lo afirma un estudio de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de la universidad de Londres. Es como si hubiera 242 millones de personas más en el mundo, anota el texto. Y también hay que alimentarlas.
La obesidad es una epidemia y el quinto factor de muerte en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Los kilos de más son una cuestión de salud, pero también social, dicen los investigadores. Las personas con sobrepeso necesitan más cantidad de energía para moverse. Eso significa más comida. “Todo el arroz, los cereales o la carne que EE UU emplea en alimentar su gordura podría sustentar a 22 millones de personas al día”, explica David Prieto-Merino, coautor del estudio junto a otros cinco expertos. El dato en todo el mundo asciende a 111 millones de personas que podrían comer de lo que ahora consumen de más los adultos con un índice de masa corporal superior a 25, para mantener (que no aumentar) su sobrepeso.
La investigación, con datos de 2005 —los más fiables disponibles, según los autores— y recién publicado, muestra que ese peso extra no está uniformemente repartido. Los países ricos son los más gordos, mientras que los pobres tienen serias dificultades para cubrir sus necesidades nutricionales. Según sus cálculos, 12 norteamericanos adultos pesan una tonelada (81 kilogramos de media), mientras que harían falta 17 asiáticos para llegar a esa cantidad (59 kilos).
“La lucha contra la gordura puede ser crucial para la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ecológica”, escriben los autores. Tanto como el crecimiento poblacional, añaden. El pasado octubre la cantidad de habitantes sobre el planeta alcanzó los 7.000 millones. La ONU estima que en 2050 habrá 2.300 millones más. Lo que ha avivado el debate de si habrá recursos suficientes para sustentar a tanta gente. Los autores del informe apuntan la necesidad de considerar también la variable de la masa corporal cuando se estudian las implicaciones ecológicas del aumento de la población. El sobrepeso incrementa la demanda de alimentos. Si todo el mundo pesara lo mismo que la media norteamericana (81 kilos), sería como si hubiera 500 millones de personas más sobre la tierra en términos de consumo de comestibles. Y esa parece ser la tendencia. “Nuestro cuerpo está genéticamente programado para comer todo lo que podamos. Pero, con los avances tecnológicos, ahora no gastamos esa energía”, dice Prieto-Merino.
El experto añade: “Si dejáramos de consumir más de lo que necesitamos, esa comida podría ir a países donde no se cubren las necesidades alimenticias”. “La producción mundial de alimentos daría para comer a toda la población, pero el acceso es desigual”, añade Amador Gómez, director técnico de Acción Contra el Hambre. “Es un contrasentido que una parte del mundo se muera de sobrepeso y otra de desnutrición”, zanja.
Pero la solución no es fácil. “Haría falta una adaptación muy fuerte para vencer nuestra tendencia genética a comer todo lo que disponemos”, explica Prieto-Merino. Por eso propone un estilo de vida más activo, para quemar energía. Para Gómez, “la estrategia de fondo es la erradicación de la pobreza”, que mejoraría la posibilidad de acceso a los alimentos de las naciones que ahora no pueden competir en el mercado. La situación actual está lejos de alcanzar ese equilibro de fuerzas. “Si producimos demasiado lo tiramos antes que mandarlo a países pobres para que no bajen los precios. Es la perversión total”, denuncia Prieto-Merino. Un informe del Parlamento Europeo el pasado febrero confirma que el derroche de comida es una realidad: los europeos desperdiciamos 89 millones de toneladas al año de productos que serían comestibles. Aunque no lo relaciona con estrategias de mercado.
Los países ricos estamos más gordos y desperdiciamos más. El crecimiento descontrolado de la población es más propio de los países pobres. Todo amenaza la sostenibilidad del planeta. Por eso la comunidad científica ha querido llevar este tema a la Cumbre de Río+20. En un documento rubricado por Global Network of Science Academies (IAP), que engloba a 105 academias de todo el mundo, se alerta por primera vez de los riesgos del consumo voraz en el primer mundo y de la falta de control demográfico, sobre todo en las naciones en vías de desarrollo.
(Fuente: London School of Hygiene &Tropical Medicine-EL PAÍS)
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